José Rojo se libra de un cornalón ante una complicada y seria novillada de Hermanos Sánchez Herrero. Vuelta por su cuenta para Daniel Barbero ante el mejor del encierro.
Eran las siete en punto de la tarde cuando tuvo lugar un verdadero milagro. El pitón astifino de Fabiolo recorría como un puñal el pecho del joven cacereño. Se mascaba la tragedia. Enmudeció Madrid. El intento fallido de incorporarse auguraba algo grave, muy grave. José Rojo era trasladado a enfermería en medio de un silencio sepulcral. Las miradas lo decían todo. Minutos más tarde llegaban las primeras y buenas noticias. Todo había acabado en casi nada.
José Rojo salía como un héroe a la muerte del tercero entre la ovación de los tendidos. Un clamor en su recibo al quinto, un cuajadísimo novillo burraco de la ganadería charra. Público entregado a la causa. Poca fuerza y nula entrega tuvo el bicho, que no ayudó al premio ganado. Con ese Fabiolo que hizo segundo estuvo valiente de verdad. Un señor toro, acapachado de cuerna que se fue a corrales tras escuchar los tres avisos. Menudo galán. Manso y costoso en toda su lidia, quiso rebañar los muslos de Carpio hasta en dos ocasiones, como si ya le tuviera calado. Tragó a base de arreones la muleta de Rojo, a base de querer y mandar. Le llevó hasta su querencia, donde robó una más que meritoria tanda por derechazos por bajo. En la suerte suprema lo cazó. Menudo pájaro.
La novillada fue tremendamente complicada. Muy seria, astifina y con remate por todos lados. Mansa en líneas generales, y muy poco agradecida en el último tercio. El francés Carlos Olsina estuvo de verdad con su primero, sobrero tras la lesión del abreplaza. Un novillo que no perdonó una por el izquierdo. Jugando al quiebro, midiendo y protestando siempre con la cara arriba. Tragó el francés por ambos pitones, buscando ante todo la colocación y el terreno adecuado. La estocada, por derecho.
Con el cuarto estuvo verdaderamente mal. Un animal mucho más claro, fino de cabos, muy astifino y colorado de capa. Noble por ambos pitones, y venido a menos en los terrenos cortos. Despegado, con mucho enganchón y sin torear las embestidas. El resultado final fue más bien negativo. Hasta pudo ocurrir otra desgracia al saltar al tendido del 5 el descabello. Un peligro.
Daniel Barbero se pegó la vuelta al ruedo en el sexto. Curioso que tras la petición de sus paisanos se hiciera el silencio. No le bastó con saludar por su cuenta, sino que le supo a poco. Vuelta al ruedo con los tendidos vacíos. Hay que tener más vergüenza torera y saber en qué plaza se está actuando. Animoso y poco templado con el capote, voluntario con la muleta, y sabiendo muy bien coger los terrenos menos malos. Tuvo el defecto de no vaciar nunca las embestidas en favor de la ligazón continua. Un regalo para el gran público, pero todo un sacrilegio para el aficionado. Aprovechó muy a medias las buenas embestidas del sexto, en una faena de más a menos. La estocada fue certera y bien ejecutada. Los pañuelos, insuficientes.
Y con esta nos despedimos, hasta la que puede ser una de las grandes citas del año. Nos vemos todos en la encerrona de Emilio de Justo. Muchísimas ganas.
Madrid. Plaza de toros de Las Ventas. 3 de abril de 2022.
Novillos de Hermanos Sánchez Herrero, (1º bis de la misma ganadería), muy bien presentados, mansos en líneas generales y correosos. Destacó el sexto.
Carlos Olsina: palmas tras aviso, tres avisos en el que mató por José Rojo y silencio tras dos avisos.
José Rojo: herido en su primero y saludos tras aviso.
Daniel Barbero: silencio tras aviso y vuelta por su cuenta tras aviso.
Entrada: menos de un cuarto de plaza.
Nota: Se desmonteraron José Chacón y Manuel Izquierdo tras banderillear al sexto.
Un saludo
Borja González
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