FOTO: Juan Pelegrín.
Soporífera novillada para
abrir el mes de mayo. Silva cae herido al cortarse entrando a matar al primero.
Madrid. Plaza de toros de Las Ventas.
1 de mayo de 2016. Primera de la miniferia de la
Comunidad.
Novillos de Conde de Mayalde para los diestros:
- Miguel Ángel Silva: silencio
tras dos avisos en el único que mató.
- Clemente: silencio,
silencio y silencio.
- Álvaro García: silencio
tras dos avisos y silencio.
Entrada: más de un cuarto de plaza (7.000 personas
aprox)
Novillos lidiados en la primera novillada de Mayo:
·
Primero.
“Escultor” , Nº 40, castaño salpicado de 479 kilos (Ovación)
Buen novillo para el
último tercio, pronto, alegre y boyante. Buen pitón derecho. Manseó en varas.
·
Segundo.”Hechicero”
Nº 14, castaño de 475 kilos (Silencio)
Flojo y algo
descoordinado, bajo de casta y obediente a los toques.
·
Tercero.
“Joyero II” Nº 29, negro listón de 480 kilos (Silencio)
Noble y justo de fuerzas,
aquerenciado y sin emplearse en los primeros tercios.
·
Cuarto.
“Segurito” Nº 6, castaño de 537 kilos
(Silencio)
Flojo y descastado, manso
en varas y sin empuje en el último tercio.
·
Quinto.
“Estafador” Nº 7, castaño de 484 kilos (Silencio)
Bien presentado, manso y
apagado en el último tercio al recortar distancias. Recibe tres varas.
·
Sexto.
“Joyero I” Nº 18, negro de 538 kilos (Silencio)
Bien presentado y apretado
de carnes. Manso, descastado y aburrido en la muleta.
Abríamos en la tarde de ayer un mes entero de
toros, con un gran ambiente en la plaza, más de un cuarto de aforo, distribuido
por todos los tendidos, gradas y andanadas, las cuales se adornaban con
guirnaldas y escudos varios de la Comunidad en memoria de aquel glorioso 2 de
mayo. Tarde calurosa al sol y fresca en sombra, azotada con golpes de viento
que dificultaron en parte la labor de los insignificantes novilleros que ayer
se daban cita en Madrid.
Herido resultó el gran Miguel Ángel Silva, de estatura descomunal, por el primero de
Mayalde, el que fue sin duda el mejor novillo de la tarde. Bajo de cruz, cómodo
de cara y con un fondo exquisito para la faena de muleta. Cientos de muletazos,
primero en los medios, posteriormente cerrado en el tercio, culpable el viento,
necesarios para no conseguir crujir los cimientos de Madrid. Faena de derechas,
larga pero no profunda, con distancia en los primeros cites, cuando el
cornúpeta acometía alegre y pronto al leve bamboleo del extremeño, al que se le
fue sin duda un caramelo irrepetible. Se cortaría la mano al entrar a matar, pinchando
y deslizando la palma por el filo de la espada, acabando así su presencia en la
tarde. Ovación en el arrastre al pequeño castaño.
Clemente volvía a Las Ventas de la
mano de Zuñiga, y no por méritos propios, todo sea dicho. El veedor de la
primera plaza del Mundo eligió la tarde de hoy para el reencuentro del francés
con la afición capitalina. La conexión volvió a ser nula y prueba de ello los
tres silencios como tres soles que le recetaron tras finalizar sus anodinas,
aburridas y lineales faenas a tres novillos descastados, nobles y obedientes
del hierro de Finat. Lo mejor sin duda fue el uso de la espada con sus dos
últimos oponentes.
Cerraba el cartel el madrileño Álvaro García, natal de San Sebastián
de los Reyes y curtido en la zona madrileña con hasta 19 novilladas y 29 orejas
en su haber. Incoherencia con lo realizado en el ruedo, mostrando inseguridad y
pocas ideas delante de la cara del toro. Le costó un mundo hacer faena a su
primero, y no por las dificultades de este. Dudó en infinitas ocasiones y no
mostró nunca una estructura en su trasteo, constantes pruebas, excesivas para
quien quiere ser torero. Larguísima labor, superada por los 15 minutos
reglamentarios, que perdonó Justo Polo al no asomar el tercer y justificado
pañuelo con la orden de enviar de nuevo el novillo al corral.
Con el quinto (corrieron turno por la lesión de
Silva) volvió a mostrar carencias de oficio y técnica. Fue este un animal más
agarrado al piso que su primero, le costó romper hacia delante por falta de
casta y poder. Álvaro volvió a mostrar más defectos que virtudes. Quizá no era
el momento para presentarse en Madrid.
Esto fue lo poco o nada que aconteció en la
primera novillada del mes de Mayo en Madrid. Una novillada con muy poquita
casta y con alta dosis de bobería, a la que no vimos ni un mal gesto, ni una
mirada de desaprobación o defensa, de ataque innato. Un desfile de animales a
los que adivinabas ya de salida su condición y lidia, sin sorpresa, sin
altibajos, vulgares y aburridos. Aunque para muchos haya sido una “buena
novillada”, por eso de valer para el toreo lento y suave, de clase y
enjundia. Allá ellos.
Nos vemos en la Goyesca.
Un saludo
Borja González