martes, 15 de septiembre de 2015

MORENO SILVA, DOSIS DE CASTA EN LAS VENTAS (Crónica corrida 13 Sept 2015)



Fotos : Juan Pelegrín

Buena corrida de Moreno Silva en Madrid. Petición de vuelta para “Viergado”, el toro de la temporada venteña.



Madrid. Plaza de toros de Las Ventas.
13 de septiembre de 2015.
Toros de Saltillo para los diestros:
-       Sánchez Vara: silencio y oreja protestada.
-       José Carlos Venegas: silencio y oreja.
-       Marco Antonio Gómez: silencio en ambos.
Entrada: Más de un cuarto.

Notas:
-       Desmonterado David Adalid tras parear al tercero de la tarde. También ovacionado en sus pares al quinto, cuando fue prendido por el pecho sin consecuencias.
-       Saludó el mayoral de la ganadería al finalizar el festejo.

Los toros lidiados con el hierro de Moreno Silva fueron los siguientes:
·         Primero. “Jardinero” Nº 10, cárdeno bragado meano de 601 kilos (Palmas)
Ovacionado de salida. Toma dos varas empujando en la primera. Encastado y con buen pitón derecho. Sin humillar ni pasar por el izquierdo. Dureza al morir.
·         Segundo. “Sillero” Nº 33, negro entrepelado de 609 kilos (División)
Manso descastado y con la cara por las nubes. Toma tres duras varas sin emplearse. Aprieta en banderillas y se pone imposible en la muleta de S.Vara.
·         Tercero. “Luvino” Nº 6, cárdeno lucero girón axiblanco de 534 kilos (Silencio)
Más chico que los hermanos y protestado en los primeros tercios por falta de fuerzas. Tuvo clase y humillación pero sangró muchísimo en dos durísimas varas. Acaba desfondado y desangrado en una breve faena en el tercio.
·         Cuarto. “Fabiolo” Nº 14, cárdeno bragado corrido axiblanco de 533 kilos (Ovación)
Palmas de salida. Encastado y empujando sobre un pitón en dos varas, muy picado. Llega con codicia, humillación y poder a la muleta, con un gran pitón derecho. Más complicado y exigente por el izquierdo, ganando terreno. Buen toro.
·         Quinto. “Viergado” Nº 2, cárdeno bragado meano corrido de 576 kilos (Ovación con petición de vuelta)
Ovación de salida. Toma tres varas, suelto de la segunda y apretando en la tercera. Importante en el último tercio, con fijeza, prontitud, humillación y recorrido por ambos pitones. Poderoso y con mucho fondo. Muerte espectacular en bravo. Gran petición de vuelta al ruedo no concedida.
·         Sexto. “Morisco” Nº 16, negro bragado meano corrido de 524 kilos (Palmas)
Más bajo y suelto de carnes, encastado y codicioso en el último tercio. No acaba de cumplir en las dos varas que toma, de mucha dureza. Aún así llega con fuerza y poder a la muleta. Palmas merecidas en su arrastre.


                                          "Viergado" Nº 2 Petición de vuelta al ruedo en su arrastre. Gran toro.


Volvió la casta en tintes cárdenos, aunque a muchos les joda. Joaquín Moreno Silva regresó para convencer a la parroquia madrileña por la vía de la casta, arma imprescindible y pilar de este espectáculo maltratado y desgastado como es la tauromaquia, desarrollada por hasta cinco de seis toros, de presentación exquisita y elección acertada, lo que valió los saludos desde el tercio del mayoral al finalizar el festejo.

Corrida entipada y un punto atacada de caja, seria y astifina, colocada de cara y rematada de cabo a rabo. Sin acabar de realizar bravas peleas en la suerte de varas pero con la importancia del poder, fondo y casta en su lidia pertinente. Muertes bravas, embestidas de importancia y entrega, otras de sabiduría manifiesta, mirada viva, fijeza interminable… una señora corrida de toros, con sus complicaciones, claro está.

Casta tuvo el primero, ovacionado de salida por su imponente lámina. Estrecho de sienes, largo como un tren, algo alto de cruz, y con 600 kilos en sus lomos. ¿Quién dijo que un toro de semejante romana no iba a moverse? Que se lo pregunten al confirmante sevillano, que acusó su temprana aunque tardía confirmación con más dudas de las previstas y una falta de sitio totalmente natural tras su poco rodaje estos últimos años. Empujó sin la fijeza del bravo en el peto y llegó a la muleta con importancia, sin arrastrar el hocico por la arena madrileña, quizá con un recorrido algo comprometido, pero con la emoción necesaria para ganarse las palmas en su arrastre. Gustó la condición del abreplaza y silenciada fue la labor del toricantano.

El segundo fue el animal de peor condición del encierro. Manso y descastado, recibió tres largas varas, a cual peor, y apretó constantemente hacia los adentros en un más que comprometido tercio de banderillas. Sánchez Vara mostró entonces su veteranía y oficio con la pañosa ante semejante marrajo, distraído ante el primer movimiento en los tendidos, encampanado y reservón en todos sus movimientos. Actuación destacable del alcarreño que supo meter mano al de la Vega. Silencio y división asombrosa para el cornúpeta.

El tercero pecó de flojedad y fondo tras una terrorífica primera vara en manos de Gustavo Martos, que se desahogó y de qué manera con el precioso lucero. Protestas desde los tendidos por la más que posible lesión en su mano izquierda, y caso omiso del usía, que se convirtió de nuevo en protagonista de la tarde. Llegó el toro entonces con nobleza y poca fuerza a la muleta, rajado por tan importante castigo y desfondado en el cuarto muletazo. Aun así regaló unas profundas y templadas embestidas por ambos pitones, cerrado en el tercio y sin ser atacado por el jienense Venegas. Apuntar que Adalid se desmonteró una vez más tras parear a “Luvino”, con un extraordinario segundo par.

Llegó entonces el segundo acto y más importante de la corrida. Abrió un imponente “Fabiolo”, que recibió las palmas de la plaza tras aparecer por los oscuros chiqueros venteños. Serio y astifino como él solo, encastado y exigente en la batalla de muleta. Antes apretó sobre un pitón al peto, en dos duros encuentros, donde sangró en abundancia. No fue esto motivo para su rendimiento, y en contra de lo previsto se vino arriba y ganó por derecho la lucha a un despegado y también despejado Sanchez Vara, que realizó la suerte de la garrocha junto a su acompañante Raul Ramirez. Gran pitón derecho y poderoso y complicado por el izquierdo, rematando en la misma cara cuando punteaba los engaños, menos templados y poderosos por esa mano izquierda. La estocada arriba le valió la oreja, muy protestada por los tendidos. Por encima un gran Fabiolo, ovacionado en el arrastre.

Sin duda el toro de la temporada, para el que escribe por lo menos. Salió en quinto lugar entre los abucheos al presidente por la oreja antes concedida. Los pitos se convertían en palmas cuando el galán pasaba por sus tercios. “Viergado” de nombre, de 576 imponentes kilos, y con dos velas de aúpa. Codicioso en el capote y duro como él solo en el tercio de varas, con tres fuertes puyazos. A ver que toro aguanta tres envites y te embiste como lo hizo este “morenosilva”. Cierto es que salió de najas en el segundo encuentro, pero no menos cierto que la mejor vara fue esa tercera, donde empujó más de lo que creíamos. Llegó entonces altivo y con emoción a los rehiletes, donde a punto estuvo de cornear al gran Adalid, que se la jugó de verdad en toda la cara, siendo prendido por el pecho. No bajó el ritmo en la muleta, con una mirada seria y casi humana, agresiva y a la vez comprometida con el torero, con el que dibujó una auténtica lucha en una paisaje de batalla. Emoción, tensión y grandeza en el ruedo, en quince minutos de adrenalina y casta, hombría y agradecimiento al animal, que devolvió la afición a más de uno. Arrancándose con los cuartos traseros, penca del rabo mirando al oscuro cielo madrileño y hocico arrastrado por el suelo, acometiendo una y otra vez a la poderosa mano baja de Venegas, que tragó y mando por la diestra en tres series emocionantes de verdad. Le costó más tirar del bicho al natural, con menos tela y técnica, pero logró mantener el nivel alto de la faena, sin venirse abajo. De nuevo con la diestra para convencer al aficionado de la gran condición del animal, que tuvo una seriedad inenarrable. Estocada algo tendida por derecho y muerte ESPECTACULAR del animal, que puso a todos los vellos de punta. Petición de vuelta al ruedo y ovación de gala en su arrastre. Oreja merecida también para el de Jaén, que no se amedrentó lo más mínimo ante tal torrente.

Cerró el festejo un animal que dijo menos de salida. Más suelto de carnes, con menos cara que sus dos hermanos anteriores, pero con una chispa de más en el último tercio. Tuvo encastadas embestidas por ambos pitones y un fondo más que aceptable tras dos nuevas varas de excesivo castigo. Dispuesto y queriendo Gómez con él por ambos pitones, pero sin conseguir domeñar las enceladas embestidas del saltillo. Cumplió como pudo el sevillano, que fue silenciado nuevamente. Palmas en el arrastre al cierraplaza.

Esto fue lo acontecido en un más que interesante festejo, protagonizado por uno de esos encastes que tachan como minoritario. De esos que no embisten vaya. Que pregunten a los asistentes y toreros si embiste o no.

Un saludo

Borja González

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