lunes, 10 de agosto de 2015

NO HUBO QUINTO MALO (Crónica de Madrid 2 agosto 2015)




Gran novillo de Martín Lorca en Las Ventas. Buen capote de Vanegas, herido y detalles de Marcos.



Madrid. Plaza de toros de Las Ventas.
2 de agosto de 2015.
Novillos de Martín Lorca y Escribano Martín (3º) para:
-       Manuel Vanegas: silencio tras aviso y división al saludar. Herido por el quinto.
-       Gerardo Rivera: silencio tras aviso y vuelta al ruedo con protestas.
-       Alejandro Marcos: silencio tras aviso y saludos.
Entrada: Alrededor de un cuarto de plaza.

Notas:
-       Destaca la actuación en la brega de Martín Blanco en la lidia del tercer animal, asi como las dos varas de Mario Herrero, de la cuadrilla de Alejandro Marcos.
-       Se tomaron las medidas acordadas para el mes de agosto, saliendo los varilargueros por la Puerta de Madrid y vistiendo de corto el chulo de toriles.


Novillos lidiados:
·         Primero. “Torero” Nº 11, negro listón de 485 kilos (Silencio)
Serio y bien presentado. Encastado y con dificultades en el último tercio.
·         Segundo. “Español” Nº 31, castaño de 470 kilos (Pitos)
Manso y desfondado tras una dura segunda vara. Apagado, noble y descastado.
·         Tercero. “Lector” Nº 57, negro bragado meano de 464 kilos (Silencio)
Algo terciado, con más genio que casta, movilidad y cierto descontrol en sus embestidas.
·         Cuarto. “Japonés” Nº 17, castaño bragado meano axiblanco de 512 kilos (Silencio)
Tuvo poco fondo en el último tercio, excesiva nobleza y poco poder.
·         Quinto. “Valiente” Nº 14, negro de 481 kilos (Palmas)
Buen novillo. Derribó en la primera vara, peleó con la cara alta en el segundo encuentro, haciendo hilo constante a todo el que se le ponía por delante. Encastado y humillador en la muleta.
·         Sexto. “Cernícalo” Nº 30, negro de 520 kilos (Silencio)
Manso, flojo y descastado, Tuvo muy poco recorrido y no dio opciones en el último tercio.


Algo de positivo tiene que haber cuando vas tarde tras tarde a una plaza de toros como Madrid, por poco que sea. Hoy tuvimos el gusto de ver uno de esos novillos que te embelesa de principio a fin, sorteado en quinto lugar y de nombre “Valiente”. Bajo como el solo, pobre de cara y suelto de carnes, codicioso en sus embestidas, pronto y veloz en el caballo, donde no aprobamos su segunda entrada, y fiero y embestidor en la muleta. Una locomotora de humillación, largura y bravura tapada por la inexperiencia y falta de poder del novillero mexicano Gerardo Rivera, totalmente desbordado cuando intentaba torear al natural, y sin marcha atrás cuando volvía a intentarlo con la diestra, acortando la distancia y ahogando al bueno de “Valiente”.

Fue este un novillo bueno pero no tonto, que derribó en la primera vara y se arrancó como un misil a por la segunda, donde empujó con la cara alta. Anteriormente hirió de forma espeluznante al joven Vanegas, que salía del burladero del ocho para posicionarse junto al piquero, en un relance del animal que pilló de improvisto al venezolano, prendiéndolo del pecho sin aparente calado y llevándolo cual perchero más de quince metros. Un auténtico milagro. También apretó lo suyo en varas, y persiguió hasta el final y por los pelos a todos y cada uno de los subalternos que le corría en la cara. La emoción que le faltó a la novillada se acumuló en estos veinte minutos de lidia ordinaria. Todo un gusto para los poquísimos aficionados que nos juntamos en los tórridos tendidos de Madrid, que vuelve a tambalear en verano con semejante programación taurina.

Vanegas fue quien abrió la novillada, acabando en enfermería tras el percance en el quinto novillo. Su capote fue sin duda de lo mejor de la tarde, cadencioso, natural y muy bien llevado en todo momento. No fue el caso de las banderillas, hilando nada fino en su primero, con hasta tres pasadas en falso, algo que no gustó mucho al personal. Muleteó con ajuste pero sin gracia a sus dos bureles, totalmente opuestos. Casta y cierto peligro tuvo el astifíno y ofensivo primero, que vendió cara su vida, prendiendo en más de una ocasión al joven venezolano, que de actitud fue sobrado. Se dejó llegar los pitones a los muslos pero el trasteo careció de limpieza y continuidad. Se tiró por derecho para recibir otra voltereta más. Tardó en doblar el animal y recibió silencio.
El cuarto fue un animal mucho más insulso. Llegó a la muleta parado y bobalicón y Manolo se empeñó en alargar un trasteo que pareció no tener fin. Lo mejor en este sería el gran saludo capotero por verónicas. Saludos por su cuenta con sus consecuentes protestas.

Gerardo Rivera a priori sería el triunfador de la tarde por esa vuelta al ruedo en las reseñas. Una pena que en ninguna pongan las protestas al iniciarse y el valor de la misma tras darla por su cuenta. Y más aún cuando estuvo por debajo del novillo de la tarde. Demasiado respetuoso estuvo la afición con él, para que negarlo. Y es que le puso ganas de principio a fin, se ve un torero guerrillero, pero carente de poso y torería, algo que manifestó cuando el arrebato de Valiente calmó ante tal ímpetu por comerse la pañosa.
Tampoco gustó lo fuera que se situó para matar, cierto es que por arriba, a sus dos oponentes, perfilándose ya muy fuera de la rectitud del animal.
El segundo novillo se acabó con la terrible vara que recibió en manos de Gustavo Marcos. Llegó desfondado y sin fuerzas al último tercio.

Sin duda el concepto lo puso Alejandro Marcos, en su tercera tarde en la capital en lo que va de año. Es un torero de ideas claras, erguida figura y que sabe salir torero delante de la cara del toro. Para ello tuvimos que esperar al sexto, el de quizá menos opciones de triunfo por su falta de empleo y casta. A pesar de ello sacó el repertorio el charro, encimista por momentos, pero elegante y mandón en varios muletazos enroscados y bien ejecutados. No pasaría lo mismo con su primero, un desigual y algo descompuesto novillo de Escribano Martín, que llegó a lastimarse tras una fea caída en la primera tanda en los medios, cuando acometía con alegría y boyantía a las telas del salmantino. Acusó entonces el terciado animal tal terrible desastre, punteando continuamente los engaños y soltando la cara de forma excesiva y alocada. Le costó entonces templar a Alejandro tan difícil papeleta, siendo innumerables los enganchones de la misma.


Esto fue el prólogo de agosto, un mes taurino con una programación paupérrima en la primera plaza del mundo. Que Dios nos pille confesados…

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