Los mayorales
de Saltillo y Valdellán saludan al término del festejo tras una gran tarde de
toros en la capital. Importante faena de Fernando Robleño y gran estocada de
Cristian Escribano en su confirmación de alternativa.
Gran
tarde de toros la vivida en la tarde de ayer en la capital. Un estupendo
desafío ganadero que finalizó con el saludo desde el tercio de ambos mayorales
tras el juego de sus pupilos en el ruedo venteño. Un desfile de casta y bravura
que amenizó a los más de siete mil espectadores que se daban cita en el granito
venteño, aún con las obras a medio gas.
Saltillo presentó tres toros de dispares
hechuras y pelajes. Sobresalió el gran tercero, al que llegó a pedirse la vuelta
al ruedo en su arrastre. Conmovedor fue la ovación que atronó cuando aún las
mulillas ni habían pisado el ruedo madrileño. Emociones a flor de piel. Y es
que “Horquitillo” dejó a “Asturdero” a la altura del betún. Bravo y enclasado,
dulce en la frágil muleta de un Venegas equivocado. Afición en contra tras una
decisión desafortunada. Primero y segundo dieron opciones a derechas, sin
grandes dotes de casta. Monjitas de la caridad respecto a los marrajos de Isidro.
Ganó
bajo mi punto de vista Valdellán,
por casta y presencia. Impecable la lámina de sus tres protagonistas. Seriedad,
cuajo e integridad. Casi nada. El temperamento encastado del cuarto me ganó por
completo. Poderoso en el caballo, sin llegar a sacar nota, pero con un fondo
estupendo de bravura en el último tercio. Un señor toro. Complicaciones mostró
el encastado quinto, y prontitud y franqueza el precioso sexto. Una
presentación inmejorable para la vacada leonesa. Mi enhorabuena.
Como
monumental fue la estocada que propinó el confirmante Cristian Escribano al toro que abrió plaza. Un soberano volapié que
levantó los tendidos de Madrid al golpe de palmas. Diez segundos de vida para
el saltillo, que no pudo tener muerte más digna. Pañuelos en mayoría y oreja a
la antigua. Y es que su faena no pasó del aprobado. Derechazos acompañados, con
notables pases de pecho. Superado al natural, donde el saltillo repuso en
demasía. No llegó al poder necesario.
Con
el sexto más de lo mismo. Falló en distancias. Pareció fácil dar espacio al
bueno de Valdellán, pero quiso empeñarse en la distancia corta. No aprovechó el
primer viaje del cornúpeta, por lo que costó un mundo ligar el tercero.
Desbordado de nuevo al natural y con ciertas complicaciones en la suerte
suprema. Debemos darle sitio, lo merece.
Fernando Robleño hizo el toreo. En su plaza. En su
Madrid. Tardó la plaza en darse cuenta del mérito de meter al imponente
berrendo (o eso ponían) en el trapillo. Dos tandas de mando, sin llegar a meterse
con él, para luego torear como mandan los cánones. De arriba abajo, de fuera a
dentro, pasándoselo por la misma barriga, para rematar detrás de la cadera. Ahí
quedan cuatro o cinco derechazos monumentales, en los que rugió Madrid. Se vino
arriba Fernando para regalarnos una estupenda serie de naturales de frente.
Media distancia, punteras al frente, pecho por delante y a dejarse llegar
semejante tren. Qué emocionante joder. El pinchazo privó una petición mayor. La
oreja fue incontestable.
Muy
serio estuvo con el segundo, el de menores opciones del encierro. Firme y sin
dudar ni una sola vez en la cara del toro. A su altura llevó la muleta por
derechazos. De nuevo pinchazo y estocada desprendida. Palmas.
José Carlos Venegas se fue contrariado de una plaza en la
que siempre ha dado la cara. Su inoportuna e incomprensible (¿?) decisión de
amasacar al tercer toro de la tarde en el caballo enfureció a unos tendidos que
pronto se pusieron a la contra. Habría que preguntarse qué pasó allí, aunque
sea siempre el primer responsable. Horquitillo mostró sus buenas condiciones de
salida, en un interminable saludo capotero que nunca quiso acabar. Gustavo
Martos se ensañó con el animal de forma descarada, entre el asombro de todos
los espectadores. Tres varazos (el último permitido y casi obligado por el
presidente de moda) que tiñeron de sangre el lomo del buen saltillo. Nada tuvo
importancia a partir de ese momento. Ni el eterno cambio de mano al ralentí que
recetó el pobre Venegas, ni los tres o cuatro muletazos al paso que pocos
quisimos ver. Faena a la contra y ovación unánime con petición de vuelta al
ruedo para el gran Horquitillo.
Se
la jugó con el exigente quinto, como prueba de su valentía innata. Las guadañas
del Valdellán rozaron los muslos del andaluz, en un esfuerzo muy poco premiado
por los tendidos. Cada embestida fue un trago. Un duro enfrentamiento que
apenas fue cantado. Le engancharon los finales y el resultado no fue el
esperado. Yo sigo confiando.
Finalizaba
así un festejo completo y que no dejó indiferente a nadie. Todo el mundo salió
hablando de toros. Todo el mundo querrá repetir. Porque esta es la esencia de
la Tauromaquía, la del toro poderoso y el hombre valiente. Todo un acierto.
Un
saludo
Borja
González
Madrid. Plaza de toros
de Las Ventas.
1º Corrida desafío
ganadero. 9 de septiembre de 2018.
Toros de Saltillo (1º,
2º y 3º) y Valdellán (4º, 5º y 6º) para:
- Fernando
Robleño: palmas y oreja.
- José
Carlos Venegas: pitos tras aviso y silencio tras aviso.
- Cristian
Escribano: oreja y silencio tras aviso.
Entrada: 7.044
espectadores.
Nota: Saludaron en
banderillas Ángel Otero en el 1º y Raúl Cervantes en el 6º. Ovacionado también “El
Legionario” en el puyazo al 4º.
Ficha de los toros
lidiados
·
Primero. “Ruidón” nº 46, cárdeno de
556 kilos. (Palmas)
No cumple en su encuentro con los
caballos. Nobleza y recorrido por el pitón derecho, algo desentendido a final
de muletazo. De corto recorrido por el izquierdo, sin llegar a emplearse.
·
Segundo. “Salador I” nº 42, negro de
581 kilos. (Silencio)
Largo y suelto de carnes. Salta al
callejón y parece lastimarse. No cumple en varas y llega condicionado al último
tercio, con un potable pitón derecho. Falto de casta.
·
Tercero. “Horquitillo” nº 24, cárdeno
bragado meano de 510 kilos (Gran ovación)
Se le llegó a pedir la vuelta al
ruedo. Recibió tres terroríficas varas en manos de Gustavo Martos. Llegó con
nobleza y profunda humillación a la muleta. Clase a raudales por ambos pitones.
·
Cuarto. “Navarro” nº 15, berrendo en
negro de 604 kilos (Ovación)
Ovacionado de salida por su impecable
presentación. Recibe tres varas y llega con fondo a la muleta. Siempre a más,
con embestidas poderosas y entregadas.
·
Quinto. “Hormiga” nº 1, negro bragado corrido
axiblanco de 610 kilos (Palmas)
Ovacionado de salida. Ofensivo y muy
serio. Con mucho cuajo. Exigente y poderoso en la muleta, sin regalar una sola
embestida.
·
Sexto. “Montañés” nº 17, negro bragado
de 593 kilos (Palmas)
También fue ovacionado de salida.
Pronto y alegre en tres varas, la última desde prácticamente los medios. Llega
con buen aire al último tercio, noble y franco por ambos pitones.
1 comentario:
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