LOS “AUTOBUSEROS” MARCAN
LA TARDE EN LA TERCERA DE LA TEMPORADA.
Madrid. Plaza de toros de
Las Ventas.
Tercera de temporada. 12
de abril de 2015.
Novillos de Sánchez
Herrero para:
-
Daniel Ruedas: silencio tras aviso y
silencio.
-
Jorge Escudero: silencio tras dos avisos y
silencio tras aviso.
-
Antonio Linares: oreja protestada y
silencio.
Entrada: Casi un cuarto de
plaza.
Nota: Buena brega de Marco
Galán al tercero de la tarde. En general mala actuación de las cuadrillas y
pésimos tercio de varas en líneas generales.
Los
novillos-toros de Sánchez Herrero:
·
Primero. “Dulcero” Nº 11
colorado de 508 kilos (Silencio)
Manso, descastado y aplomado. No valió un duro.
Excesivamente atacado de kilos.
·
Segundo. “Rodillero” Nº 31
colorado de 498 kilos (Leves palmas)
Manso, embestidor y con mucha humillación por
ambos pitones.
·
Tercero. “Espartero” Nº 34
negro listón de 532 kilos (Leves palmas)
Manso, flojo y noble en la muleta. Falto de casta.
·
Cuarto. “ Caminero” Nº 28
colorado de 505 kilos (Silencio)
Muy serio, con cara y aspecto de cuatreño.
Descastado y aburrido.
·
Quinto. “Principe I” Nº 12
castaño de 503 kilos (Silencio)
Otro toro cuajado. Noble, manso y descastado.
·
Sexto. “ Principe II” Nº
14 castaño de 493 kilos (Palmas)
Bien presentado, boyante, con fondo y justo de
casta.
Los autobuses taurinos siempre han tenido su
aquel. Recordamos tiempos pasados y no tan lejanos y hasta valoramos el sentido
de mover masas en apoyo a unos y otros. Los ultras de Tomelloso hoy han dado, y
de qué manera, su nota en la plaza de Madrid. Con aires de creencia y hasta
sabiduría se plantaban con tiempo en los bajos del sol, para decorar con
banderas y colorido lo que sin duda se ha convertido hoy en la portátil de
Madrid. Un sinfín de palmas y vítores a su torero, sin importarles un “cojón”
donde se encontraban, pidiendo música y orejas como en Villabernardo, y con el
objetivo claro de sacar a su torero por la Puerta Grande. Hasta se unían a las
palmas de tango que sectores de la plaza usan como desaprobación o protesta. Nada
importaba donde cayera la espada o por donde se pasara el toro Antonio,
únicamente sacar el moquero y vender la moto.
Centenares de paisanos viajaban y realizaban
kilómetros para ver a su “torero” en lo que era su presentación en Madrid. Una
auténtica marea de personas que poblaban las primeras filas de los tendidos de
sol, en busca de un buen rato y por qué no echar una ayuda a su vecino, que
posiblemente la necesite para llegar a ser algo en este mundo. Porque de toreo
anda escaso, pero en este país de pandereta y chuflones no me puedo esperar
nada. Lo preocupante es el daño indirecto que estas personas crean en un
artista, porque el todo no vale.
Problema que se acentúa cuando de 5000 personas
más de la mitad no tiene ni idea de lo que es un toro bravo o una mera corrida
de toros. Ahí ya debemos empezar a preocuparnos, porque quizás no estemos
haciendo las cosas como se deben. Y la culpa de todo esto lo tiene Taurodelta,
por confeccionar carteles sin sentido, de relleno y paja, y por echar en
temporada a los abonados madrileños, que huyen despavoridos de tardes sin
sentido. Hoy por mayoría ganaban ellos, y por consiguiente la oreja, guste o
no, fue pedida por una mayoría. ¿Entonces de quién es el problema? ¿Hasta qué
punto o límite se debe respetar la concesión de oreja por mayoría? ¿Se debe
bajar hasta estos límites el nivel de la plaza?
Y no solo eso ha sido el problema de la tarde. La
falta de rodaje y contenido de los tres actuantes ha sido más que preocupante.
Vuelvo a afirmar que es inviable realizar tantas novilladas en Madrid porque no
hay chavales suficientemente rodados como para venir a Las Ventas, y los pocos
que hay por “h” o por “b” no quieren venir a Madrid, o no aceptan sus
apoderados, quienes los llevan totalmente mimados. No hay escalafón suficiente para
completar 20 tardes de novilladas en una plaza como Madrid, y eso es un fallo
del pliego que debería modificarse. El pelotón y atasco que hay en matadores de
toros si que debe ser correspondido en la capital.
Hoy la novillada salmantina ha ido sobrada en los
reconocimientos. Una corrida de toros adelantada, con varios ejemplares de
serio y cuajado trapío. Fachada no correspondida en casta y bravura, de la que
han ido más bien suspensos. Tan solo salvo la embestida del segundo, la única
con chispa y verdad de todo el encierro. No cumplieron en varas, donde fueron
pésimamente tratados, y tampoco fueron sobrados de fuerzas.
En cuanto a los jóvenes Daniel Ruedas se las vio con el lote más serio y descastado de la
corrida. Dos auténticos toros de plaza de primera, con seriedad suficiente como
para desbancar a más de uno, integros en sus pitones y con cuajo estupendo de
cabo a rabo. Dos animales que no dieron opciones al joven y pequeño Daniel, que
vio como su presentación en Madrid no pasaba de discreta. Curioso el “palo” que
emplea como ayuda, y las ganas que intentó imponer en su lote. El poco rodaje,
la falta de autobuses y el poco material desdibujaron su tan preciada
presentación en la capital.
Jorge
Escudero volvía
a Madrid para firmar su tercera comparecencia. Tres tardes sin triunfos ni pasajes
destacados, un sinsentido que se empeñan en meternos año tras año, causado
esencialmente por la falta de novilleros preparados para la altura que merece
Las Ventas. Y toro tuvo, porque el segundo de la tarde fue seguramente el de
más clase y motor de toda la corrida, con el “pero” de la mansedumbre mostrada
en los primeros tercios, como todos su hermanos. Embestidas profundas y
enriñonadas las de “Rodillero”, con el hocico por los suelos y la cabeza
perfectamente colocada para el disfrute del de luces. No hubo acople, y tampoco
mando, recorriéndose el platillo en más de diez minutos. Faena larga y apurada,
en la que Justo perdonó el tercer aviso tras insistentes fallos con el
descabello.
El quinto sería un toro simplón y de poco fondo,
de mucho menos importancia que el segundo. De nuevo una faena larga y apática
del vallisoletano, que no produjo el más mínimo sentimiento en los tendidos.
Negaríamos al tapar como verdadero protagonista de
la tarde a Antonio Linares. Mucha
culpa de ello la tuvo el séquito de palmeros que trajo consigo desde su pueblo
manchego. En cuanto a su tarde obviando el resto no pasaría de discreta. Sin
duda ambas faenas estuvieron marcadas por la división tan fuerte entre los
tendidos, ya que mientras unos jaleaban como si no hubiera mañana, otros
intentaban corregir posiciones o simplemente plantar cara al aluvión de fans
que por todos medios quisieron el triunfo de su torero.
Muletazos bien citados pero horriblemente
rematados, sin muñequeo ni salida, despedidos por completo, lineales y
periféricos. Excesivos desplantes y miradas a los tendidos, populismo que en
Madrid no vale y no cae bien. La estocada fulminante a su primero ayudó mucho
en la concesión de la oreja. El bajonazo en el sexto y la mala actuación del
puntillero, enfriaron la que hubiera sido otra petición de oreja. A Dios
gracias que la cosa no fue a más, porque me veía poniendo candados a la puerta
de Madrid.
El cabreo y alivio al caer el sexto equilibraba la
pesadez de la tarde, alterada por momentos por esa afición acérrima de Linares,
que tuvo la desfachatez de ni sacar a saludar al novillero tras pedirle la
oreja en el cierraplaza. Imaginen hasta donde llega la afición de algunos.
Un saludo
Borja González
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