Foto: las-ventas.com
Madrid. Plaza de toros de
Las Ventas.
29 de marzo de 2015.
Primera de la temporada. Domingo de Ramos
Toros de Partido de
Resina, Adolfo Martín, Cebada Gago, José Escolar, Adolfo Martín (bis) y Palha
para:
-
Iván Fandiño: silencio, silencio,
silencio, pitos tras aviso, silencio y pitos.
Entrada: Lleno de “No hay
Billetes”
Nota:
Al finalizar el paseíllo se guardó un
minuto de silencio por las víctimas del accidente aéreo de los Alpes. Fandiño
se vio obligado a saludar tras el paseíllo, recibiendo una fortísima ovación.
Ovacionado el picador
Israel de Pedro por su tercio de varas al cuarto. También aplaudido Rafael
Agudo. Se desmonteraron los banderilleros Roberto Martín “Jarocho”, Javier
Ambel y Victor Manuel Martínez en la lidia del cuarto.
Los
toros lidiados en la encerrona:
·
Primero. Partido de
Resina. “Medallito II”, nº 24 cárdeno de 484 kilos. (Pitos)
Ovación tremenda de salida. Imposible ser más guapo.
Serio, cuajado y entipado. Flojo y descastado, debió ser devuelto a corrales.
·
Segundo. Adolfo Martín. “Azafato”
nº 24 cárdeno de 483 kilos (División)
Palmas de salida. Muy serio y con mucha cara,
empujando con un pitón en varas y sin llegar a cumplir en la segunda, breve. No
anduvo sobrado de fuerzas. Embestidor, humillador y no aprovechado.
·
Tercero. Cebada Gago. “Primillo”
nº 7 melocotón de 470 kilos (Pitos)
Otro toro precioso de lámina. Manso y aquerenciado,
de embestida descompuesta y bajo de casta.
·
Cuarto. José Escolar. “Curioso
I” nº 11 cárdeno de 562 kilos (Ovación)
Leves palmas de salida. Cuajado, muy largo y de
hechuras perfectas. Pronto y acometiendo en una buena primera vara, y
arrancándose desde los medios aunque no acabando de cumplir en la segunda.
Encastado y con mucho que tocar.
·
Quinto. Sobrero de Adolfo.
“Malagueño” nº 14 cárdeno de 488 kilos (División)
Sale como sobrero, tapado por la cara y con hocico
de rata. Encastado y de poco recorrido. No quiso verlo Fandiño.
·
Sexto. Palha. “Bonito” nº
149 negro de 525 kilos (Pitos)
Mal presentado y con un pitón dañado. Pronto y con
acometividad en tres entradas al caballo, sin empujar en el peto. Acaba rajado
en la primera tanda de muleta. Descastado y sin fondo.
Se le hizo un mundo a Iván, un tren al que nunca
llegó a subir, con dudas, muchas dudas, y un final que nadie deseaba. Bronca de
despedida a un torero que apostó por el aficionado, por la diversidad de
encastes y por la revolución del toreo. Una bronca que duele y daña la imagen
del vasco, que ni apareció por Madrid en el Domingo de Ramos. Olvidó lo poco
aprendido en el campo, o quizás no tuvo la preparación suficiente para plantear
a cada toro lo que necesitaba, porque ante estas apuestas las ideas y la teoría
deben estar muy ligadas. Una vez pasado a la práctica uno debe tener corazón y
ganas, algo que no ha mostrado Fandiño en ninguno de sus seis toros. La garra,
valentía y arrojo que tantas tardes le hemos visto en Madrid hoy no ha
aparecido, y es justo decirlo. La ilusión que llevábamos algunos tras leer sus
palabras de vida o muerte se diluyó a medida que avanzaba la tarde. Iván no
reaccionaba, y el ogro venteño acabó comiéndose al león.
Era una apuesta seria, de torero valiente. Una
corrida que levantó la mayor expectación que se recuerda en un mes de marzo en
Madrid. Los comercios, restaurantes y bares de la zona se desbordaban
literalmente ante la marea de gente, aficionada a los toros, que discurría
desde horas matinales por la zona de Ventas. Eran las diez y cuarto cuando se
acababan las entradas para el tan solicitado sorteo de por la mañana. Seis
toros ya conocidos por todos en las redes sociales, que atraían a miles de
personas a la capital, venidos de todos los puntos de España e incluso Francia.
Seis toros que se convertían por una vez en mucho tiempo en protagonistas
íntegros del espectáculo. Medallito, Azafato, Primillo, Curioso, Garduño y
Bonito, que sustituía a última hora a Camarito, del que espero recibir noticias
pronto. Esa fue, es y será la grandeza de esta fiesta.
A las 6 en punto se colgaba el cartel de “No hay
Billetes”, algo que muy pocos imaginaban meses atrás. El ambiente era un
espectáculo y la ovación atronadora al aparecer el de Orduña fue de las que guardas
para siempre. La gente en pie expresaba mediante palmas las ganas de ver este
tipo de gestos, la petición de 24.000 personas por la defensa de la diversidad
de encastes, la lucha contra el monopolio Domecq y la hombría de aquellos
toreros que no hacen ascos a nada. Madrid quiere toro y el lleno fue el
manifiesto más real y objetivo que podría haber. Minuto de silencio por las
víctimas del accidente aéreo de los Alpes, interrumpido en varias ocasiones por
energúmenos puestos hasta el culo, que no mostraron el respeto que merecía ese
pequeño pero bonito homenaje a los fallecidos. Y de nuevo ovación para sacar a
saludar a Iván, con toda una plaza en pie, rindiéndose al héroe que se
enfrentaba a seis bestias, guste o no.
Salía en primer lugar el guapo y armónico toro de Partido de Resina, antiguo Pablo
Romero. Medallito portaba dos leños que quitaban el sentido a más de uno.
Comenzó entonces a tambalear de lado a lado, con las manos excesivamente
abiertas, y con una muestra de falta de fuerzas. Las protestas comenzaban a
sonar en los tendidos, que aunque no lo crean dejan a un lado sus preferencias
ganaderas. Cuidó Iván las embestidas del cornúpeta, que se deslizó con clase
por momentos al natural, sin ligazón y con claras intenciones de buscar la
colocación. Falló a aceros y recibió silencio, mientras que el bello animal se
iba entre pitos.
El segundo fue un toro con posibilidades de
triunfo. Veleto, ligero de carnes, bajo y herrado con el hierro de Adolfo. Bueno el recibo capotero,
excesivamente metido en tablas, de donde le costó salir en toda la tarde al
vasco. Se gustó en el galleo, llevando el toro al peto, donde empujó con el
pitón izquierdo, sin llegar a cumplir. Se deslizó bien en la brega y apostó
Fandiño brindando al público, sin pensárselo un solo minuto. Con la diestra
comenzaría, sin probaturas, con una tanda jaleada y emocionante, en línea y
llevando bien al animal. Sería este el punto clave de la faena, cuando opta por
cerrar al toro más al tercio, sin ninguna explicación. Fue entonces cuando
llegaron los enganchones, el agobio por encimismo y la falta de acople entre
ambos. Acabó apagándose el de Adolfo y diluyéndose sin atacar Iván, quien tuvo
en este segundo la oportunidad de lujo para convencer y creer.
Cebada saldría en tercer lugar,
abanto y aquerenciado, sin apretar en varas y con embestidas desiguales. Se
defendió con la cara alta en banderillas y llegó con uniformidad a la muleta
del vasco, que no supo como meter mano a Primillo. De nuevo terrenos no
favorables, sin una faena clara, con pases sin sentido y excusas que empezaban
a cansar al tendido, que comenzaba a hacer sonar los primeros pitos.
“Curioso” levantaría la tarde en la suerte de
varas, con dos arrancadas firmes y por derecho, apretando bien en la primera y acudiendo
al peto desde los mismos medios en la segunda vara, con un espléndido Israel de
Pedro. Es cierto que no llegó a empujar en esta segunda, pero el ver acudir a
un toro desde esa distancia bien vale una entrada. Es de agradecer a Iván que
nos dejara ver los toros en el caballo, dando siempre sitio y ventajas, algo
que gustó y mucho a la plaza, que se puso en pie para despedir a Israel, que
formó un auténtico alboroto. Iría en aumento con la lidia de Javier Ambel, que
vuelve a mostrar la grandeza que tienen sus muñecas. Jaleado como una verónica
fue ese tercer lance, corrido hacia atrás y totalmente mandado, para abrir y
alargar la embestida alegre del Escolar.
Saludaron todos al finalizar el tercio, en lo que fue la mejor lidia de la
tarde.
Curioso no fue fácil, y Fandiño de nuevo no escogió
los terrenos que pedía el animal, al que creo no llegamos a ver en la muleta.
Cerrado en terrenos del seis, perpendicular a tablas por momentos, al hilo y de
nuevo muy encima del toro. La gente se impacientaba y el resultado no llegaba.
Cada vez se veía un Fandiño más apático e inseguro, frio y endeble. Una
contradicción de lo que todos conocemos.
El Victorino
sería devuelto por lastimarse los cuartos traseros tras un emotivo y bravo
encuentro con el caballo. Qué manera de meter riñones, y que fijeza en el peto.
En su lugar salió un novillete con mucho cuerno de Adolfo, tapado por dos leños muy astifinos. Malagueño apretó en el
saludo capotero y medio cumplió en varas, para llegar con fuerza y casta a la
muleta insegura del de Orduña. Completamente perdido y ya si, fuera de la
corrida, abrevió sin sacarle ningún provecho, tras ver como se quedaba corto
por ambos pitones. La faceta lidiadora de Iván quedaba bajo sospecha y
Malagueño se iba sin ser sometido entre una nueva división.
Por último cerró Palha, con algún sonido de viento desaprobando su presencia. Basto,
de poca cara y feas hechuras. Pronto y veloz en el peto, sin emplearse, y
rajado y apagado en la muleta. Desastroso planteamiento de Fandiño, que estaba
pensando ya como abandonar la plaza, sin poder alguno, con pasos de retroceso y
sin seguridad en lo que estaba haciendo, que ni él mismo se lo creía. Tampoco
atinaría con la espada.
Abandonó la plaza con una fuerte división en los
tendidos. Por un lado los que no valoraron el esfuerzo y el mérito de la
cita, y por otro los que a pesar del malísimo resultado, creyeron conveniente
el agradecer el gesto, sin necesidad alguna, que había creado. Recordemos que
él ha conseguido congregar fuera de feria a más de 24.000 personas en una plaza
de toros, dando el protagonismo que merece el animal bravo. Quedémonos con la
parte positiva de todo esto, el ambiente insólito que se ha vivido en Madrid y
demos un voto de confianza al que sabemos debe estar tirándose de los pelos. Le
ha venido muy grande la encerrona, como ya le pasó a toreros como Abellán o
Talavante, pero no olvidemos el propósito y objetivo de esta fecha.
Un
saludo
Borja
González
1 comentario:
Muy de acuerdo con la crónica excepto con el párrafo final. Yo fui de los pité a Iván mientras a mi alrededor muchos le aplaudían y me miraban de mala manera, pero mis razones tengo. El gesto no tiene calificativo. No se le puede poner un pero. Sin embargo el torero no tuvo predisposición. La plaza estaba hasta la bandera. Gente joven como nunca. Expectación máxima. Y el dolor que yo tenía y veía en la gente que había pagado por ver algo que iba a ser histórico y se quedó en nada me mataba. Me arrancó el alma la tarde ayer. Lo que parecía que iba a hacer afición hizo desafición para muchos que iban a conocer aquello que apuntaba alto y se quedó en nada.
En lo que se refiere a la crónica estoy muy de acuerdo. Al segundo de la tarde se le podía haber hecho más. El toro transmitía. En la primera serie de muleta el público está metido, pero Fandiño apagó al toro y le agotó, y la faena quedó en nada. El cuarto fue el que mejor lidia permitía. Tampoco lo supo aprovechar. La gente loca en varas. Y nada. Cero otra vez. El quinto apuntaba a ser el mejor sólo por cómo apretó en el caballo. Pero se rompió. Y el de Palha ni trapío ni presencia de ningún tipo. Qué pitones. Cual novillo en mi pueblo.
En mu opinión lo que le faltó a Iván fue predisposición. Me explico. Aunque si bien hay muchas diferencias por el tipo de ganaderías y encaste quiero mencionar la encerrona goyesca en Las Ventas de José Miguel Arroyo en 1996. Recuerdo a los comentaristas antes de la corrida avisando de que Joselito les había dicho que se fuesen aprendiendo lances del Cossío. La tarde era mucho más fea que la ayer. Con mucho aire. Lluvia. Sol. Tiempo cambiante. Pero qué manera de salir a por todas. Qué manera de ponerse delante de los toros. En el segundo toro ya tenía abierta la Puerta Grande. Qué forma de ponerse delante de los animales. Pies planteados. Riñones metidos. Cargando la suerte en todo momento. Siempre de frente. A lo que voy es que al igual que las ganaderías no son comparables en una y otra encerrona, la de Joselito tenía otras dificultades. La meteorología, incluso un último toro muy peligroso al que le pusieron banderillas de fuego. Ayer era una tarde perfecta para torear. Buena temperatura.sin viento. Y no vi al torero por encima de ningún toro en ningún momento. Si al menos hubiese podido con ellos... pero no fue así. Se me viene a la cabeza una faena de Dámaso González a un Samuel Flores al que el Maestro no le llegaba a la hocico. Una representación perfecta de cómo un hombre puede ser superior a un toro. De lo que es decir "aquí estoy yo".
Quizá mi desilusión fue muy grande porque iba con muchas ganas. O porque escuchando las declaraciones que el propio Iván había hecho me esperaba algo más por su parte. En ningún momento estuvo a la altura. Todo le vino grande. Estos toros son otra cosa. No se les torea como a esas ovejitas de encaste Domecq. Y hay que tener eso en mente. En tardes como ayer echo de menos a toreros como Ruiz Miguel. Apuesto que se hubiese comido a esos toros. Si no es por una es por otra. Si no me puedo lucir al menos demuestro que estoy por encima de lo que me han presentado delante.
Sin más, ¡un saludo!
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