lunes, 5 de octubre de 2015

DOS MURCIANOS Y UNA SOLA VERDAD (Crónica 4ª Feria Otoño 2015)


 Foto: Javier Arroyo


IMPORTANTE FAENA DE UREÑA AL SEXTO DE LA TARDE MALOGRADA CON LA ESPADA. ACTUACIÓN MÁS QUE DIGNA DE RAFAELILLO.

Madrid. Plaza de toros de Las Ventas.
Feria de Otoño 2015. 4ª de feria. 4 de octubre.
Toros de Adolfo Martín para:
-       Rafaelillo: saludos en ambos.
-       Fernando Robleño: silencio en ambos.
-       Paco Ureña: saludos y vuelta al ruedo tras aviso.
Entrada: Casi lleno.

Nota: Se desmonteró el banderillero Jesús Romero, a las órdenes de Fernando Robleño. También Raúl Ruiz por su brega.

Toros lidiados en la última de feria:
·         Primero. “Aviador” Nº 41, cárdeno bragado meano de 575 kilos (Pitos)
Grandón y basto de hechuras. Manso y complicado. Desarrolló sentido y genio en el último tercio. Le costó humillar una barbaridad.
·         Segundo. “Fogonero” Nº 36, negro entrepelado de 526 kilos (Silencio)
Muy astifino y suelto de carnes. Manso en el caballo y de cortísimo recorrido en la muleta. Muy exigente y poderoso.
·         Tercero. “Rizos” Nº 73, cárdeno bragado meano de 502 kilos (División)
Chico y vareado, cornipaso y con mucha leña. Encastado y con muchas teclas que tocar. Humilló y se orientó con facilidad.
·         Cuarto. “Baratillo” Nº 1, cárdeno bragado meano de 527 kilos (Silencio)
Serio y ofensivo, manso y descastado. Acabó muy orientado y sin entregarse. Duro de roer.
·         Quinto. “Horquillero” Nº 68, negro entrepelado meano de 520 kilos (Silencio)
Serio y con cuajo, noble y castigado en varas. Descolgó con poca fuerza en el último tercio, mostrando una gran fijeza.
·         Sexto. “Murciano” Nº 14, negro entrepelado de 545 kilos (Palmas)
Manso en el caballo y con profundidad y entrega en la muleta por ambos pitones. Tuvo fondo e importancia en sus embestidas.



Venía como tapado, tras su derrota en San Isidro ante aquel famoso Agitador de Ricardo Gallardo. Herido y señalado, apuntado por aquellos maleantes que lo crucificaron en mayo, pero consciente de lo que se jugaba en esta baza de fin de temporada. Un Ureña que ya dejó sus estupendas formas hace dos veranos, cuando ya levantó los tendidos de la monumental a base de entrega, verdad y toreo, mucho toreo.

Tauromaquia que ha desplegado a la perfección para poner broche a una terrible y soporífera feria de otoño, saldada con un bagaje ganadero que roza lo imposible, con un nivel de casta ínfimo. Fue a la desesperada, ante el sexto de la tarde. La suerte hizo que se juntaran a eso de las siete y veinte de la tarde dos murcianos en un escenario inmejorable. Dolido el lorquino por la paliza de su primero, pero sentido y comprometido con jugársela de nuevo ante el bueno de Murciano, que nos transportó hasta 2002 para recordar a ese magnifico primo suyo, herrado con la coronada y lidiado por el madrileño Luis Miguel Encabo. Mucho más bravo y encastado aquel, más noble y entregado este Adolfo, que se deslizó y de qué manera ante la pañosa del murciano, que deleitó a la parroquia con semejantes naturales propios de carteles de toros. Primero a pies juntos, con la cintura completamente rota, y posteriormente abriendo el compás y cargando la suerte, llevando al toro lento, muy lento y hasta detrás de la cadera. La plaza se ponía en pie, y el torero rompía en lágrimas ante tal belleza. Se conjuntaron la clase y entrega del cárdeno con la pura verdad del toreo eterno. Fuimos muchos los que pensamos que faltó una serie para acabar de romper la plaza. El fallo con los aceros dejó la posible puerta grande en una vuelta al ruedo sentida y querida.

No estuvo tan acertado con el tercero, un ofensivo y chico animal de Adolfo que se movió sin parar durante toda su lidia. Recibido con un sensacional abanico de verónicas, poderosas y electrizantes. Agobiante fue la lidia, sin pausa alguna al bicho, como si tuviera prisa el que apuntaba. Empujó bien en la primera vara, sin cumplir con méritos en la segunda, y buscó los tobillos del murciano sin excesiva fuerza, agobiado por momentos ante un encimista Ureña, que apretó más de corazón que cabeza. Terrenos del toro piso antes de que este entregara su vida, y protestadas fueron todas y cada una de sus arrancadas, con voltereta incluida. Toro para apostar y jugar. La papeleta le valió un susto y la ovación de toda la plaza desde el tercio.

Rafaelillo volvió a dar otro recital de toreo. No será el más pulcro ni limpio, tampoco el más largo y sentido, pero si el más verdadero y técnico. Una lección de cómo tratar a dos marrajos geniudos, que a punto estuvieron de mandarle a enfermería. Dos toros muy complicados y peligrosos, con el sentido por las nubes y las ideas de alimaña. No pasaron un fallo del murciano y apenas se entregaron ante semejante colocación y mando. Me gustó más si cabe con el fuerte y orientado primero, que no humilló ni una sola vez a las telas. El empiece por bajo, jaleado y obligado, precedió a un sensacional cambio de mano que acabó por descuadrar las ideas del cornúpeta. Fue entonces cuando se vivió una auténtica batalla en los mismos medios, con su trapo Don Rafael y con esas puntas el Adolfo. Una barbaridad de emoción, lucha y poder. El saludo desde el tercio retumbó en todo Madrid.

Costó más ver el pitón izquierdo del cuarto, un cárdeno cornipaso y algo bizco del pitón izquierdo, de imponente y cuajado trapío, y con el que se vivieron los pasajes más añejos del año, con un estupendo y genuflexo recibo capotero de don Rafael, poderoso y metido en la dirección del bicho, rompiendo por completo la flexibilidad del animal. Apuntó largura e incluso temple el cárdeno, pero como el resto de sus hermanos desarrolló un sentido increíble al mínimo fallo. De nuevo otro episodio de gladiador muy seguido por el coso madrileño, que acabo rendido al diestro.

Robleño sorteó otro lote de mucha guasa. El astifino que hizo segundo apenas tuvo veinte centímetros de recorrido, totalmente imposible andar con él por derecho. Salió recortando y barbeando de salida, como toda la corrida, y desarrolló un sentido espectacular durante su lidia. El quinto fue el más soso y de menos gracia de la corrida. Manseó como sus hermanos de salida, y llegó noblote y apagado a la muleta, sin acabar de deslizarse a la muleta del madrileño, que no acabó de apretar al albaserrada, que fijó la mirada en el trapo continuamente, descolgado y queriendo, pero acusó mucho la pelea en varas. Dos silencios como dos soles para una actuación demasiado lineal.

Cerrábamos así el ferial de otoño que pone prácticamente el punto final a una temporada con muchas cosas que contar. Tuvo que venir Adolfo, pese que a muchos les joda, para poner tensión, riesgo y verdad a lo que es una corrida de toros. Tuvieron que venir los llamados toros de encastes minoritarios para atraer la atención de un público que agonizaba en los tendidos con la súplica de encontrar un toro bravo, animal que guste o no, no apareció por el ruedo en cuatro días de festejo.

Un saludo
Borja González


sábado, 3 de octubre de 2015

LO VOLVIÓ A CONSEGUIR (Crónica 2ª de la Feria de Otoño 2015)



foto: Juan Pelegrín

TERCERA PUERTA GRANDE PARA LÓPEZ SIMÓN EN 2015 EN LAS VENTAS ANTE UNA DESASTROSA CORRIDA DEL PUERTO. URDIALES QUEDÓ INÉDITO.


Madrid. Plaza de toros de Las Ventas.
Feria de Otoño 2015. 2ª de feria. 2 de octubre.
Toros del Puerto de San Lorenzo y Valdefresno (4º bis) para los diestros:
-       Diego Urdiales: silencio, saludos y silencio.
-       Alberto López Simón: oreja, oreja y silencio.
Entrada: Casi lleno

Nota: Ovacionado Alberto Sandoval en el tercio de varas al sexto de la tarde.


Toros lidiados en el mano a mano:
·         Primero. “Pitinesco I” Nº 71, negro de 552 kilos. (Pitos)
Atacado de kilos y de pobre cara. Manso, flojo y descastado.
·         Segundo. “Cubanoso” Nº 144, negro bragado meano axiblanco de 527 kilos. (Pitos)
Bien presentado, manso, descastado, incierto y protestón en el último tercio.
·         Tercero. “Campanito” Nº 123, negro de 551 kilos (Pitos)
Cumplía ese mismo mes los cuatro años, ofensivo de cara y sin remate. Deslucido, manso y con la cara muy suelta. Complicado en el último tercio.
·         Cuarto. Sobrero de Valdefresno. “Campeador” Nº 131, negro de 531 kilos (Pitos)
Bien presentado, manso, flojo y descastado. Acabó rajado.
·         Quinto. “Caratuerta” Nº 67, negro de 597 kilos (Silencio)
Mal presentado y cómodo de cara. Manso, noble y rajado desde el primer momento.
·         Sexto. “Bailador” Nº 127, negro de 559 kilos (Silencio)
Justo de presentación, noble y lastimado de la mano en el último tercio.

Consiguió el objetivo marcado meses atrás con sangre y cojones, por la vía del tremendismo y la temeridad, sin importarle un bledo su vida, con la inconsciencia de quien quiere ser figura del toreo y hacer historia en esta plaza. Lograba así lo que muy pocos han llegado a conseguir en un mismo año, una Puerta Grande arrancada a fuego y polémica ante un encierro bochornoso y desagradable del Puerto de San Lorenzo, que tiró por tierra los deseos de una afición que volvió a volcarse en taquilla, con un casi lleno.

Faltó toreo fundamental, sin lugar a dudas, pero estuvo superior a sus oponentes, que no regalaron ni una embestida encastada y por derecho. No recordaremos esta Puerta Grande, ni las dos anteriores si me apuran, por el toreo caro del madrileño, por el temple y embroque de sus muñecas, por el faenón del siglo, y si por su valor seco e infinito y por el sitio que hace mucho no veíamos pisar, donde cogen y dañan. Ahora cuestionen ustedes si en la primera plaza del mundo los criterios son esos o no para descerrajar el portón.

Muchos lo temíamos y presagiábamos, este de Barajas iría a muerte con su primero, y no pensaría en el más allá, porque así lo viene demostrando toda la temporada, sin ventaja alguna y comprometido con la oportunidad tan buena que se ha ganado tras ese 2 de mayo, sin duda el día más importante de su carrera. Se jugó entonces el todo por el todo ante su primer toro, un descompuesto y manso lisardo que más de una vez le avisó de su peligro, al serle imposible acometer por bajo a la rastrera e inmutable muleta del madrileño, que quiso ganar las cartas desde el arranque. Comprometido a la causa se fue donde quiso el cornúpeta, al tercio de sol, y allí sacó arriesgados muletazos, de más tesón que limpieza, pero meritorio sin lugar a dudas. Fue entonces prendido de fea manera en una de esas paradas del manso, y la plaza se echó las manos a la cabeza. Iba corneado, y de nuevo, y en memoria de esas dos tardes de mayo,  volvió a la cara del toro, dolorido, casi mareado, para seguir como pudo ante tal descastadas embestidas. Faena de mérito y coraje, de actitud y vergüenza torera, premiada tras pinchazo y entera con una oreja más que cuestionable y levemente protestada por los tendidos, que se encontraban en el aprieto de la valentía y generosidad del palco.

Muchos fueron los que pensaron que la tarde quedaría en manos del riojano, pero también muchos los que pidieron calma en enfermería, sabedores de la bendita locura de Alberto, que insistió y de que manera al cuerpo médico su salida de nuevo al ruedo, entre el enfado de muchos y el consuelo de otros. Aquí el servidor no estuvo de acuerdo con la decisión. Me gusta ir a la plaza a ver torear, cuestión de gustos.

Salió por tanto para matar el quinto, cuando Urdiales deambulaba con clase y rigor ante tres mulos que se hicieron apellidar atanasios. Centró las miradas de absolutamente toda la plaza cuando cruzaba el frío ruedo venteño. Incredulidad, miedo, adoración… sentimientos encontrados en pasos interminables, con un rostro pálido y ausente. Dio miedo de verdad. Salió entonces el animal más boyante y noble de la corrida, corrido en quinto lugar, y de nombre Caratuerta. Se dejó en los primeros tercios, y comenzó a huir despavorido al sentir las frias. Se posicionó entonces en terrenos del 10 Alberto, en presencia del gran Curro Romero, devoto de Diego. Allí quiso plasmar lo más verdadero de su tarde el de Barajas, dos tandas de derechazos profundas y ligadas, mandadas y templadas, con el rugir de una plaza que quiso y pudo sacarlo a hombros. De nuevo faena de altibajos, culpable el viento y sentenciado el lisardo, que correteó como quiso en busca de su salida. Estocada fulminante algo atravesada y oreja ahora si con mayoría incalculable. Hasta llegaron a pedir la segunda los cachondos.

Con el sexto quiso cerrar la obra, y rematar esa Puerta que vuelve a quedarse con ganas de una faena rotunda, ya que son tres tardes de puerta grande con más riesgo y valor que toreo verdadero. Faenas de pisar terrenos insospechados, de fajarse a los animales y hacer temblar a los más miedosos, pero carentes de dos series de naturales rotos y faena compacta. Para más inri acabó partiéndose la mano en el primer muletazo, en un broche perfecto para los Fraile, que bien merecen un descanso.

Puerta Grande por tanto para Simón, que salió directo a enfermería, no sin antes cruzar el arco de Alcalá entre gritos de torero.

Segundo protagonista fue Diego Urdiales, a quien apenas vimos en la tarde. Eclipsado por el joven madrileño en todo momento, y sin suerte en el sorteo, con tres mulos descastados que impidieron cualquier lucimiento. Apenas vimos un gran quite al quinto, garboso y torero, poco respondido por el público, más pendiente del madrileño que esperaba en burladero.
Torero poderoso y con gusto, al que le hace falta un toro encastado para mostrar sus virtudes. Yo, sigo a la espera.

Destacar antes de finalizar el buen tercio de varas de un gran picador, Alberto Sandoval, al sexto de la tarde, por dos varas en el sitio, que se agradece.


Mañana será Gonzalo Caballero quien tome la alternativa en sustitución de Alberto López Simón, en manos de Uceda Leal y Eugenio de Mora. Toros del Vellosino.

Un saludo
Borja González.


jueves, 1 de octubre de 2015

DESESPERANTE (Crónica 1ª Feria otoño 2015)




Foto: Juan Pelegrín

DESCASTADA Y FLOJA LA DEL TORREÓN ANTE UNA TERNA QUE PASA SIN DECIR ABSOLUTAMENTE NADA POR LA PRIMERA PLAZA DEL MUNDO.


Madrid. Plaza de toros de Las Ventas.
Feria de Otoño 2015. 1 de Octubre 1ª de feria.
Novillos de El Torreón y Dolores Rufino (5º bis) para los novilleros:
-       Filiberto: silencio y división al saludar.
-       Alejandro Marcos: silencio tras aviso en ambos.
-       Joaquín Galdós: silencio en ambos.
Entrada: casi tres cuartos de aforo.

Nota: Ovacionados “Suso” por su brega al quinto y Raul Adrada por los pares al sexto.

Los novillos que abrieron feria fueron:
·         Primero. “Trajesino” Nº 216, negro de 475 kilos. (Pitos)
Justo de presentación, inválido, manso y descastado. Debió ser devuelto.
·         Segundo. “Pajarito” Nº 224, negro de 463 kilos. (Silencio)
Manso, descastado y nobletón. Duró un suspiro.
·         Tercero. “Señorito” Nº 185, negro de 461 kilos (Silencio)
Gacho y pobre de cara, manso, soso y descastado. Acabó parándose.
·         Cuarto. “Espejismo” Nº 182, negro listón de 490 kilos (Silencio)
Noble, descastado y de poco fondo. Se dejó con boyantía sin apretarle en exceso.
·         Quinto. Sobrero de D.Rufino. “Impartidor” Nº 7, colorado chorreado de 538 kilos (Silencio)
Basto de hechuras y con cuajo. Muy manso en los primeros tercios. Buen pitón izquierdo. Tuvo sus cosas en la muleta.
·         Sexto. “Fandangoso” Nº 193, colorado de 512 kilos (Silencio)
Mejor presentado que sus hermanos, con recorrido y clase en lo poco que duró. Acabó rajado y parado como sus hermanos.


Desastrosa y vacía la novillada que abría la feria de otoño 2015. Un encierro justo en su presencia, desigual en caras y con el denominador común de la falta de casta. Mucho tiene que hacer el colombiano Cesar Rincón para salvar la vacada, que deja una pobre carta de presentación en la Monumental. La falta de seriedad y la dulzura de esas bobaliconas y apenadas arrancadas terminaron por dormir al frio tendido madrileño, que cubrió una excelente entrada si consideramos que a las cinco de la tarde de un día de diario la gran mayoría de los españoles desempeñan sus quehaceres cotidianos. Una gran imagen por tanto para los que siguen insistiendo que esto importa a muy pocos.

Y si poco o nada dijeron los novillos, menos mostraron quienes debieran venir a comerse el mundo. Pasaron los tres jóvenes sin pena ni gloria por el escenario más importante que el destino puede darles. Una oportunidad soñada por todos y sin duda mal aprovechada por los que no hace tantos años se partían los muslos ante bobalicones como los torreones. Faltó chispa, aire fresco y riesgo. Sobraron las caricias, los pases ahogados, sin sentido ni tacto. La plaza veía lo mismo de siempre, la faceta del novillero imagen, de un modelo que imponen de estética y técnica, bien enseñado por las escuelas taurinas, diana ahora principal de los grupos antitaurinos. Pero volvió a faltar lo que tanto pedimos los aficionados, el querer comerse el mundo, el mostrar desde lo más dentro que puedes y debes valer para mandar en el toreo. El ver cómo puedes arrebatar el cetro al mismísimo Ponce, pasándote los pitones por los muslos, dejándote llegar a los bureles, sin importar la condición de estos, para levantar al más serio aficionado en una plaza de toros.

Faltaron tantas cosas en la tarde que se nos hace imposible contar los detalles de una entretenida tarde de toros. Pensamos en horas atrás y se nos viene a la cabeza apenas dos actuaciones de dos grandes de plata. Por una parte la brega poderosa e inteligente de Suso al sobrero que hizo quinto, un marrajo manso de Dolores Rufino, que desafortunadamente no fue castigado con las banderillas negras, que bien mereció. También se llevó una ovación cerrada el madrileño Raul Adrada, por los dos pares al sexto, cuadrados en la perfección y rematados con una salida más que torera.

De los jóvenes destacaría el poso de Alejandro Marcos, que no acabó de entender al manso sobrero, posicionándose erróneamente perpendicular a las tablas, sin ayudar lo más mínimo al cornúpeta, al que le costó tirar un mundo hacia las afueras. Destacó una tanda al natural, verdadera y arriesgada, con el ceñimiento que no consiguió con su primer animal, un descastado y nobletón novillo de El Torreón, al que le faltaron demasiadas cosas, imposibles de resumir en estas lineas. Cuarta tarde de Alejandro en Madrid y demasiados altibajos como resultado final.

Filiberto saludaría la única medio ovación de la tarde, ya que los pitos en su salida al tercio fueron merecidos tras sendos bajonazos al cuarto de la tarde. Fue una faena meritoria contra el viento, que sopló de forma descarada durante toda la novillada. Se posicionó en los medios, y templó lo que pudo a las nobles embestidas del de Rincón, que se desplazó por ambos pitones, con suavidad y sin una mala mirada, no vaya a ser que causara el terrón ante semejante bodrio. Le costó tirar hacia detrás de la cadera al murciano, que optó más por la línea recta y la mano baja. Lo que hubiera quedado en una posible petición tras arriesgadas manoletinas, se torció en una protesta totalmente justificada tras su mal uso con la espada.
Con el primero debió abreviar tras la falta de fuerzas del animal, que provocó el cabreo monumental del pagador.

Y cerró el cartel el peruano Galdós, que venía de su triunfal indulto en las tierras de Arnedo, casualmente sin llevarse el premio del Zapato de Oro, lo que no sorprende lo más mínimo. Toreo ventajista, retorcido y sin ajuste, criticado por cierto sector en sendas faenas. No aprovechó los inicios del sexto, de recorrido y clase mayor al resto. Destrozó la labor con latigazos sin temple ni suavidad, y logró descomponer lo poco que tuvo Fandangoso. Con el tercero tiró de distancias y una y otra vez descargó la suerte, perdiendo la verticalidad y el eje sobre su propio cuerpo. El gacho de Rincón no valió un duro, como toda su novillada.

Decepcionante por tanto el inicio de esta miniferia otoñal, con un desastre ganadero de un ídolo en las Ventas. ¡Qué se le pasará por la cabeza a Rincón, lidiador de toros tan importantes como Bastonito, sabedor de cómo vibra una plaza como Madrid con semejante casta y poder, al ver lidiar a sus púpilos de esa manera en la Capital!.

Mañana nueva dosis de lisardos con un mano a mano más que apetecible. Dos conceptos totalmente opuestos que pueden encajar a la perfección en una gran tarde de toros. Esperemos que la del Puerto ayude y tenga mejores cosas que contar.

Un saludo

Borja González.

martes, 22 de septiembre de 2015

ÁNGEL Y MOCOSO, CATEGORÍA EN VILLAVICIOSA DE ODÓN


     Foto: @JMCH7


Indultado “Mocoso” de la ganadería de Flor de Jara tras una exquisita faena de Ángel Sánchez, que corta cuatro y rabo.


Plaza de Toros de Villaviciosa de Odón (Madrid)
Lunes 21 de Septiembre de 2015.
Novillos de Flor de Jara para:
-       Juan José Bellido “Chocolate”: oreja y oreja.
-       Amor Rodriguez: oreja y dos orejas.
-       Ángel Sánchez: dos orejas y dos orejas y rabo simbólicos
Entrada: Media plaza.

Nota: Fue indultado el sexto de la tarde, de nombre “Mocoso”, herrado con el número 10, de la ganadería de Flor de Jara.

Los novillos lidiados.
·         Primero. “Galguito” Nº 22, cárdeno (Silencio)
Bien presentado, noble y constante en el último tercio. Muy pegado en varas.
·         Segundo. “Pirujito” Nº 39, cárdeno bragado meano (Silencio)
El más complicado del encierro. Animal que acusó la hora que estuvo en las calles. Parado, reservón, con su punto de casta y aquerenciado.
·         Tercero. “Chinchoso” Nº 65, cárdeno bragado (Ovación)
Buen novillo. Encastado, noble y con un buen pitón derecho. Cumplió.
·         Cuarto. “Soguero” Nº 8, negro entrepelado bragado  (Palmas)
Cuajado y más descastado que el resto. Tuvo nobleza y boyantía en el último tercio pero en ocasiones salió desentendido. Sangró una barbaridad.
·         Quinto. “Limeño” Nº 64, cárdeno bragado meano (Palmas)
Novillo de principios pero que se vino a menos en la muleta, en parte por el encimismo del novillero. Cumple en los primeros tercios y se desfonda. También recibió una durísima vara.
·         Sexto. “Mocoso” Nº 10, cárdeno (Indultado)
Gran novillo. Precioso en hechuras, cumplidor en una dura vara, y de clase y fondo excelente en la muleta. Se le concedió el indulto.






Ya fueron protagonistas por la mañana para sorpresa de muchos. Los cárdenos de la sierra madrileña dieron juego y carácter al que se presuponía iba a ser un encierro más. Una hora tardó Pirujito en entrar en la plaza, acompañado hasta el último momento por Mocoso, que también repartió estopa en la famosa calle de “Las Monjas”, rematando a todo aquello que se movía y haciendo caso omiso a los mansos, que se ganaron con creces su jornada de trabajo.

Quién diría que aquel precioso santacoloma, con el número 10 en sus costillares, iba a aguantar y hasta ser indultado horas más tarde tras semejante paliza en el asfalto y adoquinado villaodonense. Pues asi fue, para bien o para mal, para justos injustos, acabaron perdonando la vida a Mocoso tras una excelente faena de Ángel Sánchez, que apunta las maneras perfectas para llegar a ser alguien en este mundo.

Ocurría en el sexto de la tarde, con un balance muy positivo de orejas ya en el quinto, dónde se habían cortado ya hasta siete apéndices, excesivamente premiadas todas ellas. A la novillada le estaba faltando carácter y poder, sobrada en nobleza y con ralentí en la muleta, sin hacer extraños en los caballos, donde les dieron duro de verdad. Mocoso salió escopetado para rematar en burladeros, y fue recogido por Ángel en los medios, genuflexo y capaz, algo aquerenciado el cornúpeta, quizá por tan terrible encierro, creo que normal. Cumplió en la primera y única vara que tomó, pegado con saña y creando dos orificios por los que sangró abundantemente. Bien Pepín Monje con los palos y estupendo Ángel en todo momento, inteligente en terrenos, distancias, y siempre con la virtud de los vuelos, sin toques bruscos. Mocoso entonces se entregó y participó en una obra casi perfecta, porque no creo en lo perfecto vaya. Muletazos al ralentí por ambas manos, cambios de mano, remates por bajo, los de pecho infinitos al hombro contrario, y un desmayo tan juvenil y verdadero que acabó poniendo al graderío en pie. Comenzaba entonces la petición de indulto por parte del público, que no del ganadero como bien viene pasando actualmente. Quizás haya que recalcar estas diferencias. Mocoso siguió con nobleza a todo cuanto quiso hacerle Ángel, pero también tuvo su punto guerrero y quiso tirárselo a los lomos cuando más confiado estaba el madrileño. El indulto se concedió y la polémica está servida.

Yo no soy partidario de indultos en plazas de categorías menores, menos aún cuando el castigo en varas se rige en una sola vara. El toro fue extraordinario y cumplió con el deber de esa única vara, tuvo nobleza, fondo, clase y unas hechuras para enamorar a cualquiera. Quizá faltó ese punto picante y serio que da el cuatreño y no el novillo. Pero vamos, que viendo lo que se indulta en la actualidad y en plazas importantes no me quejaría lo más mínimo. Mocoso cumplió en bravo más que Cortesano, ya os lo aseguro.

En cuanto a los de luces destacó y con mucho Ángel Sánchez, por un concepto clásico, puro y muy de verdad. Buscó siempre el sitio, con el pecho para delante y templó una barbaridad las embestidas de sus dos oponentes. Con el primero se la jugó de verdad, siendo prendido en una ocasión de manera muy fea. Este “Chinchoso” fue sin duda el más exigente del encierro, y no perdonó el mínimo fallo. La buena estocada al segundo intentó fue premiada con el doble trofeo.

Abría el cartel el novillero local Juanjo “Chocolate”, quien dio muestras de poca preparación y nulas oportunidades. Quizá fuera la primera novillada de la temporada, y lo acusó. Distante con sus dos novillos, sin sitio y arropado por sus paisanos de Villaviciosa de Odón. Se gustó a final de faena con ambos, cuando ya se relajó y logró algún que otro estimable derechazo. Dos cariñosas orejas para el esportón.

Amor Rodriguez tuvo el lote más dispar de la tarde. Su primero fue el gran protagonista del encierro de esta mañana. Una hora por las calles, rematando en el vallado y dando arreones comprometidos para los corredores. Hasta llegó a coger a un famoso corredor fracturándole la tibia y el peroné. Fue complicado ya de salida, orientado y frenado si no le llegaban muy cerca. Dispuesto estuvo el de Torrejón, que manejó bien las telas del capote con ambos novillos. Oreja del primero y dos del encastado y a menos quinto, que apuntó muchísimo de salida.

Esto fue todo lo ocurrido en Villaviciosa de Odón. Todo el mundo salió feliz y contento por lo visto, y el nombre de Ángel Sánchez y Flor de Jara resuena aún por las calles de la localidad.

Un saludo

Borja González

martes, 15 de septiembre de 2015

MORENO SILVA, DOSIS DE CASTA EN LAS VENTAS (Crónica corrida 13 Sept 2015)



Fotos : Juan Pelegrín

Buena corrida de Moreno Silva en Madrid. Petición de vuelta para “Viergado”, el toro de la temporada venteña.



Madrid. Plaza de toros de Las Ventas.
13 de septiembre de 2015.
Toros de Saltillo para los diestros:
-       Sánchez Vara: silencio y oreja protestada.
-       José Carlos Venegas: silencio y oreja.
-       Marco Antonio Gómez: silencio en ambos.
Entrada: Más de un cuarto.

Notas:
-       Desmonterado David Adalid tras parear al tercero de la tarde. También ovacionado en sus pares al quinto, cuando fue prendido por el pecho sin consecuencias.
-       Saludó el mayoral de la ganadería al finalizar el festejo.

Los toros lidiados con el hierro de Moreno Silva fueron los siguientes:
·         Primero. “Jardinero” Nº 10, cárdeno bragado meano de 601 kilos (Palmas)
Ovacionado de salida. Toma dos varas empujando en la primera. Encastado y con buen pitón derecho. Sin humillar ni pasar por el izquierdo. Dureza al morir.
·         Segundo. “Sillero” Nº 33, negro entrepelado de 609 kilos (División)
Manso descastado y con la cara por las nubes. Toma tres duras varas sin emplearse. Aprieta en banderillas y se pone imposible en la muleta de S.Vara.
·         Tercero. “Luvino” Nº 6, cárdeno lucero girón axiblanco de 534 kilos (Silencio)
Más chico que los hermanos y protestado en los primeros tercios por falta de fuerzas. Tuvo clase y humillación pero sangró muchísimo en dos durísimas varas. Acaba desfondado y desangrado en una breve faena en el tercio.
·         Cuarto. “Fabiolo” Nº 14, cárdeno bragado corrido axiblanco de 533 kilos (Ovación)
Palmas de salida. Encastado y empujando sobre un pitón en dos varas, muy picado. Llega con codicia, humillación y poder a la muleta, con un gran pitón derecho. Más complicado y exigente por el izquierdo, ganando terreno. Buen toro.
·         Quinto. “Viergado” Nº 2, cárdeno bragado meano corrido de 576 kilos (Ovación con petición de vuelta)
Ovación de salida. Toma tres varas, suelto de la segunda y apretando en la tercera. Importante en el último tercio, con fijeza, prontitud, humillación y recorrido por ambos pitones. Poderoso y con mucho fondo. Muerte espectacular en bravo. Gran petición de vuelta al ruedo no concedida.
·         Sexto. “Morisco” Nº 16, negro bragado meano corrido de 524 kilos (Palmas)
Más bajo y suelto de carnes, encastado y codicioso en el último tercio. No acaba de cumplir en las dos varas que toma, de mucha dureza. Aún así llega con fuerza y poder a la muleta. Palmas merecidas en su arrastre.


                                          "Viergado" Nº 2 Petición de vuelta al ruedo en su arrastre. Gran toro.


Volvió la casta en tintes cárdenos, aunque a muchos les joda. Joaquín Moreno Silva regresó para convencer a la parroquia madrileña por la vía de la casta, arma imprescindible y pilar de este espectáculo maltratado y desgastado como es la tauromaquia, desarrollada por hasta cinco de seis toros, de presentación exquisita y elección acertada, lo que valió los saludos desde el tercio del mayoral al finalizar el festejo.

Corrida entipada y un punto atacada de caja, seria y astifina, colocada de cara y rematada de cabo a rabo. Sin acabar de realizar bravas peleas en la suerte de varas pero con la importancia del poder, fondo y casta en su lidia pertinente. Muertes bravas, embestidas de importancia y entrega, otras de sabiduría manifiesta, mirada viva, fijeza interminable… una señora corrida de toros, con sus complicaciones, claro está.

Casta tuvo el primero, ovacionado de salida por su imponente lámina. Estrecho de sienes, largo como un tren, algo alto de cruz, y con 600 kilos en sus lomos. ¿Quién dijo que un toro de semejante romana no iba a moverse? Que se lo pregunten al confirmante sevillano, que acusó su temprana aunque tardía confirmación con más dudas de las previstas y una falta de sitio totalmente natural tras su poco rodaje estos últimos años. Empujó sin la fijeza del bravo en el peto y llegó a la muleta con importancia, sin arrastrar el hocico por la arena madrileña, quizá con un recorrido algo comprometido, pero con la emoción necesaria para ganarse las palmas en su arrastre. Gustó la condición del abreplaza y silenciada fue la labor del toricantano.

El segundo fue el animal de peor condición del encierro. Manso y descastado, recibió tres largas varas, a cual peor, y apretó constantemente hacia los adentros en un más que comprometido tercio de banderillas. Sánchez Vara mostró entonces su veteranía y oficio con la pañosa ante semejante marrajo, distraído ante el primer movimiento en los tendidos, encampanado y reservón en todos sus movimientos. Actuación destacable del alcarreño que supo meter mano al de la Vega. Silencio y división asombrosa para el cornúpeta.

El tercero pecó de flojedad y fondo tras una terrorífica primera vara en manos de Gustavo Martos, que se desahogó y de qué manera con el precioso lucero. Protestas desde los tendidos por la más que posible lesión en su mano izquierda, y caso omiso del usía, que se convirtió de nuevo en protagonista de la tarde. Llegó el toro entonces con nobleza y poca fuerza a la muleta, rajado por tan importante castigo y desfondado en el cuarto muletazo. Aun así regaló unas profundas y templadas embestidas por ambos pitones, cerrado en el tercio y sin ser atacado por el jienense Venegas. Apuntar que Adalid se desmonteró una vez más tras parear a “Luvino”, con un extraordinario segundo par.

Llegó entonces el segundo acto y más importante de la corrida. Abrió un imponente “Fabiolo”, que recibió las palmas de la plaza tras aparecer por los oscuros chiqueros venteños. Serio y astifino como él solo, encastado y exigente en la batalla de muleta. Antes apretó sobre un pitón al peto, en dos duros encuentros, donde sangró en abundancia. No fue esto motivo para su rendimiento, y en contra de lo previsto se vino arriba y ganó por derecho la lucha a un despegado y también despejado Sanchez Vara, que realizó la suerte de la garrocha junto a su acompañante Raul Ramirez. Gran pitón derecho y poderoso y complicado por el izquierdo, rematando en la misma cara cuando punteaba los engaños, menos templados y poderosos por esa mano izquierda. La estocada arriba le valió la oreja, muy protestada por los tendidos. Por encima un gran Fabiolo, ovacionado en el arrastre.

Sin duda el toro de la temporada, para el que escribe por lo menos. Salió en quinto lugar entre los abucheos al presidente por la oreja antes concedida. Los pitos se convertían en palmas cuando el galán pasaba por sus tercios. “Viergado” de nombre, de 576 imponentes kilos, y con dos velas de aúpa. Codicioso en el capote y duro como él solo en el tercio de varas, con tres fuertes puyazos. A ver que toro aguanta tres envites y te embiste como lo hizo este “morenosilva”. Cierto es que salió de najas en el segundo encuentro, pero no menos cierto que la mejor vara fue esa tercera, donde empujó más de lo que creíamos. Llegó entonces altivo y con emoción a los rehiletes, donde a punto estuvo de cornear al gran Adalid, que se la jugó de verdad en toda la cara, siendo prendido por el pecho. No bajó el ritmo en la muleta, con una mirada seria y casi humana, agresiva y a la vez comprometida con el torero, con el que dibujó una auténtica lucha en una paisaje de batalla. Emoción, tensión y grandeza en el ruedo, en quince minutos de adrenalina y casta, hombría y agradecimiento al animal, que devolvió la afición a más de uno. Arrancándose con los cuartos traseros, penca del rabo mirando al oscuro cielo madrileño y hocico arrastrado por el suelo, acometiendo una y otra vez a la poderosa mano baja de Venegas, que tragó y mando por la diestra en tres series emocionantes de verdad. Le costó más tirar del bicho al natural, con menos tela y técnica, pero logró mantener el nivel alto de la faena, sin venirse abajo. De nuevo con la diestra para convencer al aficionado de la gran condición del animal, que tuvo una seriedad inenarrable. Estocada algo tendida por derecho y muerte ESPECTACULAR del animal, que puso a todos los vellos de punta. Petición de vuelta al ruedo y ovación de gala en su arrastre. Oreja merecida también para el de Jaén, que no se amedrentó lo más mínimo ante tal torrente.

Cerró el festejo un animal que dijo menos de salida. Más suelto de carnes, con menos cara que sus dos hermanos anteriores, pero con una chispa de más en el último tercio. Tuvo encastadas embestidas por ambos pitones y un fondo más que aceptable tras dos nuevas varas de excesivo castigo. Dispuesto y queriendo Gómez con él por ambos pitones, pero sin conseguir domeñar las enceladas embestidas del saltillo. Cumplió como pudo el sevillano, que fue silenciado nuevamente. Palmas en el arrastre al cierraplaza.

Esto fue lo acontecido en un más que interesante festejo, protagonizado por uno de esos encastes que tachan como minoritario. De esos que no embisten vaya. Que pregunten a los asistentes y toreros si embiste o no.

Un saludo

Borja González

CRÓNICAS CENICIENTOS 2015


14 DE AGOSTO. CORRIDA DE PEÑAJARA



INTERESANTE CORRIDA DE PEÑAJARA, EXCELENTEMENTE PRESENTADA.
LA TERNA PASA COMO PUEDE LA TARDE.

Cenicientos (Madrid) Feria del Roble 2015.
1ª de feria. 14 de agosto de 2015.
Toros de Peñajara para los diestros:
-       José Manuel Mas: saludos en ambos.
-       Marco Antonio Gómez: silencio en ambos.
-       Gómez del Pilar: silencio en ambos.
Entrada: más de media plaza (3500 aprox)

Los toros lidiados de Peñajara fueron:
·         Primero. “Trampero” Nº 54, castaño bragado de enero de 2011 (Silencio)
Palmas de salida. Toma una vara empujando arriba. Noble y con mucha movilidad en la muleta.
·         Segundo. “Facilongo” Nº 9, negro de noviembre de 2010 (Ovación)
Buen toro. Toma dos varas, derribando en la primera. Bravo, con largura y dos buenos pitones en la muleta.
·         Tercero. “Peruano” Nº 5, negro de noviembre de 2010 (Silencio)
Ovación de salida. Muchísimo trapío. Toma una vara sin cumplir en ella. Reservón y parado en la muleta, donde protestó en los engaños.
·         Cuarto. “Aguacero” Nº 29, negro bragado de diciembre de 2010 (Palmas)
Ovación de salida. Otro toro de primera. Encastado, con una vara dura y empujando. Motor y poder en la muleta.
·         Quinto. “Recobero” Nº 26, castaño bragado de diciembre de 2010 (Silencio)
Flojea de salida. Manso en el peto y aburrido en el último tercio.
·         Sexto. “Carnicero” Nº 49, negro de diciembre de 2010 (Leves palmas)
Menos toro que sus hermanos. Alegre y pronto en sus embestidas. Toma una vara cumpliendo. Bueno en la muleta aunque le faltó fondo.


Un lujo el poder tener a mano la plaza de toros de Cenicientos. Un año más acudimos al pueblo corucho para ver la integridad y poder de la fiesta. Una corrida tremendamente presentada de Peñajara, interesante en su comportamiento y de opciones para el triunfo.

Volvimos a acusar la falta de rodaje de la terna, sin apenas contratos, y enfrentados a sangre y fuego a un auténtico corridón de toros. Suficiente era el salir ileso de allí, y notable el poder lucir alguna de las comprometidas embestidas que regalaron los cornúpetas. Porque fue una corrida que se movió mucho, a la que no le faltó la fuerza, y que se creció en el terreno ante las cercanías siempre propias del ruedo pequeño, donde apenas existen los terrenos.

Abrió la feria y el cartel quien apenas hace un año se hacía con el triunfo del ciclo, José Manuel Mas. Torero poderoso en su concepto, castigado por el sistema y afianzado en su regreso a tierras del valle. No estuvo fino con el primero, un castaño de Peñajara que, a media altura, no paró de pasar una y otra vez por los muslos del madrileño, dudoso y algo amedrentado en los cites. Saludó la primera ovación de la tarde tras un pinchazo y una media efectiva.
El cuarto fue un toro importante. Encastado y serio, con plaza como suele decirse. Fue de esos animales que no puedes dejar de ver su comportamiento en la plaza. Exigía su atención y tacto en todo momento, listo como él solo pero cumpliendo a todo lo que se le hacía. Quiso pero no pudo el madrileño someterlo en los inicios, pero faltó mucha mano baja y mando. La media altura y el fuerte viento que molestó en la tarde no fueron propicios para el triunfo.
Marco Antonio Gomez acusó la falta de oficio con el segundo, el mejor toro de la tarde. Bravo en varas, largo en las embestidas y exigente en cada una de sus pasadas. Tuvo afición el sevillano para lucir al toro en dos varas bien puestas, la primera de ellas con derribo incluido, pero destempló las fuertes embestidas de Facilongo, que se ganó la ovación del público. Tuvo el defecto el toro de soltar la cara a final de muletazo, y ahí vimos el defecto en técnica y rodaje de Marco, que aún así regaló algún derechazo estimable.
No tuvo opciones con el flojo y descastado quinto, presumiblemente lastimado por la mañana, en lo que cuentan fue un desastre de apartado.

Cerró la terna Gómez del Pilar, aquerenciado a estos carteles tras sus triunfos de novillero en plazas tan importantes como Madrid, para que vean. Al igual que sus compañeros sorteó un toro de triunfo y otro de pasaje. El de las orejas fue el sexto, el de menos presencia de la corrida. Tuvo el animal prontitud en todas sus arrancadas, alegría en sus embestidas y casta de principio a fin. Toro importante también el cierraplaza, que por falta de rigor solo recibió un puyazo como castigo. Torerísimo el recibo capotero por verónicas, y sencillamente estupendo el inicio por bajo con la muleta, de las pocas veces que he visto rugir a la plaza de Cenicientos. Poder y mando quiso Carnicero, como toro bravo. Estuvo Noé algo desigual en el trasteo, con más bajadas que subidas. Topó el toro en excesivas ocasiones con la franela y se vino abajo antes de lo esperado. Perdió con los aceros la más que posible oreja.
El tercero fue un toro muy serio y complicado. Recibió una vara empujando arriba y llegó reservón y a la defensiva a la muleta, sin acabar de romper nunca. No supo meter mano tampoco el joven torero, sin encontrar nunca el sitio del toro. Nada fácil.

Esto fue todo lo que aconteció en la primera de la feria de la Virgen del Roble. Una corrida interesante y con mucho que hacer de Peñajara y una terna que pasaportó con dignidad la papeleta que se les vino encima. Demasiado pensarán algunos…

Un saludo
Borja González.



15 DE AGOSTO. CORRIDA JOSÉ ESCOLAR Y ADELAIDA RGUEZ.





Cenicientos (Madrid) Feria de la Virgen del Roble 2015.
Toros de José Escolar (1º, 2º y 3º) y Adelaida Rodriguez (4º, 5º y 6º) para los diestros:
-       Iván García: silencio en ambos.
-       Octavio Chacón: vuelta al ruedo y saludos.
-       Salvador Cortés: pitos en ambos.
Entrada: Tres cuartos de plaza. (Unas 4500 personas)

Toros del desafío ganadero. José Escolar (1º, 2º y 3º) y Adelaida Rodriguez (4º, 5º y 6º)
·         Primero. “Confitero” Nº 14, negro entrepelado de marzo de 2011 (silencio)
Aquerenciado y parado de salida, descastado y noblón en la muleta. Toma una sola vara.
·         Segundo. “Sevillano” Nº 40, negro entrepelado de abril de 2011 (silencio)
Corto de cuello y menos ofensivo. Rajado, soso y descastado. Tomó dos varas.
·         Tercero. “Artillero” Nº 39, cárdeno bragado lucero de marzo de 2011 (silencio)
Muy guapo y entipado, bajito y apretado de carnes. Recibe tres varas y una desastrosa lidia. Llega orientado a la muleta y sin humillar.
·         Cuarto. “Pintado” Nº 30, negro de marzo de 2011 (silencio)
Serio y muy cuajado. Manso, geniudo y complicado en el último tercio, siempre por dentro. Tomó dos varas.
·         Quinto. “Oculista” Nº 2, negro de octubre de 2010 (silencio)
Palmas de salida. Bajo, rematado y muy serio. Se acaba en la segunda vara, rajándose y defendiéndose en el tercio.
·         Sexto. “Cálido” nº 39, negro de marzo de 2011 (leves palmas)
Bien presentado, serio y cuajado. Entra tres veces al caballo, aunque tardaron en meterle las cuerdas. Noble y con calidad por ambos pitones. Por encima del matador.


No fue el desafío soñado, a pesar de atraer a muchísima gente a la plaza de Cenicientos, que presentaba una de las mejores entradas que se recuerda en años, con aproximadamente tres cuartos de aforo. Aficionados que buscaron el duelo ganadero para visitar un año más a los coruchos, que hoy se aburrieron más que el primer día. En parte por la mala condición de ambas ganaderías, y también por la desastrosa organización que hubo en el ruedo de primero a último, con capotes volando, banderillas en falso, peones fuera de su sitio… un auténtico disparate que se engrandece aún más cuando el ruedo es pequeño y en él toca pelear con un animal de más de quinientos kilos con dos velas de infarto.

Fue lo que ocurrió  en la totalidad de los toros lidiados. Un auténtico descontrol, causado seguramente por el pánico habido, que influyó segurísimo en el comportamiento de los animales, que recordemos salen por primera vez al ruedo sin saber como se embiste a una tela, algo que se debe enseñar cuando se le domina y controla con los trastos. Parece que la teoría nos la sabemos todos, pero la práctica in situ se antoja complicada, sin lugar a dudas.

El duelo quedó desierto, ninguno de los ganaderos sacó al toro bravo que todos deseamos. Escolar destacó por lo parados que llegaron sus animales a la muleta, noblotes y sosos con falta de casta en su totalidad. 6 varas apuntamos a sus pupilos, que no sacan el aprobado. Adelaida en cambio puso las complicaciones en el último tercio, a excepción del sexto, sin duda el mejor de la corrida. Tres toros excelentemente presentados. 7 varas para los charros.

Iván García abrió el cartel tras su buena actuación en la temporada pasada con los de Escolar. Oficio le sobra y arrojo también, algo que pudimos vislumbrar con el complicadísimo cuarto, que constantemente se acostó por ambos pitones, sin pasar nunca, y reponiendo cuando se le antojaba, persiguiendo con saña los muslos del mostoleño. Logró sacar los naturales más estimables y logrados de la tarde, cerrado en el tercio, con riesgo y valor. Falló con los aceros una faena de mérito.
Con el primero fue sobrado, fácil en la lidia y haciendo lo que el animal necesitaba, ganando el paso siempre y tirando de él con una gran colocación.

Chacón estuvo atento toda la tarde. Nadie puede negar la profesionalidad y afición de este torero, dirigiendo a todo lo que podía y siempre atento al quite. Buen manejo de capote con ambos toros, algo forzado en la postura con la muleta, queriendo estirar más de lo que su brazo puede. Me sobraron los desplantes, poco toreros a mi parecer, y la vuelta debió ahorrársela.
Con el quinto no estuvo cómodo. El animal siempre buscó el retroceso, aquerenciado en tablas tras una durísima pelea en la segunda vara. No fue el terreno idóneo los medios y el abreviar fue la decisión más correcta.

El ridículo del día lo protagonizó Salvador Cortés, con un auténtico circo en el primero, el precioso Escolar que a punto estuvo de herir a Francisco Javier Tornay, sin duda el nombre del día. Pareció increíble como se libro de la cornada y como se enceló “Artillero” con él, haciendo caso omiso a los ocho capotes que tímidamente asomaban por su hocico. Las protestas de la gente por la inactividad de los compañeros se entremezclaron con la ovación en pie al valiente de Tornay, que más torero que nunca puso otro par en la cara, jugándose la vida. Ante tal muestra de torería no se como fue capaz Cortés de salir al ruedo con tal dejadez, predispuesto a pasaportar al bicho antes de tratar con él. La bronca tras el sainete fue más que merecida.
Como ya pasara el año pasado con el famoso Palomita, sorteó el toro de la tarde, que sin ser de nota tuvo las cualidades necesarias para el triunfo. Clase, humillación, entrega y fondo, que no es poco. Anduvo por ahí el sevillano entre derechazos periféricos y naturales de infarto, sin una mala mirada de Cálido, que tuvo la dulzura con la que sueñan los taurinos del “siéntete agusto”. El fallo con la espada tras numerosas pasadas acabó cabreando a la gente, que le despidió con otra pitada.

Mañana los de Moreno Silva pondrán el punto y final a esta feria de Cenicientos 2015, esperando que acabe de la mejor manera posible.

Un saludo
Borja Gonzalez


16 DE AGOSTO. CORRIDA DE MORENO SILVA.




PELIGROSA Y DURA CORRIDA DE MORENO SILVA EN CENICIENTOS.

La terna se va abroncada por un público extremadamente radical. El peligro y miedo marca la tarde en la última de feria.


Cenicientos (Madrid) Feria de la Virgen del Roble 2015.
3ª de feria. 16 de agosto.
Toros de Saltillo y Adelaida Rodríguez (4º bis) para los diestros:
-       Serafín Marín: pitos y silencio.
-       José Carlos Venegas: oreja protestada y división.
-       Cristian Escribano: silencio y división.
Entrada: Más de media plaza.

Los toros lidiados en la última de feria fueron:
·         Primero. “Capucherito” Nº 17, cárdeno de febrero de 2011 (Palmas)
Guapo y rematado en presencia. Recibió dos varas en las cuales empujó con poder y cara a media altura. Fuerte el castigo. Nunca humilló y se orientó con facilidad.
·         Segundo. “Guapetón” Nº 19, cárdeno oscuro de noviembre de 2010 (Silencio)
Menos entipado que el resto, bizco del derecho. Empuja en la única vara que toma y se raja en la primera tanda de muleta. Manseó en exceso.
·         Tercero. “Viruto” Nº 26, cárdeno de diciembre de 2010 (Silencio)
Cornidelantero y recto de lomo, pronto y cumplidor en la primera vara. Se arrancó con alegría a la segunda, mejor cogida que la trasera primera. Se orientó tras la desastrosa lidia.
·         Cuarto. Sobrero de Adelaida. “Pintadito” Nº 32, negro de marzo de 2011 (Silencio)
Feo y más terciado que el resto. Tomó una sola vara y llegó con nobleza y humillación a la muleta. Propicio para el toreo moderno.
·         Quinto. “Mandarino” Nº 21, cárdeno de diciembre de 2010 (Silencio)
Buena pelea en varas, arrancándose de largo en la segunda. Desarrolló una barbaridad y no pasó ni una en la muleta, colándose y mirando constantemente.
·         Sexto. “Cantaor” Nº 25, cárdeno de diciembre de 2010 (Palmas)
Uno de los animales más peligrosos que recuerdo. Ya de salida buscó a todo el que se le puso por delante. Entró hasta nueve ocasiones al peto, saliendo despavorido en todas ellas. Imposible el trato en la muleta. Muy duro y complicado.


Pasaron la delgada línea de la exigencia, llegando a faltar el respeto de manera descontrolada cuando aún no se había deshecho del terrible Cantaor, que acabó por descomponer a un sector del público totalmente volcado con la vacada de Saltillo. Insultos y mofas que no vinieron a cuento cuando el pobre de Escribano sudaba la gota gorda con la papeleta que le habían colado. Un rostro que por si solo decía todo, un mal rato que no se lo deseo ni a mi peor enemigo, y la dureza de ver como un pobre chaval quedaba marginado y vapuleado ante la fiera que hizo sexto, de una complicadísima y peligrosa corrida de Moreno Silva, que no dio opciones para el triunfo moderno.

Es difícil contar lo sucedido, porque se entremezclan demasiadas cosas. Por un lado la mala corrida, por otro el pánico que siempre conlleva la palabra Cenicientos, y por otro el espectáculo lamentable de banderilleros y varilargueros, sin la preparación física y psíquica adecuada para hacer frente a una corrida de toros de tal calibre.

Dura y mala, para que negarlo. Potente en varas, con tres toros de empuje y poder en el peto, primero, tercero y quinto, y muy complicada y lista ante el mínimo fallo. Todos ellos desarrollaron sentido y viveza en la muleta, no perdonando ni un despiste. Acabaron sin pasar por derecho, buscando los muslos y en ocasiones el pecho, con nula entrega y continuas miradas que descomponían a cualquiera.

Serafín se las vio con el primer cárdeno, al que condenó en varas, con un bochornoso espectáculo de Juan Pablo Arribas quien barrenó con saña los lomos de Capucherito. Comenzó entonces el terrorífico mundo del que no lo quiere ver, y con amagos y pasadas en falso, enseñaron más de la cuenta al burel, que no perdonó una. Los pitos estuvieron justificados tras el tercio de varas y las palmas en el arrastre no pude entenderlas.

El cuarto, el más serio de la corrida, se lastimó en varas y fue devuelto ante la sublevación del que paga. En su lugar salió un lisardo con poca plaza de Adelaida, nobletón y boyante de principio a fin, de humillada y lenta embestida. Una lotería caída del cielo para el catalán, que ligó las tandas por ambas pitones sin obligar en demasía al cornúpeta. El fallo estrepitoso con los aceros hizo que las palmas se convirtieran en pitos.

La única oreja de la feria cayó en manos de Jose Carlos Venegas, sin la unanimidad del respetable, que protestó con fuerza el apéndice. Voluntarioso y capaz con el capote, ganando terreno y ciñéndose al bicho, y aseado y derechista con la muleta, sin llegar a encontrar los terrenos del manso, que se rajó voluntariamente en la primera tanda, cuando parecía romper por derecho. La faena fue a menos y la estocada no tuvo la colocación perfecta, algo atravesada y trasera.

El quinto fue una prenda de mucho cuidado, y eso que hizo una buena pelea en varas. Se arrancó con prontitud y alegría en la segunda entrada, con más de diez metros de espacio, para rematar abajo. A la muleta llegó siendo un toro totalmente distinto, sin obedecer a los toques de Venegas, y constantemente colándose por dentro. Metió la mano en la suerte suprema con habilidad y valentía, dejando la espada algo atravesada. División fuerte al saludar desde el tercio. No pasaron ni una.

Cerró el cartel el joven Cristian Escribano, que sorteó sin duda el peor lote, por complicado y peligroso. Fue el tercero un animal poderoso en varas y que cobró muchísimo en el peto, sangrando una barbaridad. Tuvo la virtud de no perder las fuerzas y el poder, y venirse arriba a lo largo de su lidia, con las complicaciones de sus hermanos. Apretó e hizo hilo con los palos y llegó a la muleta con poder y sabiduría, con el sentido de un animal inteligente y encastado, pero sin la bravura del que rompe para delante para comerse la pañosa. Prefirió pararse, medir y radiografiar al que, con dudas y miedos, presentaba los engaños.

Y para cerrar la durísima tarde salió Cantaor, para pregonar a todos los asistentes que el que mandaba era él, y que ni uno se iba a interponer en su camino. El pánico se apoderó de la plaza y los nervios y carreras entraron en acción. Escribano correría para librarse del primer arreón de manso cuando se quiso comer el capote. Apurado también anduvo Leonardo Palacios, quien se llevó un auténtico quebradero de cabeza. Nueve entradas al caballo, con sus correspondientes arreones de manso, y persecución vomitiva por la plaza del varilarguero para cazar a Cantaor, que parecía decirle “ven pa´ca que te vas a enterar”. La bronca monumental se apoderaba de los tendidos, que con insultos y desprecios juzgaban a los de luces. Todo un descontrol en banderillas, con Serafín rogando al presidente que cambiara el tercio, y un constante sufrimiento la faena de muleta, con un pálido Cristian Escribano y un incomprensible público, que no aficionado, que hasta tuvo el derecho de aplaudir el arrastre del manso. Ellos fueron quienes abroncaron e insultaron a Escribano, que con cara de pocos amigos se unía a la trifulca que había montada en el burladero de matadores. Guardia Civil, picadores, personal de la plaza y toreros, discutiendo ante la pitada generalizada con almohadillazos incluidos para la despedida. Inentendible.

Cerrábamos así un año más la página de la capital del Valle, con la impotencia de la injusticia para esos toreros, que se jugaron para mal o para bien la vida en ese minúsculo ruedo y con semejante ganado. No quiero con ello barrer la incapacidad lidiadora de muchos de los que han pasado por Cenicientos, pero que nadie se olvide que la exigencia no necesita de insultos ni desprecios. La afición de cada uno tiene como base el respeto por el que se pone delante de la cara del toro.

Un saludo
Borja González