Foto: www.las-ventas.com
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Rafael González corta una oreja y a punto
está de salir por la Puerta Grande ante una interesante y mansa novillada de
Pereda. Trinidad puso orden en el palco.
Madrid. Plaza de toros de Las Ventas.
16 de abril de 2018
Novillos de José Luis Pereda y La Dehesilla
(3º y 4º) para los diestros:
-
Ángel Jiménez: silencio y silencio tras aviso.
-
Pablo Atienza: silencio y silencio tras aviso.
-
Rafael González: oreja con protestas y vuelta al ruedo tras
petición.
Entrada: 7.614 espectadores (casi un tercio
de entrada)
Nota: Destaca Héctor Vicente en el tercio
de varas del sexto de la tarde.
Novillos lidiados
de Pereda y La Dehesilla (3º y 4º):
·
Primero. “Tramposo” nº 62, negro mulato
listón de 510 kg. (Silencio)
Alto
de cruz, manso y sin entrega. Descompuesto en sus embestidas.
·
Segundo. “ Esmeraldo” nº 68, negro
chorreado verdugo de 536 kg (Palmas)
Apretado
de carnes y cómodo de cara. Manso y encastado de principio a fin. Interesante
desarrollo de su lidia. Llega codicioso a la muleta de Atienza.
·
Tercero. “Carpintero” nº 158, negro chorreado
axiblando de 530 kg (Palmas)
Barrigón
y descompensado. Se deja en varas y llega con ritmo y hondura a la muleta, por
ambos pitones.
·
Cuarto. “Ambicioso” nº 148, castaño girón
axiblanco de 480 kg (Silencio)
Ofensivo
de cara y bien presentado. Mansea en el tercio de varas y muestra casta e
interés en la muleta. Mucho que hacer.
·
Quinto. “Muletero” nº 81, negro de 495 kg
(Silencio)
Otro
animal muy bien presentado. Enclasado y noble. Desfondado y a menos en la
muleta tras posible lesión tras voltereta.
·
Sexto. “Unjaleo” nº 39, castaño ojinegro de
530 kg (Silencio)
Muy
cuajado y de buenas hechuras. Cumpliendo los cuatro años este mes. Manso en
varas y noble en sus embestidas, saliendo a media altura.
Al
borde del abismo. La plaza de Las Ventas sigue naufragando hacia mares muy
turbios. La gran entrada de tarde invernal, no difumina la nula presencia de afición
que vive en estos tiempos el templo del toreo. Una bandada de despropósitos que
no hace más que justificar el continuo batacazo que la afición venteña viene
dando desde años atrás. Y es que a punto estuvo de suceder un nuevo atropello,
de no ser por el poco rigor que aún sigue teniendo el señor Trini, que aguantó
como un jabato las peticiones autobuseras y cariñosas de un público
triunfalista. Se vuelve a poner así en órbita el debate de las Puertas Grandes
en Madrid, al no ser necesario el doble apéndice de un mismo animal.
Punto
y aparte merecen los ya famosos y tiranos mulilleros, con sobresueldo extra,
conocido por todos. Lamentable que en la primera plaza del mundo veamos mendigar
a meros trabajadores con la consiguiente respuesta de un presidente a medio
hacer.
Y
satisfecho en parte podemos irnos tras las nulas esperanzas con las que
acudíamos a la plaza de Alcalá tras el anuncio de los flojos “peredas”,
ganadería que ha tenido más oportunidades que el Capea. Estupendamente
presentada, con cuajo y edad, para bien de pocos y mal de muchos, mostrando el
punto manso tan característico en Núñez, y con casta puntual en la muleta,
poniendo en apuros a los jóvenes actuantes, que parecieron estar por debajo del
encierro.
Rafael González rozó la Puerta de Madrid, y de no ser por
su pinchazo al sexto, quien sabe si estaríamos hablando de un triunfo totalmente
ilusorio. El volapié posterior, perfectamente ejecutado, levantó de nuevo la
petición de oreja tras una faena discreta y llena de altibajos, finalizada por
luquecinas, en la que prevaleció el toreo asentado y de corto trazo.
Más
fuerza tuvo su faena al tercero, el de más fondo de la novillada de Pereda. Carpintero (animal atacado y barrigón)
mostró las mejores cualidades de su casa, con acometividad y humillación
entregada. El madrileño ligó en planta atalonada, con buen concepto, las series
en los medios, arrollando al viento y la razón, sin la limpieza requerida, pero
con sitio y ganas, muchas ganas. Las manoletinas finales y la estocada algo
desprendida, levantó una sorpresiva petición de oreja, concedida según
reglamento por el señor Trini.
Ángel Jiménez abrió plaza con un novillo alto de agujas
y que soltó mucho la cara tras una lidia descuidada. El manso de Pereda
dificultó la labor del sevillano, que no tuvo su mejor tarde en la capital.
Apenas degustamos un empiece muy torero al encastado cuarto, en una faena
carente de dominio y estructura. Destacaron dos personales derechazos, algo
arrebatados y desesperados, y otros tres naturales muy encajados. Flojo balance
para un novillero prometedor y con distinción.
El
segoviano Pablo Atienza comparecía
tras sus buenas sensaciones en el verano de la pasada campaña. Sorteó un lote
de muchísimas posibilidades. Su primero, encastado y con fondo, se deslizó por
ambos pitones con profundidad y entrega. No supo finalizar el embroque Pablo,
que constantemente vio enganchados sus muletazos. Dos naturales muy bien
llevados a final de faena aseguraban las buenas condiciones del animal,
ovacionado al arrastre.
El
quinto mostró una calidad suprema en el recibo capotero, de bajo nivel en la
tarde de hoy. Sin castigo en varas, y con una terrible voltereta, llegó a la
muleta justo de fuerzas y dañado de los cuartos traseros, desfondándose a las
primeras de cambio. Un terrible bajonazo envainado tras dos pinchazos confirmaba
el terrible uso con la espada de Atienza.
Preocupa
el rumbo de Madrid, con la única solución de un palco riguroso y capaz de
mantener el prestigio de la plaza más importante del mundo. Que nadie lo
olvide. Las palmas del reducto de afición que aún permanece en la descuidada
plaza debió resonar ante tal jodida decisión. No fue asi.
Un
saludo
Borja
González
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