Ferrera y Mecanizado, protagonistas de la mejor faena de la feria de Abril 2015.
Foto: ElMundo
Finalizada ya la feria de Abril sevillana, hacemos
un pequeño balance de lo acontecido en el coso de la Maestranza, donde se han
vivido momentos para todos los gustos, con un tiempo que ha respetado, y una
afluencia de público mayor que años pasados. No por ello debieran estar
conformistas los empresarios, que se la jugaban un año más con la floja y
benévola afición sevillana.
Una afición
que ha vuelto a tambalear en cuanto a rigor y conformismo, con ausente
exigencia y silenciosa protesta. Y es que en los tiempos que corren uno no
debe callarse para otorgar, sino mostrar la disconformidad y el rechazo a
aquello que creemos está mal hecho. Porque de nuevo hemos visto petición,
aunque minoritaria de indulto a un toro incompleto, porque los tercios de varas
en su mayor medida no han pasado de simulacros, porque se han consentido orejas
de categoría de cuarta, mantenido inválidos en el ruedo, o hasta la devolución
de un toro cuya pena máxima fue la de tener por condición marmolillo. Pidieron
las dos orejas para el “bello” por ni intentarlo con el manso de Victoriano, y
pasaron por alto la ovación a Alambrisco, quizás el toro más completo de la
feria, seguramente por estar por encima del consentido Manzanares.
Porque si a alguien han perdonado en esta feria ha
sido a “CheMari”, adoptado por los maestrantes como torero de la casa, o
sustituto temporal del mismísimo Morante. Cuatro tardes invitado, y dos orejas
en su haber, discutidas y regaladas según mi parecer. Y es que la
neotauromaquia del alicantino cada vez está más perdida, sino tiempo al tiempo.
En el plantel
ganadero la feria ha tenido numerosos altibajos, aunque ha remontado a
última hora. Corridas que han dado interés como
Pilar, Fuente Ymbro, Victorino Martín, Miura y Cuvillo. Otras que dieron el
petardo como Montalvo, Juan Pedro, Victoriano o Torrestrella. Y dos que
quedaron en tierra de nadie como Jandilla y Cayetano Muñoz. Por buena y
triunfal sin duda la de Cuvillo, para salir toreando de la plaza. Encastada y
con motor los de Gallardo, y sin ser completas pero con numerosos matices las
de Victorino y Miura, que cerraron con emoción la feria.
En cuanto a toros individuales debemos apuntar
varios nombres. “Mecanizado” de
Victorino Martín, se llevó el premio de la vuelta el ruedo, algo excesiva
debido a su huida en varas, dónde también apretó fijo y con riñones en dos
fuertes puyazos. “Encumbrado” fue de
bandera en el último tercio, una lástima que en vez de muletazos se le dieran
banderazos. “Alambrisco”, segundo
del Pilar, fue el más completo en los primeros tercios, y el de mejor pelea en
el caballo de la feria. Una lástima que fuera desaprovechado por el consentido.
“Turulato” de Fuente Ymbro y “Trapero” de Miura fueron otros dos
grandes toros. Y “Flechillo” puso la
emoción que le faltó a la corrida de
Parladé. Toros para cortar orejas, y que en su totalidad se fueron con ellas al
desolladero.
Ferrera sería premiado con la
mejor faena de la feria, para mi indiscutible, ante el gran Mecanizado.
Hondura, temple, gusto y torería, fallado con los aceros. También recordaré
esos dos cambios de mano del torerísimo Finito,
que dejó sus personales detalles ante un gran toro del Pilar. Destaco también
las dos tardes de Manuel Escribano, por su buen capote y
disposición en las más duras, superior con Miura, y a medias con el encastado
Victorino. Sin duda de las tardes más importantes del sevillano. El capote de Luque y Garrido también fueron de mi agrado, al igual que esa estocada
mortal de Dávila Miura, que
reapareció cortando la oreja del cuarto.
Por el contrario vimos muchas decepciones y alguna
que otra sorpresa negativa en la feria. Manzanares
se dejó ir un lote de cuatro orejas en
la corrida de Cuvillo, estuvo por debajo del gran Alambrisco, y apenas pudo
imponerse al manso geniudo de Victoriano. Ahora que me expliquen las
condiciones de este señor para hacerse llamar figura del toreo. Por no hablar
de su mano izquierda, que parece no existir en su cabeza.
El Cid no está y parece que
tampoco se le espera. Las dudas en sus dos tardes fueron proporcionales a su
movimiento de piernas. Pepe Moral se
mostró más perfilero que nunca y Nazaré,
aunque muchos lo nieguen, no para de retrasar la pierna de salida, en un toreo
lineal y obligado que atisba poco futuro. Ni entraré a valorar actuaciones como
las de Paquirri, Padilla, Esaú o Fandi, que lo único que hacen es quitar
puestos a toreros de la talla que merece la Maestranza.
Los pocos “nuevos”
que tuvieron el privilegio de pasar por la querida Sevilla no pasaron de
discretos. Lama tuvo más firmeza que
de costumbre, pero pecó con un lote imposible de Victoriano. Garrido mostró su buen concepto
capotero, pero se vio desbordado por los nervios y un geniudo juampedro que le
costó mal trago. Galván resolvió las
dudas de su primero con un arrimón firme y verdadero ante el sexto Cuvillo, el
de menos opciones del festejo. Ganas de verles de nuevo.
Y esto es un poco el resumen de una feria corta,
predominada por el encaste domecq, y en la que se han ausentado las principales
figuras del escalafón actual como Jose Tomás, Morante, Juli, Perera o
Talavante. Sevilla merece recuperar la categoría que históricamente se ha
ganado, y debe desarrollar de nuevo una afición silenciosa, respetuosa, pero
exigente y auténtica. Deben volver las principales ganaderías y la diversidad
de encastes, con su tipo de toro, pero ocupando el puesto que merecen. Y los
precios deben rebajarse si queremos volver a ver tardes de lleno en esa plaza.
Precios desorbitados para los tiempos que corren.
Un saludo
Borja González
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