Fotos: Rullot
Tres fueron los novilleros que destacaron en la
primera feria fuerte de la temporada. Valadez, Marín y Varea mostraron
credenciales suficientes como para apostar por ellos. Cada uno con su propio
concepto del toreo, pausados, templados y con condiciones suficientes como para
apostar por su futuro.
Las novilladas de Gibaja y Parralejo, bien
presentadas, crearon interés a una afición que no se dejó ver por la plaza.
Fuerte, seria y correosa resultó la de Gibaja, con varios novillos encastados y
con mucho que hacer. La del Parralejo, en cambió, desilusionó a los que la esperábamos,
por floja, descastada y aburrida. Nos perdimos esos novillos con picante y gran
condición, en la que fue sin duda su peor novillada.
Varea se haría con el premio al
mejor novillero tras cortas las dos orejas del sexto de una floja novillada del
Parralejo. Faena templadísima y elegante del castellonense, sin apenas
enganchones ni tirones bruscos, toda ella despaciosa y vertical. Dos orejas que
muestran la evolución tremenda de este torero en el último año, con un capote
sólido y personal, del que destacó una gran media. Con la muleta se le ve tremendamente
firme y sobre todo templado. La estocada entera y el tirón de los paisanos le
valió las dos orejas.
Menos opciones tuvo con el tercero de la tarde,
apagado y totalmente inválido.
Se le atisba futuro a Varea, aunque sigue dejándome
frio. Y es que en el mundo del toro, o te llega o no te llega.
Ginés Marín cortó una del quinto y
perfectamente pudo arrancar otra del manso y grandón segundo bis, de no ser por
la escasa petición que tuvo la faena, quien sabe si premeditada por los
autobuseros levantinos.
Firme y profesional con el sobrero, un Parralejo
grandón y manso, que no puso las cosas fáciles al gaditano. Y es que a pesar de
la clase de los novillos se esperaba mucho más de la novillada de Pepe Moya,
excesivamente blanda y bobalicona, propicia para el triunfo y salvada por la
buena condición de primero y sexto.
Cortaría la oreja del quinto, otro flojo y
descastado novillo, al que le faltó oxigeno y casta para tirar hacia delante.
La nobleza y el buen trato de Ginés, quien por momentos se abandonó en
derechazos, hizo que la faena fuera a más, por el gusto y sentimiento que puso
Marín en cada uno de sus muletazos. Estupendos los naturales y preciosos los
remates por bajo. Se sintió el torero y lo sentimos los aficionados. Una pena
el poco motor que tuvieron sus oponentes, ya que rebajaron la faena a un mero
trámite.
Por última Leo
Valadez, gran sorpresa de la feria sin ninguna duda. Presentación con
picadores en una plaza de primera y faenón al encastado sexto de la tarde. Un
auténtico recital de toreo fresco y natural, sin alardes ni retorcimientos,
asentado y con una izquierda que va a dar muchísimo que hablar. Faena para mi
de dos, aunque finalmente quedó en una. Variado de capote, voluntarioso y fácil
en banderillas y con un concepto puro y encajado con la muleta. Ojo al mexicano
porque puede dar guerra. Sin duda una gran noticia para los hidrocálidos.
Espada, Climent y Expósito, quienes completaban
los carteles, no pasaron de voluntariosos.
En la interesante y seria novillada de Gibaja
pudimos ver a un Espada distante, frio y sin el sitio que le vimos en su
presentación en Madrid. La voltereta tremenda en el saludo del cuarto le dejó
totalmente ido para su faena de muleta, meritoria y castigada con un terrible
viento. Climent cortaría la oreja más pobre de la feria, pedida por sus
paisanos, quienes bajo mi punto de vista no hacen un gran favor. Y Expósito
tuvo un lote para poner la plaza patas arriba. Dos novillos dulces y
bobalicones, carretones para empalagar a la mismísima Valencia. No estuvo bien,
para que negarlo.
Esto fue todo lo que sucedió en las dos
novilladas, mal colocadas, de la feria de Fallas.
Un ciclo pobre que pone su fin con el cabreo de
más de uno. Impresentables las corridas, impuestas por el monoencaste, que de
nuevo vuelve a dejar claro que no siempre embiste. La falta de casta y fuerza
ha predominado en todo el ciclo, la sospechas en los pitones han sido más que
evidentes y el aburrimiento y falta de emoción tarde tras tarde no hay más que
verlo. Que se lo haga ver el productor porque las excusas ya se van acabando.
Ni un toro bravo y completo, aunque nos quieran
pintar el bobalicón y noble Cuvillo fue meritorio de vuelta al ruedo, ni una
suerte de varas en condiciones… una auténtica “papanata” de toreo moderno, toro
chico y billete grande. Un tentadero de salida a lo que espera en esta
temporada, de la que pocos puertos serán de 1ª categoría.
Por
su parte la Diputación a fallado sus premios:
-
Triunfador de la Feria: El Juli
-
Mejor faena: Morante de la Puebla
-
Mejor estocada: Sebastián Castella
-
Mejor toreo de capa: Daniel Luque
-
Mejor rejoneador: Andy Cartagena
-
Mejor novillero: Varea
-
Ganadería triunfadora: Desierto
-
Mejor toro: “Juncoso” de Nuñez del
Cuvillo
-
Mejor brega: Carretero
-
Mejor par de banderillas: Trujillo
-
Mejor picador: Desierto (y no me
extraña, no hemos visto un puyazo en toda la feria)
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