lunes, 3 de junio de 2013

Una tarde de TOROS (Crónica 22ª de San Isidro)







Madrid. Plaza de toros de las Ventas.
Feria de San Isidro 2013. 22ª de abono.
Toros de Adolfo Martín para:
-       Antonio Ferrera: saludos y una oreja.
-       Javier Castaño: silencio y vuelta al ruedo.
-       Alberto Aguilar: saludos y silencio tras aviso.
Entrada: Lleno
Ovación para Tito Sandoval. Se desmonteraron Adalid, Galán y Sanchez (Cuadrilla de Castaño)

Los toros de Adolfo Martín:
·         Primero. “Malagueño” Nº 29 Cárdeno de 583 kilos.
(Flojo y algo soso, con exigencias en la muleta) PALMAS
·         Segundo. “ Sevillanito” Nº 112 Cárdeno de 521 kilos.
(Flojo y descastado. Poco fondo y sin entrega) PITOS
·         Tercero. “Aviadorito” Nº 96 Cárdeno de 541 kilos.
(Encastado y con buen pitón izquierdo. Le faltó romper) SILENCIO
·         Cuarto. “Baratillo” Nº 106 Cárdeno de 517 kilos.
(Bravo, encastado, exigente y buen toro. Ahogado en la muleta) OVACIÓN
·         Quinto. “Repollito” Nº 60 Cárdeno de 554 kilos.
(Encastado y peligroso, orientado y deslucido) SILENCIO
·         Sexto. “Marinero” Nº 7 Cárdeno claro de 554 kilos.
(Palmas de salida. Buen toro, bravo, encastado y noble en muleta) OVACIÓN


Tarde muy interesante y de muchísimos contenidos para contar. Por fin una corrida de TOROS, bien presentada, encastada y bien lidiada por los diestros, de la que destacaron dos grandes y buenos toros de Adolfo, los lidiados en cuarto y sexto lugar.

Ferrera volvió a demostrar que está en el mejor momento de su carrera, y volvió a gustar en la plaza que tanto le ha exigido.
Anduvo muy bien con su primero, un adolfo grandón y complicado para estar delante de él. Lo recibió bien de capote y quiso lucirlo en el caballo, donde realizó una pelea más bien mala y con la cara alta. Llegó entonces, y tras un tercio de banderillas bastante discreto, una faena asentada, de oficio y entendimiento, de colocación y verdad, sintiéndose torero y valorada por absolutamente toda la plaza. Logró algún muletazo destacado, de uno en uno, cruzándose y enseñando los muslos, como los buenos toreros. Tras una estocada hasta la bola salió a saludar una atronadora ovación.

Con el cuarto estuvo tremendamente bien en la lidia, con un saludo capotero muy emocionante, debido a las fortísimas embestidas de Baratillo, que planeó de lo lindo por ambos pitones, con fuerza y bravura, queriendose comer las telas. Tuvo muchísima intensidad la brega a este animal, fiero y encastado, muy en albaserrada, cornivuelto y cuajado. Un señor toro.
Me hubiera gustado ver al toro en manos de otro picador, creo que se hubiera lucido muchísimo más el animal, que fue dañado en el segundo encuentro, empotrado con todo un muro, ya que no quiso darle los pechos el castoreño ¿Miedo? Seguro.
No me gustó tanto Ferrera con los palos, excesivos recortes y tiempos muertos que a mi parecer no vinieron bien al toro, más siendo de este encaste. Esos cortes lo único que provocan es el acortamiento y el aprendizaje en las embestidas del cornúpeta.
Tampoco me gustó el planteamiento de faena que tuvo Antonio, con excesivas cercanías, ahogando la embestida del que para mi es uno de los toros de la feria. Aún asi dejó algún muletazo corrido y templado, con una embestida extraordinaria, humillada y entregada de este Baratillo. La gente pidió sitio pero Ferrera no lo concedió, queriendo cercanías, para adormilar asi la fiereza del bicho. La oreja fue protestada ya que podría haber sacado más partido del adolfo en el último tercio.

Aún asi hay que agradecer la disposición y lo torero que estuvo toda la tarde, ejerciendo como director de lidia de forma extraordinaria, atento a los quites, mandando a los peones, colocando a los toros… un lujo, vaya.

Castaño se llevó en primer lugar el animal más bajo de casta del encierro. Blandeó ya de salida y llegó muy parado a la muleta del diestro. Varios cabezazos a la defensiva hicieron que tuviera que ser atendido tras la sorpresa de los asistentes por una cornada en la mano diestra, por lo que se corrió el turno de la lidia y salió a matar el sexto. Nadie se enteró de ello.

Entre ello estuvo Aguilar, con su cuarta tarde en Madrid, llevándose el peor lote sin duda alguna.
Pudo y debió estar mejor con su primero, un animal encastado y con mucha movilidad que incomodó y dio la sensación de que estuvo por encima del diestro. Exigente y encastado, midiendo pero entregándose cuando se le llevaba sometido por bajo. A mi parecer tuvo un buen pitón izquierdo, que nos quedamos a medio ver. Tan pronto le ligaba dos por bajo, como le enganchaba o le despedía para las afueras. No hubo acople, y si mucho enganchón y desconfianza, algo que cuesta ver en este torero. El viento es cierto que molestó bastante, pero no fue excusa para lamentarse. Faltó poder y mano baja ante un interesante albaserrada.
El quinto en cambio fue de cama como se suele decir. Animal muy complicado, orientado y con mala uva, que no humilló y si buscó los muslos del madrileño, que debió doblarse por bajo con él antes de ponerse a torear. Mucho poder y malas ideas las de este Repollito.

Y en sexto lugar vino la locura. Por toro y torero, por picador y banderillero. Una lidia para guardar y enmarcar, para degustar y premiar por toda la afición al mundo del toro, por todos aquellos que queremos los tercios integros y no solo la faena de muleta. Un toro bravo y una cuadrilla a la altura. Un espectáculo.

Marinero salía entre palmas de corrales. Un señor toro, astifino, serio, cuajado y entipado, cornivuelto y serio como él solo. ¡Ole por el toro bravo!
Entre los tendidos 3 y 4 aparecía el hombre que lucha y quiere levantar el tercio de varas. El amo de esa suerte, el deseado por todos los que queremos un tercio de varas de tú a tú, sin mentiras ni ventajas, de pecho a pecho, de poder a poder. Salía Tito Sandoval entre el murmullo de los que sabíamos que algo iba a pasar. Tres varas para enmarcar, por lo bien realizadas que estuvieron, aunque fuese cierto que dos de ellas cayeran algo bajo. Qué manera de torear a caballo, que manera de moverle, con qué alegría, con que torería. Un espectáculo digno de ver que puso a Madrid patas arriba, al grito de “torero, torero”.

Tras él otro recital de lidia, en este caso las banderillas. Una ejemplar brega de Marco Galán, sin un solo enganchón, dos pares por arriba de David Adalid y otro soberbio y para enmarcar del que para mi es el hombre de la feria, FERNANDO SANCHEZ.
Que torería, que manera de andar a los toros, que forma de salir de la cara de los animales, torerísimo toda la tarde, atento a todo y ejemplar en todos los tercios. QUE LUJO DE CUADRILLA SEÑORES!

Todo esto ayudó a la faena de Castaño, que empezó por todo lo alto, con dos soberbios naturales, largos y templados, mandados y por bajo. El animal crecía y la plaza rugía como en las tardes de triunfo.
La cornada en la mano parece que dio inseguridad a Javier, que prefirió dejar al toro en el tercio, para quitarle poder quizás. Un toro que debió ser de medios y distancias, de lucimiento y puerta grande.
A la faena le faltó consistencia y rotundidad, pero tuvo detalles torerísimos, naturales largos y limpios, encajados y jaleados. Con la diestra no hubo acople y por ello casi toda ella se basó en la zocata, en la que gana y mide las dos orejas.
¿Qué hubiera pasado si mata a la primera? Hubiera estado apunto o seguro de abrir la puerta de la calle Alcalá según como estaba la gente en ese instante.
Falló con los aceros y dio una vuelta al ruedo de bandera, de torero grande. Reconocida por todo Madrid y como reivindicación a un tipo de toreo que debe recuperarse. Como agradecimiento a esa lidia tan completa que tan desaparecida está hoy en dia.

Solo me queda decir….GRACIAS CASTAÑO!

Mañana os cuento las tardes de Samuel Flores y Cuadri

Saludos.




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