lunes, 10 de agosto de 2015

EN VOLANDAS Y A PUNTO DE LA PUERTA GRANDE (Crónica 10 agosto 2015)



Foto-. Juan Pelegrín

Oreja y vuelta al ruedo para la vuelta de Ivan Vicente. La terna por encima de la corrida de Gavira.


Madrid. Plaza de toros de Las Ventas.
9 de agosto de 2015.
Toros de Gavira y Carriquiri (4º y 5º) para los diestros:
-       Iván Vicente: oreja y vuelta al ruedo.
-       Rubén Pinar: vuelta al ruedo tras aviso y saludos.
-       David Galván: saludos tras dos avisos y silencio tras aviso.
Entrada: Más de un cuarto de plaza.

Comportamiento de los toros lidiados:

·         Primero. “Pordiosero” Nº 28, negro de 555 kilos (Ovación)
Bien presentado, flojo y sin picar. Noble y boyante en la embestida. Gran pitón izquierdo.
·         Segundo. “Sereno” Nº 18, negro de 508 kilos (Palmas)
Manso y sin picar. Acabó rompiendo en la muleta, codicioso y humillado.
·         Tercero. “Cantarero” Nº 41, negro de 524 kilos (Silencio)
Serio de cara. Poco picado en varas y con su punto de casta. Tuvo sus complicaciones en el último tercio.
·         Cuarto. Carriquiri. “Carabello” Nº 49, colorado de 525 kilos (Silencio)
Protestado de salida. Escurrido de los cuartos traseros, flojo, descastado y manso.
·         Quinto. Carriquiri. “Huertano” Nº 7, negro listón de 605 kilos (Silencio)
Grandón y fuerte, muy pegado en varas y sin gracia en la muleta. Faltó casta.
·         Sexto. “Habanero” Nº 65, negro de 543 kilos (Leves pitos)
Impresentable y muy protestado. Flojo, noble y manso. Se partió un pitón en la faena de muleta.


A punto estuvo de salir a hombros el madrileño Iván Vicente en la primera corrida de toros veraniega de la plaza de toros de Las Ventas. El fallo con los aceros le impidió cumplir el sueño de todo torero, y por el que llevaba años y años preparándose en el olvido de muchos, pero con la constancia del que sabe que puede llegar a ello.

Pinchó la faena cuando tenía a casi la totalidad de la plaza sacando el pañuelo. Disposición, entrega y sobre todo cariño, por una faena que no pasó de discreta en el papel. Buenas formas, mucha entrega pero faltó la rotundidad necesaria que hubiera merecido la tan deseada puerta grande de Madrid.

Cortó una oreja del primer toro de un encierro dispar y nobletón de Gavira, hierro que sigue mostrando su desigualdad e irregularidad en el ruedo. Fue ante el mejor toro de la tarde, de nombre “Pordiosero”, bajo y guapo de hechuras, noble y boyante, de largo recorrido y enclasada embestida. Se abrió en excesos de capote, tomando bien los engaños, algo que aprovechó Ivan, para dibujar algún capotazo más que estimable. Regaló auténticos manjares por el pitón izquierdo, deslizándose de forma lenta y humillada al largo trazo del natural de Vicente, que acabó mejor que empezó cada uno de sus muletazos. Largo y templado siempre, mandado y por bajo, pero perfilero y algo lineal en su figura cuando se disponía a ligar las tandas. No brilló pues la colocación del espada, que mostró oficio y rodaje a pesar de haber pisado banquillo en estos últimos años. La estocada ligeramente desprendida y de efecto fulminante animó la petición de la oreja, que no tuvo protesta alguna.

Salió entonces el cuarto entre los pitos y palmas de tango de ciertos sectores. Animal remendado de Carriquiri de pobre presencia y nulo cuajo. Mostró mansedumbre en los primeros tercios y llegó apagado a la muleta poderosa y mandona de Iván, que de forma acertada comenzó la faena a media altura para no obligar al nuñez. Jalearon en exceso una faena que no pasó del aprobado, en parte por la poca gracia del cornúpeta. Se animó entonces el diestro al ver la predisposición del público y buscó la colocación y cercanía entre los pitones, algo que no pasan a muchos otros toreros. Pero no fue el caso, logró calentar a la parroquia, que de no ser por el fallo con el acero hubiera pedido la segunda oreja para el madrileño. Para  mi excesiva. Vuelta al ruedo cariñosa.

Otra vuelta daría Rubén Pinar tras pasaportar al segundo de la tarde. Dimensión totalmente contraria a lo que esperábamos del albaceteño. Se gustó y abandonó en una faena con momentos verdaderamente buenos con la mano izquierda, corriendo estupendamente la mano, en una postura totalmente vertical y encajada. Se dejó de trabajar el ligar por ligar y sintió cada uno de esos muletazos, que como es lógico llegaron a los tendidos de forma estupenda. Más ventajista estuvo con la derecha, continuamente al hilo del pitón y sin llegar a encajarse con el animal, que tuvo sus mayores virtudes por el pitón izquierdo. A la faena le sobraron dos tandas, y el fallo con el descabello apagó la más que posible petición.

Su faceta guerrillera y peleona la sacó con el grandón quinto, tras una mala lidia y cierto desorden de colocación en el tercio de varas, casi negándose a ponerlo en suerte y lucir la arrancada del animal, que fue duramente pegado por el varilarguero. Descastada y bruta la embestida de Huertano, firme la disposición de Rubén.

Cerraba el cartel David Galván, que volvía por méritos propios a la capital, tras firmar una más que digna actuación en San Isidro. Tuvo la mala pata de sortear el peor lote del encierro, aunque no anduvo acertado con su primero, al que dejó más que crudo en varas, con la posterior complicación en la faena de muleta, con una embestida brusca y por dentro de un animal que pidió batalla.  Pero el joven torero no se amedrentó y a base de colocación y concepto logró sacar muletazos muy meritorios al animal, sobresaliendo un excelente y lento natural que hizo rugir los cimientos de Madrid. Sonó el aviso antes de coger la tizona, y apurado anduvo ya con el tercero. Detalles que debe mejorar si no quiere llevarse más de un susto con los avisos, que para algo están.
Con el sexto apenas pudimos ver nada. La afición se volcó en contra de la terciada presentación de “Habanero”, que nunca debió ser aprobado. A ello sumen que se partió el pitón derecho al comienzo de la faena de muleta. Debió abreviar David, que lo intentó por activa y por pasiva ante la ignorancia del público, que no dio importancia a lo que allí se hizo.

Esto fue lo acontecido en Madrid. Una tarde de más a menos, con la vuelta de un torero de corte clásico, el cambio para bien del albaceteño, que realiza su mejor tarde en Madrid, y el querer y no poder de un torero que sigue buscando su camino, David Galván.

Un saludo
Borja González.




NO HUBO QUINTO MALO (Crónica de Madrid 2 agosto 2015)




Gran novillo de Martín Lorca en Las Ventas. Buen capote de Vanegas, herido y detalles de Marcos.



Madrid. Plaza de toros de Las Ventas.
2 de agosto de 2015.
Novillos de Martín Lorca y Escribano Martín (3º) para:
-       Manuel Vanegas: silencio tras aviso y división al saludar. Herido por el quinto.
-       Gerardo Rivera: silencio tras aviso y vuelta al ruedo con protestas.
-       Alejandro Marcos: silencio tras aviso y saludos.
Entrada: Alrededor de un cuarto de plaza.

Notas:
-       Destaca la actuación en la brega de Martín Blanco en la lidia del tercer animal, asi como las dos varas de Mario Herrero, de la cuadrilla de Alejandro Marcos.
-       Se tomaron las medidas acordadas para el mes de agosto, saliendo los varilargueros por la Puerta de Madrid y vistiendo de corto el chulo de toriles.


Novillos lidiados:
·         Primero. “Torero” Nº 11, negro listón de 485 kilos (Silencio)
Serio y bien presentado. Encastado y con dificultades en el último tercio.
·         Segundo. “Español” Nº 31, castaño de 470 kilos (Pitos)
Manso y desfondado tras una dura segunda vara. Apagado, noble y descastado.
·         Tercero. “Lector” Nº 57, negro bragado meano de 464 kilos (Silencio)
Algo terciado, con más genio que casta, movilidad y cierto descontrol en sus embestidas.
·         Cuarto. “Japonés” Nº 17, castaño bragado meano axiblanco de 512 kilos (Silencio)
Tuvo poco fondo en el último tercio, excesiva nobleza y poco poder.
·         Quinto. “Valiente” Nº 14, negro de 481 kilos (Palmas)
Buen novillo. Derribó en la primera vara, peleó con la cara alta en el segundo encuentro, haciendo hilo constante a todo el que se le ponía por delante. Encastado y humillador en la muleta.
·         Sexto. “Cernícalo” Nº 30, negro de 520 kilos (Silencio)
Manso, flojo y descastado, Tuvo muy poco recorrido y no dio opciones en el último tercio.


Algo de positivo tiene que haber cuando vas tarde tras tarde a una plaza de toros como Madrid, por poco que sea. Hoy tuvimos el gusto de ver uno de esos novillos que te embelesa de principio a fin, sorteado en quinto lugar y de nombre “Valiente”. Bajo como el solo, pobre de cara y suelto de carnes, codicioso en sus embestidas, pronto y veloz en el caballo, donde no aprobamos su segunda entrada, y fiero y embestidor en la muleta. Una locomotora de humillación, largura y bravura tapada por la inexperiencia y falta de poder del novillero mexicano Gerardo Rivera, totalmente desbordado cuando intentaba torear al natural, y sin marcha atrás cuando volvía a intentarlo con la diestra, acortando la distancia y ahogando al bueno de “Valiente”.

Fue este un novillo bueno pero no tonto, que derribó en la primera vara y se arrancó como un misil a por la segunda, donde empujó con la cara alta. Anteriormente hirió de forma espeluznante al joven Vanegas, que salía del burladero del ocho para posicionarse junto al piquero, en un relance del animal que pilló de improvisto al venezolano, prendiéndolo del pecho sin aparente calado y llevándolo cual perchero más de quince metros. Un auténtico milagro. También apretó lo suyo en varas, y persiguió hasta el final y por los pelos a todos y cada uno de los subalternos que le corría en la cara. La emoción que le faltó a la novillada se acumuló en estos veinte minutos de lidia ordinaria. Todo un gusto para los poquísimos aficionados que nos juntamos en los tórridos tendidos de Madrid, que vuelve a tambalear en verano con semejante programación taurina.

Vanegas fue quien abrió la novillada, acabando en enfermería tras el percance en el quinto novillo. Su capote fue sin duda de lo mejor de la tarde, cadencioso, natural y muy bien llevado en todo momento. No fue el caso de las banderillas, hilando nada fino en su primero, con hasta tres pasadas en falso, algo que no gustó mucho al personal. Muleteó con ajuste pero sin gracia a sus dos bureles, totalmente opuestos. Casta y cierto peligro tuvo el astifíno y ofensivo primero, que vendió cara su vida, prendiendo en más de una ocasión al joven venezolano, que de actitud fue sobrado. Se dejó llegar los pitones a los muslos pero el trasteo careció de limpieza y continuidad. Se tiró por derecho para recibir otra voltereta más. Tardó en doblar el animal y recibió silencio.
El cuarto fue un animal mucho más insulso. Llegó a la muleta parado y bobalicón y Manolo se empeñó en alargar un trasteo que pareció no tener fin. Lo mejor en este sería el gran saludo capotero por verónicas. Saludos por su cuenta con sus consecuentes protestas.

Gerardo Rivera a priori sería el triunfador de la tarde por esa vuelta al ruedo en las reseñas. Una pena que en ninguna pongan las protestas al iniciarse y el valor de la misma tras darla por su cuenta. Y más aún cuando estuvo por debajo del novillo de la tarde. Demasiado respetuoso estuvo la afición con él, para que negarlo. Y es que le puso ganas de principio a fin, se ve un torero guerrillero, pero carente de poso y torería, algo que manifestó cuando el arrebato de Valiente calmó ante tal ímpetu por comerse la pañosa.
Tampoco gustó lo fuera que se situó para matar, cierto es que por arriba, a sus dos oponentes, perfilándose ya muy fuera de la rectitud del animal.
El segundo novillo se acabó con la terrible vara que recibió en manos de Gustavo Marcos. Llegó desfondado y sin fuerzas al último tercio.

Sin duda el concepto lo puso Alejandro Marcos, en su tercera tarde en la capital en lo que va de año. Es un torero de ideas claras, erguida figura y que sabe salir torero delante de la cara del toro. Para ello tuvimos que esperar al sexto, el de quizá menos opciones de triunfo por su falta de empleo y casta. A pesar de ello sacó el repertorio el charro, encimista por momentos, pero elegante y mandón en varios muletazos enroscados y bien ejecutados. No pasaría lo mismo con su primero, un desigual y algo descompuesto novillo de Escribano Martín, que llegó a lastimarse tras una fea caída en la primera tanda en los medios, cuando acometía con alegría y boyantía a las telas del salmantino. Acusó entonces el terciado animal tal terrible desastre, punteando continuamente los engaños y soltando la cara de forma excesiva y alocada. Le costó entonces templar a Alejandro tan difícil papeleta, siendo innumerables los enganchones de la misma.


Esto fue el prólogo de agosto, un mes taurino con una programación paupérrima en la primera plaza del mundo. Que Dios nos pille confesados…