Fotos : Juan Pelegrín
Buena corrida de Moreno
Silva en Madrid. Petición de vuelta para “Viergado”, el toro de la temporada
venteña.
Madrid. Plaza de toros de
Las Ventas.
13 de septiembre de 2015.
Toros de Saltillo para los
diestros:
-
Sánchez Vara: silencio y
oreja protestada.
-
José Carlos Venegas:
silencio y oreja.
-
Marco Antonio Gómez:
silencio en ambos.
Entrada: Más de un cuarto.
Notas:
-
Desmonterado David Adalid
tras parear al tercero de la tarde. También ovacionado en sus pares al quinto,
cuando fue prendido por el pecho sin consecuencias.
-
Saludó el mayoral de la
ganadería al finalizar el festejo.
Los
toros lidiados con el hierro de Moreno
Silva fueron los siguientes:
·
Primero. “Jardinero” Nº
10, cárdeno bragado meano de 601 kilos (Palmas)
Ovacionado de salida. Toma dos varas empujando en
la primera. Encastado y con buen pitón derecho. Sin humillar ni pasar por el
izquierdo. Dureza al morir.
·
Segundo. “Sillero” Nº 33,
negro entrepelado de 609 kilos (División)
Manso descastado y con la cara por las nubes. Toma
tres duras varas sin emplearse. Aprieta en banderillas y se pone imposible en
la muleta de S.Vara.
·
Tercero. “Luvino” Nº 6,
cárdeno lucero girón axiblanco de 534 kilos (Silencio)
Más chico que los hermanos y protestado en los
primeros tercios por falta de fuerzas. Tuvo clase y humillación pero sangró muchísimo
en dos durísimas varas. Acaba desfondado y desangrado en una breve faena en el
tercio.
·
Cuarto. “Fabiolo” Nº 14,
cárdeno bragado corrido axiblanco de 533 kilos (Ovación)
Palmas de salida. Encastado y empujando sobre un
pitón en dos varas, muy picado. Llega con codicia, humillación y poder a la
muleta, con un gran pitón derecho. Más complicado y exigente por el izquierdo,
ganando terreno. Buen toro.
·
Quinto. “Viergado” Nº 2,
cárdeno bragado meano corrido de 576 kilos (Ovación con petición de vuelta)
Ovación de salida. Toma tres varas, suelto de la
segunda y apretando en la tercera. Importante en el último tercio, con fijeza,
prontitud, humillación y recorrido por ambos pitones. Poderoso y con mucho
fondo. Muerte espectacular en bravo. Gran petición de vuelta al ruedo no
concedida.
·
Sexto. “Morisco” Nº 16,
negro bragado meano corrido de 524 kilos (Palmas)
Más bajo y suelto de carnes, encastado y codicioso
en el último tercio. No acaba de cumplir en las dos varas que toma, de mucha
dureza. Aún así llega con fuerza y poder a la muleta. Palmas merecidas en su
arrastre.
"Viergado" Nº 2 Petición de vuelta al ruedo en su arrastre. Gran toro.
Volvió la casta en tintes cárdenos, aunque a
muchos les joda. Joaquín Moreno Silva regresó para convencer a la parroquia
madrileña por la vía de la casta, arma imprescindible y pilar de este
espectáculo maltratado y desgastado como es la tauromaquia, desarrollada por
hasta cinco de seis toros, de presentación exquisita y elección acertada, lo
que valió los saludos desde el tercio del mayoral al finalizar el festejo.
Corrida entipada y un punto atacada de caja, seria
y astifina, colocada de cara y rematada de cabo a rabo. Sin acabar de realizar
bravas peleas en la suerte de varas pero con la importancia del poder, fondo y
casta en su lidia pertinente. Muertes bravas, embestidas de importancia y
entrega, otras de sabiduría manifiesta, mirada viva, fijeza interminable… una
señora corrida de toros, con sus complicaciones, claro está.
Casta tuvo el primero, ovacionado de salida por su
imponente lámina. Estrecho de sienes, largo como un tren, algo alto de cruz, y
con 600 kilos en sus lomos. ¿Quién dijo que un toro de semejante romana no iba
a moverse? Que se lo pregunten al confirmante sevillano, que acusó su temprana
aunque tardía confirmación con más dudas de las previstas y una falta de sitio
totalmente natural tras su poco rodaje estos últimos años. Empujó sin la fijeza
del bravo en el peto y llegó a la muleta con importancia, sin arrastrar el
hocico por la arena madrileña, quizá con un recorrido algo comprometido, pero
con la emoción necesaria para ganarse las palmas en su arrastre. Gustó la
condición del abreplaza y silenciada fue la labor del toricantano.
El segundo fue el animal de peor condición del
encierro. Manso y descastado, recibió tres largas varas, a cual peor, y apretó
constantemente hacia los adentros en un más que comprometido tercio de
banderillas. Sánchez Vara mostró entonces su veteranía y oficio con la pañosa
ante semejante marrajo, distraído ante el primer movimiento en los tendidos,
encampanado y reservón en todos sus movimientos. Actuación destacable del
alcarreño que supo meter mano al de la Vega. Silencio y división asombrosa para
el cornúpeta.
El tercero pecó de flojedad y fondo tras una
terrorífica primera vara en manos de Gustavo Martos, que se desahogó y de qué
manera con el precioso lucero. Protestas desde los tendidos por la más que
posible lesión en su mano izquierda, y caso omiso del usía, que se convirtió de
nuevo en protagonista de la tarde. Llegó el toro entonces con nobleza y poca fuerza
a la muleta, rajado por tan importante castigo y desfondado en el cuarto
muletazo. Aun así regaló unas profundas y templadas embestidas por ambos pitones,
cerrado en el tercio y sin ser atacado por el jienense Venegas. Apuntar que Adalid
se desmonteró una vez más tras parear a “Luvino”, con un extraordinario segundo
par.
Llegó entonces el segundo acto y más importante de
la corrida. Abrió un imponente “Fabiolo”, que recibió las palmas de la plaza
tras aparecer por los oscuros chiqueros venteños. Serio y astifino como él
solo, encastado y exigente en la batalla de muleta. Antes apretó sobre un pitón
al peto, en dos duros encuentros, donde sangró en abundancia. No fue esto
motivo para su rendimiento, y en contra de lo previsto se vino arriba y ganó
por derecho la lucha a un despegado y también despejado Sanchez Vara, que
realizó la suerte de la garrocha junto a su acompañante Raul Ramirez. Gran
pitón derecho y poderoso y complicado por el izquierdo, rematando en la misma
cara cuando punteaba los engaños, menos templados y poderosos por esa mano
izquierda. La estocada arriba le valió la oreja, muy protestada por los
tendidos. Por encima un gran Fabiolo, ovacionado en el arrastre.
Sin duda el toro de la temporada, para el que
escribe por lo menos. Salió en quinto lugar entre los abucheos al presidente
por la oreja antes concedida. Los pitos se convertían en palmas cuando el galán
pasaba por sus tercios. “Viergado” de nombre, de 576 imponentes kilos, y con
dos velas de aúpa. Codicioso en el capote y duro como él solo en el tercio de
varas, con tres fuertes puyazos. A ver que toro aguanta tres envites y te
embiste como lo hizo este “morenosilva”. Cierto es que salió de najas en el
segundo encuentro, pero no menos cierto que la mejor vara fue esa tercera,
donde empujó más de lo que creíamos. Llegó entonces altivo y con emoción a los
rehiletes, donde a punto estuvo de cornear al gran Adalid, que se la jugó de
verdad en toda la cara, siendo prendido por el pecho. No bajó el ritmo en la
muleta, con una mirada seria y casi humana, agresiva y a la vez comprometida
con el torero, con el que dibujó una auténtica lucha en una paisaje de batalla.
Emoción, tensión y grandeza en el ruedo, en quince minutos de adrenalina y
casta, hombría y agradecimiento al animal, que devolvió la afición a más de
uno. Arrancándose con los cuartos traseros, penca del rabo mirando al oscuro
cielo madrileño y hocico arrastrado por el suelo, acometiendo una y otra vez a
la poderosa mano baja de Venegas, que tragó y mando por la diestra en tres
series emocionantes de verdad. Le costó más tirar del bicho al natural, con
menos tela y técnica, pero logró mantener el nivel alto de la faena, sin
venirse abajo. De nuevo con la diestra para convencer al aficionado de la gran
condición del animal, que tuvo una seriedad inenarrable. Estocada algo tendida
por derecho y muerte ESPECTACULAR del animal, que puso a todos los vellos de
punta. Petición de vuelta al ruedo y ovación de gala en su arrastre. Oreja merecida
también para el de Jaén, que no se amedrentó lo más mínimo ante tal torrente.
Cerró el festejo un animal que dijo menos de
salida. Más suelto de carnes, con menos cara que sus dos hermanos anteriores,
pero con una chispa de más en el último tercio. Tuvo encastadas embestidas por
ambos pitones y un fondo más que aceptable tras dos nuevas varas de excesivo
castigo. Dispuesto y queriendo Gómez con él por ambos pitones, pero sin
conseguir domeñar las enceladas embestidas del saltillo. Cumplió como pudo el
sevillano, que fue silenciado nuevamente. Palmas en el arrastre al cierraplaza.
Esto fue lo acontecido en un más que interesante
festejo, protagonizado por uno de esos encastes que tachan como minoritario. De
esos que no embisten vaya. Que pregunten a los asistentes y toreros si embiste
o no.
Un saludo
Borja González
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