De tomadura de pelo se podría calificar la concesión de la prórroga que la Comunidad de Madrid ha concedido a la empresa Taurodelta.
Entra dentro de la lógica que el señor Martínez Uranga la solicite porque la plaza es fuente de ingresos inagotable. A la venta de entradas habría que sumar los derechos de televisión, beneficios de la venta de bebida y derecho de alguna marca a comercializarse en exclusiva, visitas guiadas a la plaza, conciertos, partidos de tenis, espectáculos de motos, recortes y un largo etcétera. Por contra resulta que los gastos se reducen cada año sin mayor remisión, este año se han ahorrado las dos tardes de José Tomás, una de Ponce, una de Cayetano, dos de Diego Ventura, además de otras dos de El Fundi, que fue sustituido por toreros que no cobran lo que el fuenlabreño.
Mientras tanto los que mantenemos la plaza, los aficionados, seguimos cabreados e impotentes ante tal situación. El ganado va a menos, si en toda la temporada pasada se devolvieron 22 animales, en lo que va de año hemos contemplado 31 devoluciones que no fueron más del doble porque en el palco tenemos a unos presidentes obsoletos y caducos que no se sabe bien a quién defienden. El encierro más encastado que se ha visto en los últimos años en Madrid, la novillada del Septiembre pasado de Moreno Silva, fue “premiada” con la asistencia fuera de San Isidro y en día laborable para que asistieran al festejo el menor número de aficionados posible. Los novilleros que han tenido que bailar con la más fea, Valentín Mingo, o los que han sacrificado su labor ofreciendo al aficionado una bella suerte de varas, José Carlos Venegas, han sido “premiados” con la no inclusión en San Isidro o en el ciclo novilleril de Julio.
Sus nuevos proyectos han sido un fracaso total, en una plaza que debería ser referente en toda España han montado una especia de Operación Triunfo de novilleros. Es loable que cada uno se gane el pan como pueda pero la primera plaza del mundo debe ser un lugar en el que venir a demostrar la experiencia adquirida en otras plazas de menor entidad. No ha lugar pensar que puede ser una plataforma de lanzamiento para toreros o novilleros porque el ganado que sale por chiqueros en la temporada veraniega es infumable y, más que una oportunidad, se puede convertir en el suicidio para los que lo intentan, casos muy conocidos son el de Luis de Pauloba o Torres Jerez, buenos toreros que se han estrellado contra infumables encierros.
Tampoco parece que los empleados de la plaza estén de acuerdo con la empresa, son ya varias las ocasiones en que han mostrado su descontento contra esta forma de proceder. Los gestos están a la vista de todo el mundo, menos personal en las taquillas justo antes del comienzo de los festejos y reducción del personal en gradas y andanadas durante el ciclo de novilladas nocturnas.
El ideal de la empresa sería que Las Ventas desapareciera como plaza de temporada, una vez subsanados los pequeños parches por donde pueden perder algo de dinero, sólo quedarían los más que rentables ciclos isidril y otoñal y el invento del Aniversario. Contrariamente a “lo que mandan los cánones”, los veladores de la afición no están cumpliendo con su cometido. El director gerente del Consejo Taurino, el señor Gómez Ballesteros, lleva toda la temporada acudiendo a tertulias radiofónicas defendiendo a capa y espada la gestión de Taurodelta. Y me pregunto yo, ¿quién es este señor, pagado por todos, para defender a una empresa privada que está atentando contra la ética taurina del buen hacer?
Sólo queda decir una cosa: ¡Fuera Taurodelta! y ¡Dimisión del Consejo de Asuntos Taurinos!
J.Carlos.
Entra dentro de la lógica que el señor Martínez Uranga la solicite porque la plaza es fuente de ingresos inagotable. A la venta de entradas habría que sumar los derechos de televisión, beneficios de la venta de bebida y derecho de alguna marca a comercializarse en exclusiva, visitas guiadas a la plaza, conciertos, partidos de tenis, espectáculos de motos, recortes y un largo etcétera. Por contra resulta que los gastos se reducen cada año sin mayor remisión, este año se han ahorrado las dos tardes de José Tomás, una de Ponce, una de Cayetano, dos de Diego Ventura, además de otras dos de El Fundi, que fue sustituido por toreros que no cobran lo que el fuenlabreño.
Mientras tanto los que mantenemos la plaza, los aficionados, seguimos cabreados e impotentes ante tal situación. El ganado va a menos, si en toda la temporada pasada se devolvieron 22 animales, en lo que va de año hemos contemplado 31 devoluciones que no fueron más del doble porque en el palco tenemos a unos presidentes obsoletos y caducos que no se sabe bien a quién defienden. El encierro más encastado que se ha visto en los últimos años en Madrid, la novillada del Septiembre pasado de Moreno Silva, fue “premiada” con la asistencia fuera de San Isidro y en día laborable para que asistieran al festejo el menor número de aficionados posible. Los novilleros que han tenido que bailar con la más fea, Valentín Mingo, o los que han sacrificado su labor ofreciendo al aficionado una bella suerte de varas, José Carlos Venegas, han sido “premiados” con la no inclusión en San Isidro o en el ciclo novilleril de Julio.
Sus nuevos proyectos han sido un fracaso total, en una plaza que debería ser referente en toda España han montado una especia de Operación Triunfo de novilleros. Es loable que cada uno se gane el pan como pueda pero la primera plaza del mundo debe ser un lugar en el que venir a demostrar la experiencia adquirida en otras plazas de menor entidad. No ha lugar pensar que puede ser una plataforma de lanzamiento para toreros o novilleros porque el ganado que sale por chiqueros en la temporada veraniega es infumable y, más que una oportunidad, se puede convertir en el suicidio para los que lo intentan, casos muy conocidos son el de Luis de Pauloba o Torres Jerez, buenos toreros que se han estrellado contra infumables encierros.
Tampoco parece que los empleados de la plaza estén de acuerdo con la empresa, son ya varias las ocasiones en que han mostrado su descontento contra esta forma de proceder. Los gestos están a la vista de todo el mundo, menos personal en las taquillas justo antes del comienzo de los festejos y reducción del personal en gradas y andanadas durante el ciclo de novilladas nocturnas.
El ideal de la empresa sería que Las Ventas desapareciera como plaza de temporada, una vez subsanados los pequeños parches por donde pueden perder algo de dinero, sólo quedarían los más que rentables ciclos isidril y otoñal y el invento del Aniversario. Contrariamente a “lo que mandan los cánones”, los veladores de la afición no están cumpliendo con su cometido. El director gerente del Consejo Taurino, el señor Gómez Ballesteros, lleva toda la temporada acudiendo a tertulias radiofónicas defendiendo a capa y espada la gestión de Taurodelta. Y me pregunto yo, ¿quién es este señor, pagado por todos, para defender a una empresa privada que está atentando contra la ética taurina del buen hacer?
Sólo queda decir una cosa: ¡Fuera Taurodelta! y ¡Dimisión del Consejo de Asuntos Taurinos!
J.Carlos.
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