domingo, 22 de marzo de 2015

Varea, Ginés y Valadez, los tres novilleros de la feria. (Resumen final de Fallas)



    Fotos: Rullot


Tres fueron los novilleros que destacaron en la primera feria fuerte de la temporada. Valadez, Marín y Varea mostraron credenciales suficientes como para apostar por ellos. Cada uno con su propio concepto del toreo, pausados, templados y con condiciones suficientes como para apostar por su futuro.

Las novilladas de Gibaja y Parralejo, bien presentadas, crearon interés a una afición que no se dejó ver por la plaza. Fuerte, seria y correosa resultó la de Gibaja, con varios novillos encastados y con mucho que hacer. La del Parralejo, en cambió, desilusionó a los que la esperábamos, por floja, descastada y aburrida. Nos perdimos esos novillos con picante y gran condición, en la que fue sin duda su peor novillada.

Varea se haría con el premio al mejor novillero tras cortas las dos orejas del sexto de una floja novillada del Parralejo. Faena templadísima y elegante del castellonense, sin apenas enganchones ni tirones bruscos, toda ella despaciosa y vertical. Dos orejas que muestran la evolución tremenda de este torero en el último año, con un capote sólido y personal, del que destacó una gran media. Con la muleta se le ve tremendamente firme y sobre todo templado. La estocada entera y el tirón de los paisanos le valió las dos orejas.
Menos opciones tuvo con el tercero de la tarde, apagado y totalmente inválido.
Se le atisba futuro a Varea, aunque sigue dejándome frio. Y es que en el mundo del toro, o te llega o no te llega.

Ginés Marín cortó una del quinto y perfectamente pudo arrancar otra del manso y grandón segundo bis, de no ser por la escasa petición que tuvo la faena, quien sabe si premeditada por los autobuseros levantinos.




Firme y profesional con el sobrero, un Parralejo grandón y manso, que no puso las cosas fáciles al gaditano. Y es que a pesar de la clase de los novillos se esperaba mucho más de la novillada de Pepe Moya, excesivamente blanda y bobalicona, propicia para el triunfo y salvada por la buena condición de primero y sexto.
Cortaría la oreja del quinto, otro flojo y descastado novillo, al que le faltó oxigeno y casta para tirar hacia delante. La nobleza y el buen trato de Ginés, quien por momentos se abandonó en derechazos, hizo que la faena fuera a más, por el gusto y sentimiento que puso Marín en cada uno de sus muletazos. Estupendos los naturales y preciosos los remates por bajo. Se sintió el torero y lo sentimos los aficionados. Una pena el poco motor que tuvieron sus oponentes, ya que rebajaron la faena a un mero trámite.

Por última Leo Valadez, gran sorpresa de la feria sin ninguna duda. Presentación con picadores en una plaza de primera y faenón al encastado sexto de la tarde. Un auténtico recital de toreo fresco y natural, sin alardes ni retorcimientos, asentado y con una izquierda que va a dar muchísimo que hablar. Faena para mi de dos, aunque finalmente quedó en una. Variado de capote, voluntarioso y fácil en banderillas y con un concepto puro y encajado con la muleta. Ojo al mexicano porque puede dar guerra. Sin duda una gran noticia para los hidrocálidos.




Espada, Climent y Expósito, quienes completaban los carteles, no pasaron de voluntariosos.
En la interesante y seria novillada de Gibaja pudimos ver a un Espada distante, frio y sin el sitio que le vimos en su presentación en Madrid. La voltereta tremenda en el saludo del cuarto le dejó totalmente ido para su faena de muleta, meritoria y castigada con un terrible viento. Climent cortaría la oreja más pobre de la feria, pedida por sus paisanos, quienes bajo mi punto de vista no hacen un gran favor. Y Expósito tuvo un lote para poner la plaza patas arriba. Dos novillos dulces y bobalicones, carretones para empalagar a la mismísima Valencia. No estuvo bien, para que negarlo.

Esto fue todo lo que sucedió en las dos novilladas, mal colocadas, de la feria de Fallas.
Un ciclo pobre que pone su fin con el cabreo de más de uno. Impresentables las corridas, impuestas por el monoencaste, que de nuevo vuelve a dejar claro que no siempre embiste. La falta de casta y fuerza ha predominado en todo el ciclo, la sospechas en los pitones han sido más que evidentes y el aburrimiento y falta de emoción tarde tras tarde no hay más que verlo. Que se lo haga ver el productor porque las excusas ya se van acabando.

Ni un toro bravo y completo, aunque nos quieran pintar el bobalicón y noble Cuvillo fue meritorio de vuelta al ruedo, ni una suerte de varas en condiciones… una auténtica “papanata” de toreo moderno, toro chico y billete grande. Un tentadero de salida a lo que espera en esta temporada, de la que pocos puertos serán de 1ª categoría.



Por su parte la Diputación a fallado sus premios:
-       Triunfador de la Feria: El Juli
-       Mejor faena: Morante de la Puebla
-       Mejor estocada: Sebastián Castella
-       Mejor toreo de capa: Daniel Luque
-       Mejor rejoneador: Andy Cartagena
-       Mejor novillero: Varea
-       Ganadería triunfadora: Desierto
-       Mejor toro: “Juncoso” de Nuñez del Cuvillo
-       Mejor brega: Carretero
-       Mejor par de banderillas: Trujillo

-       Mejor picador: Desierto (y no me extraña, no hemos visto un puyazo en toda la feria)




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