Foto: Álvaro Marcos.
Interesante corrida de
Alcurrucén, con un lote de Puerta Grande. Pésima dimensión de Capea.
Madrid. Plaza de toros de
Las Ventas.
Feria de San Isidro. 12ª
de feria. 19 de mayo.
Toros de Alcurrucén para
los diestros:
·
Antonio Ferrera: silencio y silencio tras aviso.
·
Juan Bautista: silencio y vuelta al ruedo
tras petición.
·
El Capea: silencio en ambos.
Entrada: Menos de tres cuartos.
Los toros de los Lozano fueron los
siguientes:
·
Primero. “Amoroso” Nº 69,
Colorado de 609 kilos (Palmas)
Guapo y hondo. Empuja en las dos varas. Exigente,
con motor y mucho que tocar.
·
Segundo. “Palillo” Nº 200,
Negro listón de 564 kilos (Ovación)
Justo de presentación, noble, con dos buenos
pitones y mucho fondo.
·
Tercero. “Cumbre-Roja” Nº
30, Negro bragado meano calcetero de 534 kilos (Pitos)
Impresentable, terciado y flaco. Flojo, boyante y
soso en su embestida.
·
Cuarto. “Arrogante” Nº 39,
Negro listón chorreado de 573 kilos (Silencio)
Un tio. Manso, encastado y con humilladas
embestidas en la muleta.
·
Quinto. “Peladito” Nº 15,
Negro listón de 560 kilos (Palmas)
Justo de presentación. Manso, noble y a más en la
muleta. Gran pitón izquierdo.
·
Sexto. “Guitarra” Nº 13,
Negro listón chorreado de 552 kilos (Silencio)
Cuajado y encastado. Llegó con muchísima
humillación y opciones a la muleta. Manso.
Me superó el cartel. He de admitir que la
presencia del señor Capea en San Isidro fue la causa de mi no asistencia a la
plaza en la decimosegunda de feria, y es que el cartel se las traía. El
capricho de Taurodelta hizo que más de uno tuviera la oportunidad perfecta para
regalar y quedar bien con el paisano de turno. Un Ferrera con tirón, un francés
en horas bajas, y el acontecimiento mundial de la vuelta de Capeita Junior.
Todo ello con el segundo encierro de los Lozano, tras el petardo en la tarde
inaugural.
Pues bien, la
corrida de Alcurrucén ha tenido su
interés y triunfo. Un encierro desigual de presentación y condición, con un
lote superior como el de Bautista, y cuatro toros para apostar y querer, que no
es poco. Cierto es que la presentación no fue la adecuada para Madrid. ¿A qué
se viene con tres corridas cuando no se tiene ganado? Esa es mi pregunta.
Abrió la corrida un colorado serio y hondo de la titular,
que empujó en dos varas fuertes y largas. Protestó en la primera tras
engancharse con el pesado estribo, pero empujó y romaneó metiendo al jaco en
tablas. Llevó toreado al animal Ferrera en su clásico “quite” añejo sacándolo
del peto, y pareó con riesgo y sin cuadrar en la cara en tres arrancadas importantes
de “Amoroso”, que acometió con fuerza y poder en toda su lidia. Fue entonces
cuando, en terrenos del 4, se dispuso siempre en corto y con alguna que otra
duda a lidiar al bicho. Costoso en el embroque y poderoso por dentro logró
convencer a Madrid, que tras una faena de altibajos optó por tocarle las palmas
en el arrastre. Toro difícil y fuerte, con las complicaciones que todo toro de
lidia debiera tener. El extremeño no pasó de aseado, a pesar de querer traernos
los circulares populistas pasada la faena.
El segundo fue quizá el más claro de la corrida.
Acapachada su cuerna, larga y algo agalgada su figura, y curiosamente no
protestado de salida. Discreto en varas, algo flojo en sus salidas del peto,
pero codicioso, humillador y a más en la muleta defensiva y lineal del francés,
que nunca vio las condiciones del nuñez. Las constantes “despedidas” del
muletazo no convencieron a los tendidos, que tomaron parte por el toro, y con
razón.
El tercero, impresentable para cualquier plaza de
primera, fue protestado ya de salida. Calcetero, recto de lomo y terciado por
donde lo mirases. No peleó en el peto y mostró cierta flojera de los cuartos
traseros. Capea, sin saber aún como se debe coger un capote, fue tremendamente
respetado por la afición de Madrid, que no pasó de la ignorancia con el charro.
¡Como sería de obligado el trasteo que el resultado final pareció ser el de un
toro venido arriba y un señor amargamente descompuesto en un ruedo! Silencio
sepulcral.
La segunda parte se vino arriba en cuanto a presencia.
A eso de las 8 y cuarto aparecía un galán por chiqueros, serio y ofensivo de
cara y sin duda más rematado que sus hermanos. Manseó en los primeros tercios,
pero llegó con su carácter y cierta largura a la muleta encimista y efectiva de
Ferrera, que de nuevo estuvo más tremendista que ortodoxo con los palos. Dudó
demasiado en el inicio de faena, dándose tarde cuenta de las condiciones, no
exageradamente buenas, del animal. Algún muletazo meritorio suelto, de uno en
uno, pero sin conseguir dejársela en la cara para asi ligar una tanda, algo que
abría calentado la faena por la fuerte acometida del cornúpeta, que por el
izquierdo mostró largura y humillación. Quizá nos pintó un toro más complicado
e imposible de lo que me pareció ver. Humilde opinión. El bajonazo destrozó la
posibilidad de palmas.
Y se cumplió por fin que no hay quinto malo.
“Peladito” fue un buen toro, entipado y noble, de gran fondo y clase. Es cierto
que manseó en los primeros tercios, pero como buen nuñez, y con el torero solo
en el ruedo, fijó su mirada en la muleta del francés, más descansada y plana
que de costumbre, para embestir por ambos pitones con largura y despaciosidad,
siempre con ritmo y mucha profundidad. Bautista estuvo más personal que en su
primero, y se desmayó en algún derechazo de encaje y compostura, con más
acompañamiento que mando, y sin la rotundidad que mereció Peladito, que acabó
con boca cerrada su lidia. Bajó el tono con la izquierda, y la faena cayó en
picado. Eso valió, que tras buena estocada, no hubiera petición suficiente como
para conceder un apéndice. Se le fue asi un lote de triunfo en la capital.
Y cerró la corrida un bonito y encastado
alcurrucén de nombre “Guitarra”, de la familia como bien saben de los músicos.
Bronco, poderoso y encelado por bajo en sus acometidas, sin cumplir en el peto,
pero quedando muy por encima de su nulo oponente, que bien debe plantearse el
volver a Madrid. Puso en aprietos a los subalternos en el tercio de
banderillas, y quiso comerse la franela rastrera por el pitón izquierdo, sin
batalla alguna, y con más tirones y recortes que mando y firmeza. Los cortos
espacios y la falta de rigor empeoraron la condición del animal, que recibió un
silencio en su arrastre. Ni hablar de la dimensión de Capea, que bien merece
una reflexión.
Y esto fue lo acontecido en uno de los carteles
más flojos de la feria. Un lote de Puerta Grande para Bautista, que deambula
por los ruedos pidiendo el sitio que perdió hace años, un Ferrera más aseado
que arrebatador, y un malísimo Capea, que no merece un solo puesto más en la
plaza más importante del mundo.
Mañana tenemos la corrida de la prensa. Esperamos ver la versión
más encastada y picante de los Jandilla. Miguel Abellán, Fandi y Escribano
completan el “matillazo” de San Isidro 2015.
Un saludo
Borja González.
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