martes, 17 de marzo de 2015

TRAGICOMEDIA FALLERA (Crónica de 4ª Fallas 2015)



Foto: Arjona

El Soro cumplió el sueño en un espectáculo de emociones y aires festivos. 25 años de alternativa para Ponce y nuevo K.O de Juan Pedro en Valencia.


Plaza de toros de Valencia. Feria de Fallas.
Cuarta de abono. 16 de marzo de 2015.
Toros de Juan Pedro Domecq (3º bis) para:
-       Vicente Ruiz “El Soro”: oreja y dos vueltas tras petición.
-       Enrique Ponce: oreja tras aviso y saludos.
-       José María Manzanares: silencio tras aviso y ovación tras petición.
Entrada: Lleno

Notas de interés:
-       El Soro llegó en calesa desde el hotel.
-       El festejo comenzó cinco minutos tarde tras el retraso de los diestros.
-       Entrega de una placa a Enrique Ponce por sus 25 años de alternativa.
-       Los tres toreros saludaron antes de lidiar sus toros.
-       Al finalizar el festejo el Soro fue paseado a hombros aún no teniendo las dos orejas.

Los toros de Juan Pedro Domecq no merecen el más mínimo sitio en esta crónica. Todos ellos por debajo de la presentación que merece una plaza de primera. Inválidos, descastados y nulos para la tauromaquia. Preocupante que ante un torero cojo y sin condiciones físicas no haya habido ningún percance. Eso da muestra del tipo de toro que estamos criando y la peligrosidad de los mismos. De auténtica vergüenza.

Antes de comenzar mostrar mi respeto y admiración ante un hombre que tras tantas adversidades ha logrado su propósito de vestirse de luces en su plaza de Valencia, pero aportar que esto debe quedar como algo aislado, y que para estos actos existen festivales, que no corridas de toros, que permiten saltarse a la torera cosas que una corrida nunca debería perder, la seriedad e integridad en todo lo que suceda.

No era una corrida cualquiera, eso era sabido por todos los que hoy presenciábamos esta histórica y festivalera tarde de fallas, en la que el Soro volvió a congregar al público más disparatado. Un continuo chiste de jadeos y comedia con el beneplácito de un tendido al que bien poco le importó el toro, protagonista que hoy quedó en quinto plano, pasando totalmente desapercibido por el coso cada vez más perdido de Xativa.

El Soro desataba la locura de los tendidos con innumerables gestos de entrega y descontrol. Una sinrazón que se apoderó del veterano ya desde el mismo paseíllo, con aires de alegría y seguridad, fiesta y descontrol, y que se acentuaría más adelante con el fácil control de la escena ante el bomboncito de Juan Pedro, colaborador y bonachón desde que salió por toriles, como maquinado o quién sabe si manipulado por un tercero, para no molestar ni lo más mínimo a un Soro que con agallas y nulo sentido del toreo puso en pie a sus condicionales. Animoso saludo capotero, meritorio e increíble tercio de banderillas y totalmente penoso con la franela, sin poder ni mando, pero con la alegría y creencia suficiente como para permanecer en pie. Oreja cariñosa de un público que le esperó en todo momento.

Con el cuarto cambiaron las cosas. Animal más ofensivo, encastado en su justa medida y con movilidad suficiente como para desarmar los ideales de aquellos que veían en Soro un torero de futuro. Se fue sin pensarlo y con silla en mano a la puerta de chiqueros, entre el asombro de algunos y el pánico de muchos otros. Cojones tiene el señor y ganas de llamar la atención también, imposible negarlo. Como de mérito y carácter fueron los dos pares de banderillas, dando ventajas al toro, para luego reunir, es cierto, a toro pasado. Montoliú fue el invitado a la fiesta de ese tercer par. Y si torero y añejo fue el recibo muletero en el tercio, desastroso y acongojado fue el trasteo por ambas manos. Un sinfín de trapazos inseguros, con cero acople y poca serenidad, estando constantemente a merced del toro, y recibiendo una voltereta horrenda en la suerte suprema, de la que se salvó de milagro. El resultado fue satisfecho para él, a pesar de no haber cortado esa oreja que pidieron sus paisanos, que vieron como llevó por bandera, nunca mejor dicho, la patria de su tierra. Vuelta en hombros y tres vértebras fracturadas para estar unos meses de baja. Espero que esto quede aquí y que la temeridad no llegue a algo peor. No podemos permitir que la tauromaquia quede en esto.

Ponce y Manzanares fueron participes de esta charlotada, porque en todo momento esto no debió pasar de un mero festival. Cómplices por tanto de esta gatada del señor Juan Pedro, impresentable para plaza de primera y totalmente podrida en cuanto a condición. Un desfile de inválidos, con caras lavadas y terciadas, de irreparable fuerza y con menos violencia que el pobre Papa. Un sinfín de borregos, que causaron el bostezo de más de uno. Pues bien, a lo tonto cobraron y nos la colaron.

Y que me explique alguien qué manera es esta de que un señor con la categoría de Ponce celebre sus 25 aniversario. ¿Quién fue el lamentable que preparo este circo para conmemorar una historia tan presente como la del maestro de Chiva? ¿Se puede hacer y planear peor? Porque sus dos oponentes fueron auténticas vergüenzas. Si desclasado por malo fue el primero, borreguil y chochón fue el segundo, ambos rematados tras aseadas faenas de horribles bajonazos. Incomprensible el tanto que se apuntó en el primero, cortándole la oreja.

Manzanares, vestido de luto, tuvo la “hombría” de pegarse el arrimón con el vergonzoso sobrero jabonero, animalejo vacio y flojo, que permaneció en el ruedo baboseando y reculando ante la estampa del bello, quien no anduvo fino con los aceros. Algo más se movió el sexto, colorado y simple de estampa, de condición boyante y nulo fondo. Derechazos lineales y descargados, y de nuevo pésima mano izquierda del alicantino, que sigue sin superar sus errores. Se fue sin premio de su querida Valencia.

Y a todo esto Curro Javier sopló dos pares de aúpa a este sexto, entre la indiferencia del público, que ni se dignó a hacerle saludar. Ahí es donde se contempla la afición tan grande que tuvo en el día la afición valenciana.

Esto fue todo en la tan esperada vuelta del Soro en Valencia. Una tarde de emociones y desvergüenzas, y con una cosa clara, el toro de las figuras es capaz de no desbancar ni a una persona con movilidad reducida. Ese es el toro que estamos creando y defendiendo. Y ahora que me digan qué argumentos doy yo a un antitaurino después de ver como un toro muestra esa indiferencia y nobleza ante un hombre inválido. ¿Dónde quedará esa teoría de la lucha de tú a tú entre una fiera y un hombre valiente? ¿Dónde queda entonces el poder y la dificultad de un torero con un mísero trapo? Piensen argumentos porque esto se nos va de las manos.

Un saludo
Borja González.








1 comentario:

Anónimo dijo...

La defensa de las figuras que,irá hacer en forma córporea la viuda.
El Soro limitado como está los dejó con sus verguenzas al aire.
Corripe.