Foto-. Juan Pelegrín
Oreja y vuelta al ruedo
para la vuelta de Ivan Vicente. La terna por encima de la corrida de Gavira.
Madrid. Plaza de toros de
Las Ventas.
9 de agosto de 2015.
Toros de Gavira y
Carriquiri (4º y 5º) para los diestros:
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Iván Vicente: oreja y vuelta al ruedo.
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Rubén Pinar: vuelta al ruedo tras aviso
y saludos.
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David Galván: saludos tras dos avisos y
silencio tras aviso.
Entrada: Más de un cuarto
de plaza.
Comportamiento
de los toros lidiados:
·
Primero. “Pordiosero” Nº
28, negro de 555 kilos (Ovación)
Bien presentado, flojo y sin picar. Noble y
boyante en la embestida. Gran pitón izquierdo.
·
Segundo. “Sereno” Nº 18,
negro de 508 kilos (Palmas)
Manso y sin picar. Acabó rompiendo en la muleta,
codicioso y humillado.
·
Tercero. “Cantarero” Nº
41, negro de 524 kilos (Silencio)
Serio de cara. Poco picado en varas y con su punto
de casta. Tuvo sus complicaciones en el último tercio.
·
Cuarto. Carriquiri.
“Carabello” Nº 49, colorado de 525 kilos (Silencio)
Protestado de salida. Escurrido de los cuartos
traseros, flojo, descastado y manso.
·
Quinto. Carriquiri.
“Huertano” Nº 7, negro listón de 605 kilos (Silencio)
Grandón y fuerte, muy pegado en varas y sin gracia
en la muleta. Faltó casta.
·
Sexto. “Habanero” Nº 65,
negro de 543 kilos (Leves pitos)
Impresentable y muy protestado. Flojo, noble y
manso. Se partió un pitón en la faena de muleta.
A punto estuvo de salir a hombros el madrileño Iván Vicente en la primera corrida de
toros veraniega de la plaza de toros de Las Ventas. El fallo con los aceros le
impidió cumplir el sueño de todo torero, y por el que llevaba años y años
preparándose en el olvido de muchos, pero con la constancia del que sabe que puede
llegar a ello.
Pinchó la faena cuando tenía a casi la totalidad
de la plaza sacando el pañuelo. Disposición, entrega y sobre todo cariño, por
una faena que no pasó de discreta en el papel. Buenas formas, mucha entrega
pero faltó la rotundidad necesaria que hubiera merecido la tan deseada puerta
grande de Madrid.
Cortó una oreja del primer toro de un encierro
dispar y nobletón de Gavira, hierro que sigue mostrando su desigualdad e
irregularidad en el ruedo. Fue ante el mejor toro de la tarde, de nombre
“Pordiosero”, bajo y guapo de hechuras, noble y boyante, de largo recorrido y
enclasada embestida. Se abrió en excesos de capote, tomando bien los engaños,
algo que aprovechó Ivan, para dibujar algún capotazo más que estimable. Regaló
auténticos manjares por el pitón izquierdo, deslizándose de forma lenta y
humillada al largo trazo del natural de Vicente, que acabó mejor que empezó
cada uno de sus muletazos. Largo y templado siempre, mandado y por bajo, pero
perfilero y algo lineal en su figura cuando se disponía a ligar las tandas. No
brilló pues la colocación del espada, que mostró oficio y rodaje a pesar de
haber pisado banquillo en estos últimos años. La estocada ligeramente
desprendida y de efecto fulminante animó la petición de la oreja, que no tuvo
protesta alguna.
Salió entonces el cuarto entre los pitos y palmas
de tango de ciertos sectores. Animal remendado de Carriquiri de pobre presencia
y nulo cuajo. Mostró mansedumbre en los primeros tercios y llegó apagado a la
muleta poderosa y mandona de Iván, que de forma acertada comenzó la faena a
media altura para no obligar al nuñez. Jalearon en exceso una faena que no pasó
del aprobado, en parte por la poca gracia del cornúpeta. Se animó entonces el
diestro al ver la predisposición del público y buscó la colocación y cercanía
entre los pitones, algo que no pasan a muchos otros toreros. Pero no fue el
caso, logró calentar a la parroquia, que de no ser por el fallo con el acero
hubiera pedido la segunda oreja para el madrileño. Para mi excesiva. Vuelta al ruedo cariñosa.
Otra vuelta daría Rubén Pinar tras pasaportar al segundo de la tarde. Dimensión
totalmente contraria a lo que esperábamos del albaceteño. Se gustó y abandonó
en una faena con momentos verdaderamente buenos con la mano izquierda, corriendo
estupendamente la mano, en una postura totalmente vertical y encajada. Se dejó
de trabajar el ligar por ligar y sintió cada uno de esos muletazos, que como es
lógico llegaron a los tendidos de forma estupenda. Más ventajista estuvo con la
derecha, continuamente al hilo del pitón y sin llegar a encajarse con el
animal, que tuvo sus mayores virtudes por el pitón izquierdo. A la faena le
sobraron dos tandas, y el fallo con el descabello apagó la más que posible
petición.
Su faceta guerrillera y peleona la sacó con el
grandón quinto, tras una mala lidia y cierto desorden de colocación en el
tercio de varas, casi negándose a ponerlo en suerte y lucir la arrancada del
animal, que fue duramente pegado por el varilarguero. Descastada y bruta la
embestida de Huertano, firme la disposición de Rubén.
Cerraba el cartel David Galván, que volvía por méritos propios a la capital, tras
firmar una más que digna actuación en San Isidro. Tuvo la mala pata de sortear
el peor lote del encierro, aunque no anduvo acertado con su primero, al que
dejó más que crudo en varas, con la posterior complicación en la faena de
muleta, con una embestida brusca y por dentro de un animal que pidió
batalla. Pero el joven torero no se
amedrentó y a base de colocación y concepto logró sacar muletazos muy
meritorios al animal, sobresaliendo un excelente y lento natural que hizo rugir
los cimientos de Madrid. Sonó el aviso antes de coger la tizona, y apurado
anduvo ya con el tercero. Detalles que debe mejorar si no quiere llevarse más de
un susto con los avisos, que para algo están.
Con el sexto apenas pudimos ver nada. La afición
se volcó en contra de la terciada presentación de “Habanero”, que nunca debió
ser aprobado. A ello sumen que se partió el pitón derecho al comienzo de la
faena de muleta. Debió abreviar David, que lo intentó por activa y por pasiva
ante la ignorancia del público, que no dio importancia a lo que allí se hizo.
Esto fue lo acontecido en Madrid. Una tarde de más
a menos, con la vuelta de un torero de corte clásico, el cambio para bien del
albaceteño, que realiza su mejor tarde en Madrid, y el querer y no poder de un
torero que sigue buscando su camino, David Galván.
Un saludo
Borja González.