Foto: Javier Arroyo
Tres orejas y faena al
ralentí de Victor Barrio con floja corrida de Cebada Gago
Valdemorillo. Plaza de
toros de La Candelaria.
Domingo 8 de febrero de
2015. 3ª de feria.
Toros de Cebada Gago para
los diestros:
-
Paulita: saludos y saludos.
-
Manuel Escribano: oreja y
vuelta al ruedo tras petición.
-
Victor Barrio: oreja y dos
orejas.
Entrada: Tres cuartos.
Toros
lidiados en el día de hoy:
·
Primero. “Justiciero” Nº
223, Negro de 520 kilos (Silencio)
Flojo y con
movilidad. Nunca humilló y acabó orientándose.
·
Segundo. “Olivito” Nº 5,
Negro de 510 kilos (Palmas)
Flojo aunque
de buena condición, apretó fijo al caballo y mostró nobleza.
·
Tercero. “Gallinero” Nº 4,
Negro de 530 kilos (Leves palmas)
Sin picar,
con genio y malas ideas. No acabó de entregarse nunca. Manso.
·
Cuarto. “Vocero” Nº 17,
Negro de 480 kilos (Silencio)
Mal
presentado, soso y descastado. Sin fondo.
·
Quinto. “Juncal III” Nº
58, Negro de 500 kilos (Leves palmas)
Mal
presentado, terciado y rajado al final. Buenos primeros tercios.
·
Sexto. “Cachondito” Nº 1,
Negro de 510 kilos (Vuelta al ruedo)
Barrigón,
noble y boyante. Le faltó fuerza y motor para la vuelta.
Nota: Todos los toros
entraron una vez al caballo, recibiendo el justo y reglamentado castigo.
¿No querían jóvenes que apretaran? Pues ahí lo
llevan. Victor Barrio Hernanz, nacido en Grajera en el año 87 y de esbelta y
gran figura ha deleitado por completo y de forma sobrada a los que hoy
asistíamos al cierre del ciclo de San
Blas y la Candelaria, sorprendiendo a todo aquel que hoy se daba cita en
la fría y serrana plaza de Valdemorillo.
Sin pensarlo ni un momento se fue a los medios
para recibir a su primer Cebada, y como si de cosa fácil se tratase lanceó por
alto, jugándose los muslos, las acometidas bruscas y seguidas de Olivito. Un
huracán pasaba en esos momentos por el ruedo, y una sensación de satisfacción,
frescura y gratitud inundaba las caras de los aficionados, que atónitos se
miraban y admiraban los bemoles del jovencísimo segoviano, que sin parar ni un
solo segundo se la volvió a jugar como un palo en las cercanías del cebada, que
se abría por condición, con cabezazos de defensa a los cites secos y firmes de
Victor. Oreja al impacto y la seguridad de un torero que vino a jugársela.
Y si alguien dudaba de que este chico no sabe
torear ahí queda la faena al sexto. Un broche de oro que no merece esta feria,
y que Tomás Entero ha debido agradecer. Una sinfonía de muletazos lentos,
sentidos y encajados, con una verticalidad de casi dos metros y una estética
difícil pero agradable a simple vista. Encajó los riñones a mitad de faena y
surgieron los mejores naturales de la feria, cogiendo al toro arriba, a media
altura y rematando abajo, despacito y suave, tirando de Cachondito más atrás de
la cadera, una delicia para los sentidos y un clamor para una plaza que acabó
rindiéndose y pidiendo de forma ridícula y minoritaria un indulto inmerecido. Las
manoletinas y la tanda final de naturales pusieron la guinda a una faena
reivindicativa y grande, como el propio torero. Estocada baja y dos orejas que
deben firmar por sí solas contratos.
Escribano lanceó despacio también al quinto de la
tarde, con verónicas sentidas y mandadas, ganando terreno y sobreponiéndose al
susto de su porta gayola, en la que por poco tenemos disgusto. Y se agradece la
actitud tras cortar una oreja baratita en su primero, un Cebada de buena y
noble condición, al que le faltó alma y fondo, como a toda la corrida.
Pudo cortar también la del quinto, pero el
Presidente no lo consideró oportuno por falta de pañuelos. Y es que el de
Gerena instrumentó una faena de poco acople ante el cornidelantero y embestidor
nuñez, que acabó rajándose antes de lo esperado. Toreo excesivamente frio y
lineal, ante un animal que pidió a gritos la distancia y mano baja.
Paulita por el contrario no pudo ratificar su
triunfo de 2014 al sortear el peor lote de la corrida. Poco que destacar y
mucho más que pedirle al aragonés, que se dejó ganar la partida y ver como el
de Segovia le arrebataba y de qué manera su trono.
Y como conclusión y sin defender lo indefendible
apuntar que la corrida de Cebada salió el sábado a primera hora de la tarde,
llegando por la noche al pueblo de Madrid. No se bajaron del camión hasta la
hora del encierro, donde corrieron y posteriormente fueron enchiquerados.
Hablamos de más de 20 horas sin comer ni beber absolutamente nada, por lo que
es fácil que acusen esa falta de fuerzas y estrés. Con esto no pretendo
defender única y exclusivamente a la ganadería de Cebada Gago, que bajo mi
punto de vista no ha traido ni la corrida que esperaba ni el resultado que
quería, pero sí pedir mayores medidas y tacto a todas las empresas a la hora de
tratar el ganado, que recuerdo que son el verdadero compromiso para el triunfo
de todos.
Un año más nos despedimos de Valdemorillo y damos
el pistoletazo de salida a esta temporada 2015, y como cada año deseamos la
mayor de las suertes a todos. Esperemos que sea una gran campaña, nos vemos
pronto.
Un saludo
Borja González.
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