Foto: Arjona
Nuevo
desastre ganadero, y van seis de seis.
Plaza de toros de
Valencia. Feria de Fallas 2015.
Sexta de abono. 18 de
Marzo.
Toros de Zalduendo (1º
bis) para:
-
Rivera Ordoñez “Paquirri”:
silencio
y silencio.
-
Morante de la Puebla: pitos y saludos tras
aviso.
-
Alejandro Talavante: oreja con petición de la
segunda y silencio.
Entrada: Más de tres
cuartos.
Los
toros de Zalduendo fueron los
siguientes:
·
Primero. Sobrero. “Viajante”
Nº 121, Negro de 500 kilos (Silencio)
El menos malo de la corrida. Feo e impresentable.
Noble y embestidor.
·
Segundo. “Infractor” Nº
35, Negro de 535 kilos (Pitos)
Bien presentado, manso y sin un ápice de casta.
·
Tercero. “Superior” Nº
158, Negro de 520 kilos (Palmas)
Serio y alegre en sus inicios. Acabó soltando la
cara. Noble y con fondo.
·
Cuarto. “Venerado” Nº 193,
Negro de 505 kilos (Silencio)
Impresentable, sin cara ni casta. Manso y flojo.
·
Quinto. “Tropelio” Nº 143,
Negro de 540 kilos (Pitos)
Auténtico mulo de carretas. Imposible.
·
Sexto. “Velamen” Nº 201,
Negro de 548 kilos (Pitos)
Otro atropello al toro bravo. Descastado, manso y
vacío.
Set completo de descaste y debacle ganadera. ¿Qué
pensarán hombres como Fernando Cuadri, Victorino Martín o José Escolar al ver
esos animalejos deambular por el ruedo de Valencia? ¿Qué se les pasará por la
cabeza al ver que 36 toros, que no son pocos, no han dado la talla en una feria
de primera? ¿Alguien se lo explica?
Nuevo fracaso estrepitoso del toro light, el que supuestamente embiste y da
triunfo a los toreros. Un encierro con sospechosas defensas, desiguales
hechuras y pésimo juego. Seis animalejos que protestaron en varas, donde fueron
levemente pegados, y que llegaron a la muleta cogidos por alfileres. Tan solo
el horrendo sobrero tuvo opciones de una faena decente, pena que Paquirri
mostrara menos recursos que hace dos años, cuando tampoco iba sobrado, pero
siempre se ha dicho que no hay que pedir peras al olmo. También se dejaría el
tercero de la tarde, de los más serios de la feria, aunque no aceptara de buena
manera los cites bajos y en redondo de otro torero que está de dulce, Alejandro
Talavante.
Fue éste el nombre del festejo. Torería, saber
estar y valor, que nos gustaría ver ante otro tipo de animales. Exquisito y
variado con el capote, sin dudarlo por tijerillas en el tercio. Qué bien conocen
la bondad de los Zalduendo y qué pronto se disponen a juguetear con ellos, sin
necesidad de parar, poder y mandar, y es que este tipo de toro comprado ahora
por el multimillonario mexicano, ya sale reconducido de corrales. El burel de
las figuras, el que no necesita ahormar su fuerza ni medir su bravura, el que
como un cordero persigue sin fundamento ni garra los trapos, sin miramiento ni
casta alguna. Manantial de nobleza y boyantía al límite de sus fuerzas. Una
auténtica vergüenza de animales.
Paquirri volvería tras su
atropello en Olivenza, dañado y malherido, y a dios gracias que no nos deleitó
con su espectacular tercio de banderillas. Desfondado y sin recursos,
amedrentado y con muchas dudas, sin salir del tercio excusado por el viento y
sin juego en sus manos, que aunque fuera por dinastía bien deberían llevar
aromas de toreo. Dos faenas sin teoría ni práctica, carentes de todos los
principios que marca la tauromaquia. Un puesto totalmente desaprovechado que
bien hubieran aceptado muchos otros jóvenes a los que debemos dar paso.
Morante abreviaría con el geniudo
y asqueado segundo, un toro bien presentado, algo escurrido y con fuerte cara.
El viento fue la excusa perfecta para que el de la puebla, entre pitos, huyera
a por la espada. El toro no merecía más honores pero la dignidad y
profesionalidad de un torero queda por encima de todo ello.
Con el quinto quiso gustarse, agradando así a sus
fieles y subjetivos seguidores, que sin motivo alguno jaleaban los muletazos
enganchados y plomizos del sevillano. Enfrente un buey de carreta, con menos
gracia que Arguiñano, sin fuerza ni ganas de vivir, cansino y plomizo como el
torero, que se empeñó en sacar agua de un pozo sin fondo. No se dará cuenta que
ante esos armarios son ante los que hay que abreviar. Listo de él.
Y Talavante
volvió a mostrar que está en un momento más puro que nunca. Parece y espero que
haya encontrado por fín su tauromaquia, porque sin duda es la más natural,
vertical y artista que se le recuerda. Improvisado, templado y con la valentía
que siempre porta. Desafío más al viento que al parado Zalduendo, pero su
inicio con cartucho de pez, ligado con dos soberbios naturales fue el anticipo
de una faena luchada y sentida. El viento emborronó la obra, a la que volvió a
faltar toro, bajo de casta y motor, pero obediente a los cites del extremeño.
Las cercanías sin dominio de su muleta contentaron al festivo público, que
pidió la segunda oreja tras un bajonazo efectivo.
Con el sexto quedaría inédito. Un animal seco,
manso y deslucido, regordío y sin remate de la ganadería de la FIT. Lo mejor
fue por tanto abreviar y pensar en la próxima.
Y esto fue todo lo que ocurrió. Lo esperado.
Zalduendada de órdago y empezando a firmar ya el contrato de 2016. Así de
injusto y de mal está el sistema.
Un saludo
Borja González.
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