lunes, 17 de abril de 2017

DESASTROSO MANO A MANO (Crónica Domingo de Resurrección Las Ventas 2017)



Foto: www.las-ventas.com

Ni toros ni toreros. Descastada y mal presentada corrida de Montealto.


Madrid. Plaza de toros de Las Ventas.
Cuarta de la temporada 2017. Domingo de Resurrección.
Toros de Montealto para los diestros:
-       Curro Díaz: palmas, silencio y división al saludar.
-       José Garrido: silencio, silencio y silencio tras aviso.
Entrada: media plaza. (11.547 personas)

Nota: Herido Antonio Chacón en la lidia del cuarto de la tarde.
(Puntazo corrido y rotura fibrilar 1/3 distal biceps femoral muslo derecho. Es atendido en la enfermería de la plaza de toros y se traslada al Hospital San Fco de Asís con cargo a la Fraternidad)


Fue un completo desastre. Ni la corrida, fea y basta de Montealto, ni la disputa en mano a mano de los dos anunciantes, agradaron a un aforo que cumplió con la media entrada en una tarde calurosa de Resurrección.

No debió lidiar Agustín Montes la corrida que trajo a Madrid. Por hechuras y por disparidad en cuanto a trapío y pesaje. Una escalera destartalada que no gustó en Las Ventas, su plaza. Con casi los 200 kilos de diferencia, abierta de caras, bizca por momentos, grandes como mulos y con alzada de vértigo. Su excelente historial en los últimos años no merecía dicho trago. Descastada, parada y simple, muy simple. Apenas llegaron con fondo al tercio de muleta, tras duros y mal ejecutados tercios de varas. Prácticamente todos se vinieron abajo en la muleta, a excepción del noble y mansurrón quinto, jabonero de capa. Lo del sexto, con 680 kilos en báscula, fue un milagro y excepción de movilidad y empuje.

Y qué decir del mano a mano. Otro sinsentido por falta de rivalidad e igualdad de posiciones. El brindis de Curro a José en su primero nos confirmaba el interés de competencia de ambos. Porque allí nadie tiró la moneda. Ni repliques en quites, ni ambición por superar al contrario. Pareció ser que allí todos estaban de acuerdo en no conseguir nada. Como si estuvieran sobrados de tardes. Y eso que llegaron a animarles con el saludo desde el tercio tras romper el paseíllo.

Abrió la tarde Curro Díaz, niño mimado de muchos sectores venteños. En frente, “Capanegra”, basto y apretado de carnes, parado y tremendamente descastado. Se dejó pegar en varas y no tuvo entrega ni motor en la muleta. Ni el inicio nos dejó ver de Curro. Al hilo, el jienense quiso componer por momentos. Imposible. Palmas tras una estocada entera.
Su segundo cartucho fue una mole fea y mal presentada de nombre “Argentino”, que se ganó el respeto de la cuadrilla por su tremenda alzada. Desastre absoluta en una lidia de capea universitaria. ¿Pensarían que embistiera el animal con semejante disparate?
Curro se lo quito entonces de encima con tres trapazos, sin dominio ni justificación alguna, tomando muchas precauciones y yéndose de la suerte para dejar una media sobaquera tras pinchazo.
Con el quinto pudimos analizar al completo el momento del diestro. Protestado de salida, con una horrenda cara para una plaza como Madrid, salió al ruedo “Campanita”, que hizo quinto en la tarde de Resurrección. Humilló con buen son de salida, sin la confianza plena del andaluz, que no llegó a estirarse por verónicas. Manseó descaradamente en varas, saliendo suelto de ambos encuentros, y tuvo prontitud y grandes embestidas en el tercio de muleta. Soberbio inicio de Curro en el tercio, desmayada la figura, en un palmo de terreno, componiendo la figura y rematando por bajo. Madrid en pie. Primera tanda de derechazos desmayados, ciñéndose una barbaridad al animal, de arriba abajo, girando en un palmo para ligar en otros dos soberbios derechazos. Pero la cara “B” de Díaz afloró en el peor momento y en el lugar equivocado. Porque Madrid no perdona, y cierto sector de la grada joven (sorprendente para algunos), comenzó a recriminar la falta de colocación y uso de ventajas que comenzó a demostrar en los mismos medios. Julián pareció apoderarse del maestro, que retorciéndose de forma horrenda quiso ligar por bajo las acometidas del buen Campanita. Cierre artístico con estupendo trincherazo y estocada en los bajos saliéndose de la suerte. Resultado, división. No sé cómo pudo saludar con semejante navajazo.

En conclusión, mala tarde la de Curro Díaz, que debe ser consciente de que las trampas y Madrid no son compatibles. Rompe la plaza por derecho, la divide retrasando la patita y llevando al toro hacia las afueras. Sabe y puede. La cosa es querer y ponerse.

A José Garrido le pasó algo similar. La presión con la que sale a Madrid es terrible, y la conexión con el público es casi inexistente. Ayer vimos una versión del extremeño espesa y apática. Muleteó de forma vulgar a un lote con opciones para haber estado al menos, por encima de ellos. Lo más destacado lo realizó con el capote, dando muestras de su gran concepto capotero. En un principio rodilla en tierra en un poderoso recibo a su primero. Para acabar, un quite por chicuelinas prácticamente perfecto, del que apenas se ha hablado.

En primer lugar, dio muerte al animal de menos peso de la corrida. “Virtuoso”, que así lo llamaban, era un animal bajo y recortado, apretado y serio por delante. Un toro. Encastado y afligido en el último tercio. Quiso emplearse con saña en el peto, apretando y metiendo riñones en dos entradas de las que salió algo suelto. Apretó en banderillas con todo y acabó parándose en la muleta, a mi parecer ayudado por el encimismo de José, que anduvo algo embarullado por ambas manos. Estocada caída y silencio para ambos.

El cuarto fue un toro guapo y muy bien armado, en el tipo de la casa. Acometió con todo en los primeros tercios, propinando un susto a Chacón al apretarle contra el burladero, con previo aviso minutos antes. El animal fue con todo y chocó contra la boca del burladero causando una rotura fibrilar al subalterno, quien se libró de milagro. Hasta en esa ocasión el animal remató por bajo, algo que repitió en tres entradas al jaco, esa última por falta de castigo en la anterior. El acople no llegó en el último tercio, con una faena desestructura y vacía de Garrido, que acabó apagando al animal antes de lo previsto. Estocada baja y disconformidad del respetable.

Sexto y último de la tarde. Con 680 kilos a sus espaldas, casi nada. De nombre “Novillero”, largo como un tren y hondo hasta decir basta. Apretó al caballo hasta cerrarlo en tablas, con la ayuda de los malditos monosabios, que una vez más interfirieron en la lidia del cornúpeta. Fuerte el castigo, y noble la movilidad del animal, que quiso coger los engaños por bajo. Cansina embestida que una vez más, no supo dominar Garrido, que fue llevado en todo momento por el burel. Pinchazo hondo pasado tras pinchazo y uso del descabello. Leves pitos.

Acababa a las dos horas la tarde, con la desilusión del personal, que se marchó sin apenas ver nada. Las conclusiones fueron de no haber visto ni toros ni toreros. Una lástima.

Toros lidiados:
·         Primero. “Capanegra” Nº 56, negro de 540 kilos. (Pitos)
Basto de hechuras, descastado, muy parado y sin humillación.
·         Segundo. “Virtuoso”, Nº 84, negro mulato de 505 kilos (Silencio)
Apretado y corto de cuello. Encastado y a menos en la muleta.
·         Tercero. “Argentino” Nº 66, negro mulato de 630 kilos. (Pitos)
Mal presentado. Manso, descastado y sin entrega.
·         Cuarto. “Bordador” Nº 78, castaño bragado de 578 kilos (Leve división)
Bien presentado. Impetuoso en los primeros tercios, venido a menos en la muleta.
·         Quinto. “Campanita” Nº 40, jabonero de 615 kilos (Palmas)
Mal presentado, manso, noble y embestidor en la muleta, con clase y humillación.
·         Sexto. “Novillero” Nº 59, negro de 680 kilos (Silencio)
Excesivamente atacado. Noble y dejándose en la muleta. No dijo mucho.

Un saludo

Borja González

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