martes, 11 de abril de 2017

UN TORO COMPLETAMENTE DISTINTO (Crónica Domingo de Ramos 2017)


    Foto: www.las-ventas.com

COMPLICADA CORRIDA DE VICTORINO CON UNA MUY BUENA ENTRADA EN LOS TENDIDOS.

Madrid. Plaza de toros de Las Ventas.
Tercera de temporada. Domingo de Ramos 9 de abril de 2017.
Toros de Victorino Martín Andrés y uno de San Martín (6º bis) para:
-       Iván Fandiño: silencio y pitos.
-       Alberto Aguilar: silencio y saludos tras dos avisos.
-       Gómez del Pilar (confirmación): saludos y silencio tras aviso.

Entrada: Tres cuartos de aforo. 17.625 espectadores.

Complicada y correosa corrida de Victorino Martín en su debut en Domingo de Ramos.
Un encierro desigualmente presentado que se caracterizó por su complejidad en el último tercio, con un paso discreto por el caballo, donde no se le hicieron bien las cosas, para que negarlo.

El comienzo del festejo fue todo un homenaje al pequeño Adrián Hinojosa, fallecido horas antes en su localidad valenciana tras una durísima pelea contra esa maldita enfermedad. La plaza rompía en un estruendo ante el minuto de silencio que nunca debió llegar. Un pequeño homenaje de agradecimiento a tantísima fuerza de voluntad. Desde estas humildes líneas, todo mi apoyo a la familia.

Pero la vida sigue, y el homenaje triunfal de la tarde no pudo ser. Muy en parte por la “no buena” corrida de Victorino Martín, que confirmó por hechuras y falta de regularidad, que la corrida de San Isidro es la esperada y reseñada por todos. No fue una corrida pareja. Tres primeros muy entipados y lineales, mole el cuarto, el gran Bosquimano, y algo feote el quinto (sexto titular corrido por la entrada en enfermería de Aguilar tras un golpe en las costillas), fuerte de pecho el sexto, al que le atronaron con una ovación de salida como ya hicieran con primero y cuarto.

En primer lugar salió “Estaquero”, de lujosa estampa y armonía, sin excesos por ningún lado, pero con 600 kilos a sus espaldas. Lo recibió el toricantano frente a chiqueros, en una clara declaración de intenciones. Estaquero se paró en seco y midió al toledano. Primera radiografía de la tarde. No quiso jaco, a pesar de la intención de Noé por lucir al cornúpeta, que siguió estudiando a cada uno de los componentes de la cuadrilla del confirmante. Siguió cortando en banderillas, y llegó tan avispado como orientado a la muleta del madrileño, que mostró firmeza y querer en terrenos del 7. Toques bruscos, media altura, poca lidia y entrega del mando al complicado Estaquero. Primera falta de tauromaquia por doblones de la tarde. Aunque no lo entiendan. Saludos desde el tercio por disposición y valor.

Barbacano” fue el segundo. Otro toro guapo y serio, de viva mirada y A coronada, que cumplió en el caballo con la cara abajo, y que desarrolló buenas embestidas por el pitón izquierdo, largas y humilladas. No estuvo a la altura Fandiño, que no tuvo su mejor reencuentro con Madrid. Acortó distancias y profundidad al muletazo, buscándose él mismo las complicaciones dejándose al de Victorino en los mismos tobillos. Acosó a Barbacano por cercanías, y allí el cárdeno se hizo el amo. La plaza tomó partida por el toro, que se fue ovacionado tras un estupendo bajonazo. Leves pitos para Fandiño.

Alberto Aguilar entró por enfermería en el acceso a la plaza. Al parecer, sufrió un fuerte golpe en las costillas días atrás, y siendo sinceros, se le vio mermado y falto de facultades en la cara del toro. Su primero, “Buscador”, le hizo pasar las de caín. Un animal fiero y poderoso, de reservada arrancada e impetuosa embestida, que levantó la expectación de más de uno en sus asientos. Las feroces pasadas por los muslos del madrileño, fueron a mi parecer, lo más meritorio y espectacular del festejo. Hubo una tanda de derechazos, con tres ligados y una colada, terriblemente arriesgados y emocionantes. Lucha de “tú a tú”, sin trampas ni cartón, por derecho y con la vida pendiente de un hilo.  Y ahí es cuando entro en las dificultades de Aguilar en la tarde. En otro momento, estoy seguro de que le hubiera dado cera al peligroso y encastado Victorino. La sensación fue de quedarse todo a medias.

“Bosquimano” salió en cuarto lugar para hacerse el amo del ruedo. La ovación fue apabullante a su salida, a pesar de sus enormes hechuras y destartalada estructura, para nada relacionada con el toro de Galapagar. Entró con todo al caballo, sin empujar como fuera debido, y pasó sin gracia y a media altura en la muleta ya débil de Fandiño, que volvió a elaborar un trasteo sin mucho sentido. En redondo y acelerado, con dudas y ya fuera de juego, el vasco no acababa de convencer a la parroquia, que una vez más, volvía a colocarse, esta vez de forma sorprendente, de parte del burel. Palmas inmerecidas en su arrastre, y pitos de castigo para un Fandiño que sigue sin encontrar su rumbo.

Salió el sexto titular en quinto lugar, por la asistencia de Alberto Aguilar tras un fuerte choque con el primero de su lote. “Murallón” levantó ligeras protestas tras su presencia en el ruedo. Nada extrañable tras aparecer con 100 kilos menos por detrás de su hermano comilón Bosquimano. Incomprensiblemente, dicho sea, ya que su agalgada figura y hocico ratuno, era mucho más indicador de la marca Victorino. Abría mucho la cara, y estaba ligero de carnes. Fue más dócil que ninguno de sus hermanos, y hasta quiso tirar para delante por el pitón izquierdo. Los toques secos y el embarullado trasteo de Gómez del Pilar no fueron la mejor medicina para semejante morlaco. Por el derecho tuvo dos avisos desafiadores. No le gustó ni un pelo. Mal con la espada y silencio para ambos.

Sexto de la tarde. “Gardacho” de nombre. Devuelto a corrales por su falta de fuerza tras varias pérdidas de manos. Debió aguantar algo más el presidente. A la postre, era el toro que mejores manifestaciones de bravura estaba haciendo durante su lidia. En su lugar salió un engatillado toro de San Martín, que tampoco anduvo sobrado de fuerzas. A este lo mantuvo Trini, y Alberto debió agradecerlo viendo como avanzaba el festejo. “Cadencioso” hizo honor a su nombre, y desarrolló una lenta y profunda embestida por ambos pitones tras un discretísimo tercio de varas. Alberto, se gustó en una templada y poco rotunda faena de muleta. Los mejores pasajes, llegaron al natural, y sin ligazón, que cuando el material es bueno, no hace falta que sea repetitivo. De uno en uno, por derecho, templado y hasta el final. Una lástima que se cambiara de mano cuando más auge estaba recogiendo la faena. La nobleza del animal, permitieron el disfrute del madrileño, que no acabó de redondear la faena. Fallo a espadas y saludos merecidos desde el tercio.

Y esto fue todo lo acontecido en la primera corrida de la era Casas. Ante todo, destacar el estupendo ambiente vivido desde por la mañana, y la fantástica entrada que registró la plaza.

¡Adrián, no te olvidaremos!

Un saludo

Borja González

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