jueves, 1 de octubre de 2015

DESESPERANTE (Crónica 1ª Feria otoño 2015)




Foto: Juan Pelegrín

DESCASTADA Y FLOJA LA DEL TORREÓN ANTE UNA TERNA QUE PASA SIN DECIR ABSOLUTAMENTE NADA POR LA PRIMERA PLAZA DEL MUNDO.


Madrid. Plaza de toros de Las Ventas.
Feria de Otoño 2015. 1 de Octubre 1ª de feria.
Novillos de El Torreón y Dolores Rufino (5º bis) para los novilleros:
-       Filiberto: silencio y división al saludar.
-       Alejandro Marcos: silencio tras aviso en ambos.
-       Joaquín Galdós: silencio en ambos.
Entrada: casi tres cuartos de aforo.

Nota: Ovacionados “Suso” por su brega al quinto y Raul Adrada por los pares al sexto.

Los novillos que abrieron feria fueron:
·         Primero. “Trajesino” Nº 216, negro de 475 kilos. (Pitos)
Justo de presentación, inválido, manso y descastado. Debió ser devuelto.
·         Segundo. “Pajarito” Nº 224, negro de 463 kilos. (Silencio)
Manso, descastado y nobletón. Duró un suspiro.
·         Tercero. “Señorito” Nº 185, negro de 461 kilos (Silencio)
Gacho y pobre de cara, manso, soso y descastado. Acabó parándose.
·         Cuarto. “Espejismo” Nº 182, negro listón de 490 kilos (Silencio)
Noble, descastado y de poco fondo. Se dejó con boyantía sin apretarle en exceso.
·         Quinto. Sobrero de D.Rufino. “Impartidor” Nº 7, colorado chorreado de 538 kilos (Silencio)
Basto de hechuras y con cuajo. Muy manso en los primeros tercios. Buen pitón izquierdo. Tuvo sus cosas en la muleta.
·         Sexto. “Fandangoso” Nº 193, colorado de 512 kilos (Silencio)
Mejor presentado que sus hermanos, con recorrido y clase en lo poco que duró. Acabó rajado y parado como sus hermanos.


Desastrosa y vacía la novillada que abría la feria de otoño 2015. Un encierro justo en su presencia, desigual en caras y con el denominador común de la falta de casta. Mucho tiene que hacer el colombiano Cesar Rincón para salvar la vacada, que deja una pobre carta de presentación en la Monumental. La falta de seriedad y la dulzura de esas bobaliconas y apenadas arrancadas terminaron por dormir al frio tendido madrileño, que cubrió una excelente entrada si consideramos que a las cinco de la tarde de un día de diario la gran mayoría de los españoles desempeñan sus quehaceres cotidianos. Una gran imagen por tanto para los que siguen insistiendo que esto importa a muy pocos.

Y si poco o nada dijeron los novillos, menos mostraron quienes debieran venir a comerse el mundo. Pasaron los tres jóvenes sin pena ni gloria por el escenario más importante que el destino puede darles. Una oportunidad soñada por todos y sin duda mal aprovechada por los que no hace tantos años se partían los muslos ante bobalicones como los torreones. Faltó chispa, aire fresco y riesgo. Sobraron las caricias, los pases ahogados, sin sentido ni tacto. La plaza veía lo mismo de siempre, la faceta del novillero imagen, de un modelo que imponen de estética y técnica, bien enseñado por las escuelas taurinas, diana ahora principal de los grupos antitaurinos. Pero volvió a faltar lo que tanto pedimos los aficionados, el querer comerse el mundo, el mostrar desde lo más dentro que puedes y debes valer para mandar en el toreo. El ver cómo puedes arrebatar el cetro al mismísimo Ponce, pasándote los pitones por los muslos, dejándote llegar a los bureles, sin importar la condición de estos, para levantar al más serio aficionado en una plaza de toros.

Faltaron tantas cosas en la tarde que se nos hace imposible contar los detalles de una entretenida tarde de toros. Pensamos en horas atrás y se nos viene a la cabeza apenas dos actuaciones de dos grandes de plata. Por una parte la brega poderosa e inteligente de Suso al sobrero que hizo quinto, un marrajo manso de Dolores Rufino, que desafortunadamente no fue castigado con las banderillas negras, que bien mereció. También se llevó una ovación cerrada el madrileño Raul Adrada, por los dos pares al sexto, cuadrados en la perfección y rematados con una salida más que torera.

De los jóvenes destacaría el poso de Alejandro Marcos, que no acabó de entender al manso sobrero, posicionándose erróneamente perpendicular a las tablas, sin ayudar lo más mínimo al cornúpeta, al que le costó tirar un mundo hacia las afueras. Destacó una tanda al natural, verdadera y arriesgada, con el ceñimiento que no consiguió con su primer animal, un descastado y nobletón novillo de El Torreón, al que le faltaron demasiadas cosas, imposibles de resumir en estas lineas. Cuarta tarde de Alejandro en Madrid y demasiados altibajos como resultado final.

Filiberto saludaría la única medio ovación de la tarde, ya que los pitos en su salida al tercio fueron merecidos tras sendos bajonazos al cuarto de la tarde. Fue una faena meritoria contra el viento, que sopló de forma descarada durante toda la novillada. Se posicionó en los medios, y templó lo que pudo a las nobles embestidas del de Rincón, que se desplazó por ambos pitones, con suavidad y sin una mala mirada, no vaya a ser que causara el terrón ante semejante bodrio. Le costó tirar hacia detrás de la cadera al murciano, que optó más por la línea recta y la mano baja. Lo que hubiera quedado en una posible petición tras arriesgadas manoletinas, se torció en una protesta totalmente justificada tras su mal uso con la espada.
Con el primero debió abreviar tras la falta de fuerzas del animal, que provocó el cabreo monumental del pagador.

Y cerró el cartel el peruano Galdós, que venía de su triunfal indulto en las tierras de Arnedo, casualmente sin llevarse el premio del Zapato de Oro, lo que no sorprende lo más mínimo. Toreo ventajista, retorcido y sin ajuste, criticado por cierto sector en sendas faenas. No aprovechó los inicios del sexto, de recorrido y clase mayor al resto. Destrozó la labor con latigazos sin temple ni suavidad, y logró descomponer lo poco que tuvo Fandangoso. Con el tercero tiró de distancias y una y otra vez descargó la suerte, perdiendo la verticalidad y el eje sobre su propio cuerpo. El gacho de Rincón no valió un duro, como toda su novillada.

Decepcionante por tanto el inicio de esta miniferia otoñal, con un desastre ganadero de un ídolo en las Ventas. ¡Qué se le pasará por la cabeza a Rincón, lidiador de toros tan importantes como Bastonito, sabedor de cómo vibra una plaza como Madrid con semejante casta y poder, al ver lidiar a sus púpilos de esa manera en la Capital!.

Mañana nueva dosis de lisardos con un mano a mano más que apetecible. Dos conceptos totalmente opuestos que pueden encajar a la perfección en una gran tarde de toros. Esperemos que la del Puerto ayude y tenga mejores cosas que contar.

Un saludo

Borja González.

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