foto: www.las-ventas.com
Tres buenos “mayorales” y
una meritoria faena de Salenc con una floja entrada en Madrid.
Madrid. Plaza de toros de
Las Ventas. 1ª novillada nocturna. 15 de julio de 2017
Novillos de Pablo Mayoral
y Mercedes Figueroa (5º) para:
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Lagartijo: silencio tras aviso y
silencio tras dos avisos.
-
Tibo García: silencio tras aviso y
silencio tras dos avisos.
-
Adrien Salenc: saludos desde el tercio
y saludos tras aviso.
Entrada: un cuarto de plaza. 5.629 espectadores.
Una entrada paupérrima, con un bochorno
escandaloso, confirmaba la nula publicidad de Plaza 1 en la promoción de estas
novilladas de horario nocturno. ¿Acaso la gente sabía que el sábado había toros
en Madrid? Déjenme que lo dude. Ni al cuarto de plaza llegábamos, nada
extrañable. Y es que es preocupante la labor desentendida y pasota de la
empresa tras San Isidro. Los carteles llegan con retraso, las entradas no
mejoran, y las promesas de un verano espectacular en Ventas parecen haberse
disipado. Volvemos a un verano abandonado, con falta de entidad y categoría de
una plaza que es epicentro mundial del toreo. Nos quitan festejos que tenían
apalabrados para los viernes, y nos suprimen de manera histórica los toros del
domingo. Todo un disparate. La afición calla y ellos pasan.
A ello sumen el bochornoso espectáculo que
ofrecieron dos borrachos de grada, que para refrescarse optaron por beberse la
ginebra existente en toda la plaza. Gritos, voces a destiempo, mamarrachadas y gilipolleces,
que rozaron y por momentos sobrepasaron la falta de respeto a público y
profesionales. A estos si que hay que echarlos de la plaza. Sin miramiento
Se lidió una novillada santacolomeña de Pablo
Mayoral, con un quinto de Mercedes Figueroa, hierro de la casa. Perfectamente
presentada, con cuajo y trapío estupendo para Madrid. El encierro abrió y cerró
con dos novillos importantes. El primero, “Respetuoso” de nombre, fue el más
claro y completo del encierro. Pronto y fijo en varas, noble y con fondo en la
muleta y muy óptimo para el triunfo. El sexto, “Cartujano”, torete de muchas
plazas, desarrolló casta y poder durante toda su lidia. Novillo que dio
importancia a todo lo que se le hizo en el ruedo. El quinto, de Figueroa, también
se fue ovacionado tras una gran pelea en varas.
Lo más destacado de la tarde lo realizó Salenc
ante el sexto. Bonita pelea en terrenos del 10 bajo la atenta mirada de las ganaderas.
Mando, aplomo y valentía del francés, que logró muletazos muy estimables con la
mano izquierda. El metisaca por las costillas y la posterior desprendida le
privaron de una segura petición de oreja.
Poco pudo hacer con el inválido tercero, lastimado
tras una fea voltereta en el recibo capotero. Sorprendentemente Justo Polo no
consideró que el animal tuviera que ser devuelto a corrales ante el enfado y
desaprobación del público. El trasteo, medido y reunido, no consiguió en ningún
momento la altura necesaria como para llegar a los tendidos.
Lagartijo sorteó el animal más codicioso y óptimo
de la tarde-noche. La faena nunca cogió el vuelo requerido tras apenas bajar la
mano y dominar las embestidas. Pocos detalles de torería que fueron
insuficientes para estar a la altura del buen cárdeno. Mucho más dispuesto
estuvo con el manso y deslucido cuarto. Buscó cercanías y arrimón para conectar
con los tendidos, en una faena que fue a más. En tablas del seis logró la tanda
más meritoria de su tarde, ganando el paso y buscando la acometividad del
cornúpeta. Con la espada, un calvario.
Esperaba más de Tibo Garcia, que movió con soltura
y cadencia el capote en sus dos recibos capoteros. No tuvo ese temple en la
muleta del segundo, enganchado en muchos pasajes y sin acabar de coger el sitio
del animal, parado y falto de casta. Luciano Briceño se encargó de cargarse al
encastado quinto, animal que entró hasta cuatro veces al caballo. Pronto, de
muy largo y metiendo riñones acudió al jaco. Ni dejaron verle, ni consiguieron
entenderle. Madrid, que por muy mala que la pongan sabe ver los toros sin
contemplaciones de su lidiador, ovacionó en el arrastre la casta del animal,
que en todo momento pidió distancias y medios. El francés, que pareció no
entenderlo, se empeñó en dar cercanías y tercio. Un desastre.
Y esto fue todo lo que pudimos ver en la primera
nocturna de la era Casas. Una lástima el poco ambiente y el pasotismo de una
empresa que sigue regalando los oídos. O mucho cambia la cosa, o esto acabará
mal.
Un saludo
Borja González.
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